VEINTICINCO

1.1K 147 16
                                    

ALEJO:

El Jeep se impregnó con su fragancia frutal, algo había cambiado, se notaba en su forma de actuar. Una sonrisa limpia y dulce adornaba sus labios al igual que los míos, se veía algo despeinada sin embargo no perdía un gramo de belleza.
Miraba la pulsera que le regalé y me miraba a mi, los deseos de frenar el auto y tomarla aquí se me hacían incontrolables, quería ser el primero en su vida en todas las formas posibles pero de la mejor manera. Sin dañarla, sin lastimarla.

- ¿Qué haremos mañana? - pregunté emocionado.

- No sé, debo resolver lo de Maggie y mi empleo. - contestó sin perder la alegría.

- Entonces te invito a cenar. ¿Qué dices? Tú eliges la comida.

Asintió mientras se mordía el labio inferior, esa acción tan simple e inocente hacia reaccionar mi miembro a la vez que desataba mi cordura. Por dentro me retorcía del dolor al no poder satisfacer mis necesidades, pero ella valía la abstinencia.

Llegamos a su casa, podría jurar que sus ojos se tornaron tristes al ver como nuestra noche especial se estaba acabando.
Bajamos en silencio, la acompañe hasta la puerta y me sentí  cruzar el umbral con ella en mis brazos y hacerle el amor una y otra vez en su cama.

- Gracias por esta noche - dijo - De verdad fue maravilloso.

¿Como podía negar que yo comenzaba a enloquecer por esa hermosa mujer?

Me pose sobre sus labios y los sellé con un beso.

- Gracias a ti por aceptarme en tu vida - respondí.

Estando tan cerca no podía evitar anhelar con locura tenerla entre mis brazos, pero debíamos ir poco a poco, sin apresurarnos y sin adelantarnos.

— Eres el hombre más sincero y honesto que he conocido — dijo — Eres muy encantador...

Fue entonces que la realidad me sacudió, ¿Sincero yo? ¿Honesto? Mi conciencia me decía a gritos que confesará que mi nombre real era Alonso Strauss, famoso artista del arte moderno contemporáneo y probablemente el hombre más cobarde que haya existido.

— Buenas noches — me despedí de ella besándola en la frente.

Subí al auto bajo su atenta mirada, entró a la casa y yo arranque el automóvil para dirigirme a casa de tía Teffy.

El ser Alejo me trajo muchas cosas buenas y positivas, Zaya era la principal, pero ser Alonso me dejó alcanzar la cima del éxito y tener a la chica más deseada del ambiente artístico.
Mis dos mitades peleaban por sentar cabeza, mi dulce rubia merecía saber la verdad pero al mismo tiempo merecía un hombre que la protegiera y le diera todo el amor que se puede dar. Nadie excepto Maggie logró reconocerme, me gustaba más el anonimato de lo que se podría decir.

La ruta estaba algo oscura, en cada esquina se podía ver un grupo de personas festejando con bebidas y baile, a lo lejos una tormenta se acercaba, no terminaba de acostumbrarme a la humedad y el calor agobiante que el clima ofrecía.

A lo lejos podía ver un auto con luces altas encendidas que encandilaban mis ojos, reduje la velocidad para evitar chocar, el automóvil parecía ir fuera de control y cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi, me cerró el camino cruzándose de carril, quedando prácticamente a centímetros del Jeep a punto de colisionar.
Toqué bocina para que se corriera pero en cambio el tipo que conducía se bajó con rapidez poniéndose frente a mi vehículo. También baje para ver si había ignorado algún daño debido a las maniobras rápidas que hice para frenar a tiempo, el hombre traía la capucha de su chaqueta puesta a pesar del calor, y con eso me bastó para darme cuenta de que todo era muy extraño.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora