TREINTA Y TRES

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Dedicado a lalo01996

ALEJO:

La veo dormir tan tranquila que mí corazón no puede evitar sentirse satisfecho, recuerdo la noche anterior, mi mente delira ante los momentos evocados, sonrió, me siento eufórico. Pude sentir como nuestros cuerpos se unían hasta convertirse en uno solo, su piel siendo admirada por mis dedos, sus labios rogando mis besos.

Años atrás soñaba ser el último en la vida de una chica y ahora estoy aquí rogando con ser el primero en la vida de Zaya de todas las formas posibles, en su corazón, su alma y su cuerpo.

Ahora ella era mía, no solo tomé su virginidad para amarla como nunca nadie lo hizo, también lo hice para demostrarme a mi mismo que ella lo valía todo.

Poco a poco despierta, veo sus ojos caramelo me buscan hasta que esa bella mirada choca con la mía, sonríe, me acerco lentamente y la tomó entre mis brazos, oigo como suspira y me preguntó en qué piensa.

— ¿Estás bien? — quiero saber.

Asiente con la cabeza sin decir una palabra.

Entrelaza sus dedos con los míos, beso sus nudillos y ella me regala uno en la mejilla.

Mi pecho se hincho de felicidad, era como si me hubiese ganado la lotería.
No tenía nada de malo intentar amar a alguien después de que tu corazón fue destrozado por la mujer de tus sueños.

— Alejo... — susurra.

— Si, mi Lucero — contesto.

— Gracias — dice.

— ¿Por qué?

Podría estar agradeciéndome por quererla, por hacerle el amor, por acompañarla pero sé que Zaya no es tan afectuosa.

— Por ser tú, por ser honesto...

Mi mente quedó en blanco, no era sincero con ella.
Juro por Dios que lo pensé, que iba a confesarle todo y decirle que escapaba de una vida llena de comodidades, de gente falsa, de un apellido reconocido mundialmente, que no podía superar el saber que en alguna parte de Italia habria una familia que no me quería y me dio en adopción.
Soy un maldito desgraciado por mentirle.

Mis inseguridades brotan, no sé qué responder, sonrió nervioso.

★★★

ZAYA:

Decido pasar año nuevo junto con Maggie, llegó a la clínica casi al atardecer y la encuentro maldiciendo los dolores que tiene en el brazo.

— ¡Por fin Zay Zay!

— ¿Cómo estás? — pregunto sonriendo.

— Yo bien pero tú — me observa fijo — Wow te ves algo diferente. — comenta.

Intento no sonrojarme e ser mi más natural posible.

— Noup.

— ¿Zay Zay?

Sus ojos me escrutan de arriba a abajo.

— ¿Si?

No quiero mirarla a los ojos.

— ¿Cómo estuvo el viaje? — pregunta con vos pícara.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora