SIETE

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VOTEN POR FAVOR!

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ALEJO:

Pase toda la tarde junto con mi nuevo amigo, el viejo Ángel Carpenter. Aunque ayudarlo fue agotador, muy muy agotador, no pude evitar sentirme satisfecho. Hice una buena obra después de tanto tiempo, además proporcione algo de compañía a aquel hombre solitario, pasamos horas hablando sobre su vida y en parte la mia.

Al atardecer decidí poner manos a la obra y comenzar pintar el muro lateral que me facilito, decidi darle una mano blanca para que luego los colores se vieran más brillantes y tambien porque la pared estaba opacado por la humedad y la suciedad.

Mi madre siempre dijo que yo tengo un sexto sentido para algunas cosas, y aunque muchas veces crei que eran ideas suyas, pronto aprendí que era real. Sentí ese cosquilleo en la parte posterior de mi cuello, los bellos de los brazos se erizaban, me gustaba llamarlo mi sentido arácnido.
Gire sintiéndome observado, a lo lejos iba ella con la capucha de su campera tapándole el rostro. Sonreí sin desperdiciar ni un segundo de aquella vista, se notaba que andaba con prisa y evitaba mirarme.

"Zaya 1 - Alejo 0" - pensé.

Por un segundo suspire aliviado, no me hubiese gustado que nuestro primer beso fuera así, con ella asustada y yo oliendo a sudor y pintura fresca. 

Al bajar el sol, tome mis cosas y me despedí de Ángel prometiendole que volvería los días siguientes para terminar mi obra. El hombre era sencillo y amable pero detrás de toda esa fachada de bondad se escondían unos ojos sumamente tristes. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al salir de alli, me sentía triste de haberlo dejado solo.

Al llegar a casa de tia Teffy, me encontré con ella haciendo la cena junto con Mateo sentado en el lavabo de platos sucios. Los salude y me subi a dar una rápida ducha fria.

- Primo... - escuche la voz de Lola al acabar de vestirme.

Abrí la puerta dejandola pasar, poco a poco entro, miraba a todos lados como si quisiera descubrir algo escondido.

- ¿Qué pasa? - pregunté extrañado.

Se encogió los hombros y se sentó en mi taburete, miro el lienzo en blanco y giró a verme.

- Hoy leí los chismentos por Internet -comenzo a hablar - todos te ven como el culpable.

Me senté en la cama y frote las manos contra mi jean.

- Era de esperarse, fui yo quién dio un paso atrás - espete.

- Creo que deberías dar tu versión de los hechos, se dicen mil cosas de ti y ensucian el apellido de los Strauss.

- ¿Crees que a mis padres les importará lo que dicen un montón de periodistas que viven de las injurias que causan a los demás? - pregunté ironico.

Ella negó con la cabeza pero sabía que aún no contestaba a todas sus preguntas.

- ¿Qué pasó primo? ¿Por qué lo dejaste todo para venir aquí?

Me agite el cabello mojado, vi las gotas que escurrian por mis dedos.

- No fue mi elección, ella lo planeó todo. Siempre supo que su familia no aceptaría lo nuestro, me ocultó eso hasta que anunciamos nuestra boda - dije con un tono triste.

Recordé a Sylvania, su cabello rojo y sus ojos del cielo, cuando hablaba parecía un dulce ángel recitando una oración, con una mirada lograba que quedarás atónito. La belleza personificada.

- Eso es estúpido primo...

- Ya no importa, duele pero deseo superarlo, sea como sea - deseaba ser convincente.

- ¿Es por eso que quieres algo con Zaya? ¿Para olvidar a la otra?

No conteste a eso porque ni siquiera yo lo sabia.

- No tendrías que estar haciendo eso, acabas de cancelar tu boda con esa niña rica y ahora andas tras otra - dijo algo molesta.

- Mira quien viene a aconsejarme - contesté siendo lo más hiriente posible.

- Tienes razón, justo yo que abandone a mi hijo para ir detrás de cada hombre con dinero que me crucé - respondió.

Se puso de pie dispuesta a cortar está charla sin sentido.

- ¿Por qué me llamas primo? - pregunté mirandola desde la cama.

Se dio la vuelta y pude ver como una lágrima corría por su rostro.

- No me gusta el nombre que escogiste para escapar de tu vida y asumir una nueva identidad, pero sobre todo no me gusta lo que estas haciendo con él antiguo tú...

- Sigo siendo yo -murmure.

Negó sin quitar sus ojos de los mios.

- El antiguo tú no usaría a Zaya para olvidar a Sylvania, él la enamoraria con su particular forma de ver el mundo.

Cerró la puerta tras salir. Me quedé hipnotizado viendo la puerta...

Zaya era hermosa, sus ojos dulces como la miel, ese cabello oro que enmarca su rostro de forma perfecta. Una silueta sutil pero atractiva, pero algo en ella me decía que no seria fácil de conquistar. Era hostil y apática pero aún así me gustaba, en mi mente formularia mil formas para hacer que me aceptará en su vida, lograría que me quisiera. Ella sería mi piedra amorfa lista para esculpir y al finalizar sería mi más grande obra de arte. 

Baje a cenar pasados unos minutos, Lola intentaba alimentar a Mateo y la tia Teffy se proponía tener una charla conmigo.

- ¿Has visitado el pueblo? - preguntaba sirviéndome algo de beber.

- Un poco si...

- Lola, ¿Por qué no llevas a Alejo a que se divierta una noche? - habló gentilmente a su hija.

- No. ¿Porqué yo? - preguntó esta con una exagerada mueca.

Tia Teffy le dirigió una mirada severa y sumamente disgustada.

Lola cambio su expresión áspera por una sonrisa falsa de comerciales.

- ¿Qué dices primo? ¿Vamos por unas copas? - preguntó con un tono de voz chillón.

- Será un placer - contesté disfrutando de su humillación.

- Iremos, tal vez el sábado o el viernes depende del clima... - se encogió de hombros.

Llegué agotado a la cama, sentí mi mente divagar hasta dar con un pensamiento oportuno. Si hoy había visto a Zaya significaba que probablemente esa era el recorrido que hacía para ir a casa, sonreí pensando en como disfrutaría cruzarme en su camino.

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Para ahogar esta pena buscaré una
Sirena...

                               CALI Y EL DANDEE
                                                 SIRENA
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MIL GRACIAS POR LEERME!

CON AMOR, YANNI

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora