CUARENTA Y SEIS

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RECUERDEN COMENTAR LECTORES QUE SOLO VOTAN.

Con un simple: bien. Ya me conformo.

¡Espero que lo disfruten!
Jajajajajajajajaja

ZAYA:

Alexander camina nervioso de un lado a otro, aún no sabemos nada del estado de su madre y eso nos trae bastante preocupados. Observo el movimiento del personal de la clínica, todo esto me recuerda cuando Maggie se quemó el brazo, me doy cuenta cuánto la extraño y la falta que me hace cada día.

-Familiares de Ninha Greco -habla un médico.

Alexander se aproxima a él rápidamente, yo lo hago un poco más cautelosa ya que no soy de la familia.
Sólo estamos Alexander y yo, el resto del personal sigue en la tienda con sus labores.

-¿Cómo está mí madre? -pregunta afligido.

El doctor lo mira apenado, se nota en su expresión que no trae buenas noticias.

-Lamento informarle que su madre sufrió un infarto, y para su edad la ha dejado bastante mal.

-¿Qué tan mal?

- Su madre se encuentra en estado de coma; el infarto le provocó una encefalopatía hipóxico-isquémica.

-¿Qué? ¿Qué eso? -sus ojos estaban irritados y supuse que debía estar sufriendo por dentro.

- Es un cuadro anatomoclínico caracterizado por secuelas motoras y neuropsicológicas secundarias a la falta de oxígeno por cese de flujo sanguíneo cerebral.

Alexander giró dándole la espalda al doctor, se dirigió directamente a mí y me abrazó con mucha fuerza. Sentí su aliento en mí cuello, sus manos recorrían mí espalda, también lo abrace sabiendo cuanto lo necesitaba en ese momento.

-No se recuperará -murmuro.

-Shhh... No digas eso, Ninha es muy fuerte -intente consolarlo.

El tiempo pasó, él entró a verla y yo me limité a seguir esperando en la sala de espera pérdida en los recuerdos del verano.

***

Pasaron tres días desde el incidente de Ninha, cada día acompañaba a Alexander para que viera a su madre, y recibiera noticias sobre el avance de su salud. Pero nunca había buenas noticias, las radiografías cerebrales no eran para nada alentadoras.

Todo en la tienda siguió su curso, Alexander se hizo cargo de la gerencia y demás cargos o al menos eso creíamos, hasta que llegó un abogado con un anuncio especial.
En ese momento él y yo hablabamos sobre el viaje a Italia y los preparativos que esté conllevaba.

-Señor Greco -estiro su mano para estrechar la de Alexander- Vengo por algunos asuntos de sumo interés para usted.

-Siéntese -le pidió amablemente- ¿Qué lo trae por aquí?

Me puse de pie dispuesta a marcharme pero él me detuvo, volví a sentarme en el mismo lugar, a la izquierda de ambos en un pequeño sillón.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora