OCHO

1.3K 144 17
                                    

ZAYA:

Obviamente nadie me felicito en casa por el mérito de crear un vestido, mamá ignoraba a que me dedicaba y Dante estaba algo ausente estos dias.
Apenas si comí un sándwich y fui directo a la cama, las noches eran demasiado cálidas para dormir tapada. Escuché a mi hermano entrar suavemente, rara vez llegaba tarde a escondidas. Se suponía que es un hombre adulto hecho y derecho, sonreí al oír como tropezaba con todo en su camino.
Decidí sorprenderlo al pasar por mi puerta. Sus pasos resonaron cerca.

—¡DANTE! — exclamé.
Dio un pequeño salto que me hizo carcajear.

— Me diste un susto de muerte. ¿Por qué hiciste eso? —pregunto molesto.

— Llegas tarde, tus pasos ruidosos no me dejan dormir.

Paso a mi lado empujándome con la mano.

— A la cama — susurro.

— ¿Qué ocultas hermano?

— A la cama Zaya, otro día hablamos. Hoy estoy muy cansado.

Me dio la espalda y salió rumbo a su habitación, las cosas con mi hermano estaban cada día peor. Nuestra distancia era evidente y no quería perder el lazo que nos unía.

—Buenas noches — salude pero no me contesto.

                              ***

— Zay Zay — dijo Margarita al verme cruzar la puerta de entrada.

— Buenos días Maggie — la salude con un beso.

Me tendió un vaso de café de Starbucks, a pesar de las veces que le dije que no era necesario que me lo comprara no hacía caso y siempre traia uno para mí.

Entre a mi oficina con ella pisandome los talones, allí en mi mesa de dibujo se encontraba un enorme ramo de flores de todos los colores.
Suspiré al verlo, fue impactante y emocionante por un instante.

— Trae una tarjeta Zay Zay. Están hermosas y huelen al cielo — dijo Maggie tendiendome la misma con una sonrisa de emoción incontenible.

— ¿A que huele el cielo? — pregunté abriendo el sobre.

— A estás espero... — respondió tomando una rosa.

Me dispuse a leer la tarjeta.

=============================

~ Felicidades mi amor, estoy feliz por tus logros. Quiero que sepas que no te olvido y que quiero que tomes este obsequio como una muestra de paz ~ 

                               Mi corazón es tuyo.
                                             NILAS.

==============================


Mi corazón se detuvo al ver la firma.

— ¿Quién trajo esto? — pregunté a Maggie.

— Un mensajero, creo.

Rompi la tarjeta en mil pedazos ante la mirada atónita de mi amiga.

— ¿Qué te pasa? —pregunto tomándome de las manos.

— Jamás, escúchame bien — hable con seriedad — nunca dejes que alguien con el nombre Nilas traiga obsequios o flores o cualquier cosa. ¿Oíste? — dije con un nerviosismo que me estaba haciendo temblar.

— ¿Pero quién es Nilas? — pregunto confundída.

— Nadie. Ahora por favor, toma esas flores y ve al contenedor de enfrente y tiralas allí.

— Zaya...

— Por favor Margarita, algún día te contaré sobre todo esto pero ahora no puedo. ¿Por favor? — pedí mientras miraba las flores.

Pareció dudar un segundo, era extraño y ambas lo sabíamos pero aún así tomo el ramo y salió por la puerta con paso firme hacia el basurero gigante que estaba cruzando la calle, pavoneándose y moviendo las caderas. Arrojo las flores como si fuera una mujer despechada. Sonreí al ver como me saludaba con una sonrisa llena de complicidad.

— Gracias Maggie.

— De nada — respondió sentándose a mi lado. La mesa estaba repleta de diseños a medio acabar, lápices, colores y alguna que otra muestra de tela.

— ¿Sigue en pie lo de esta noche? — inquirió mientras fingía que me ayudaba a organizar.
Ella no tenia por qué estar junto conmigo, pero no le importaban las reglas.

— ¿Qué hay esta noche? — quise saber mirando unas hojas.

Me observó con una ceja alzada.

— Hoy vamos al bar de Milo, donde termina el pueblo. ¿Recuerdas?

Oh dios. Lo olvidé.

— ¿Ya es viernes?

— No te librarás de esto Zay Zay. Lo prometiste. — me arrojo una mirada que lo decía todo y se marchó a su lugar de trabajo.

Quise despejar mí mente pero no pude, pasaron dos años desde la última vez que Nilas se cruzó en mí vida y creía que así se quedaría pero no. Su mente retorcida aún estaba pendiente de mi, y me aterraba saber que probablemente me vigilaba. Pero ¿Por qué ahora? ¿Por qué decidio que estaría bueno volver a joderme la vida?
Algo cambio y no podía entender que era. ¿Como podía mantenerlo alejado? No podía ir a la policía por una orden de restricción contra alguien que jamás me amenazó de forma directa. Solo debía ser precavida e intentar mantenerlo alejado.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora