VEINTIDÓS

1.3K 149 37
                                    

ZAYA:

Quisiera decir que la semana pasó sumamente lenta pero no. En un abrir y cerrar de ojos la navidad me estaba pisando los talones, y para mí no era nada bueno. Nochebuena se acercaba, pasar ese día con Alejo no me parecía una buena idea.
Del incendio pudimos saber tres cosas: no fue intencional, no hubo víctimas que lamentar y que comenzó en mí lugar de trabajo. ¿Si no fue intencional porque comenzó en mí oficina? Según los bomberos, fue por el calor que hizo ese día, el aire acondicionado reventó iniciando el fuego. Creer o reventar.
Pero para mí la incógnita más grande era otra: ¿Por qué Maggie no salió cuando el incendio se desató?

— Necesitaba salvar tus diseños Zay Zay. Trabajaste tanto por ellos...

En verdad quería darme una patada, ella sobrevaloraba lo que hacía, me tenía en la cima como si fuese la mejor de las mejores aunque estaba lejos de suceder.

Margarita tenía una pésima relación con sus padres, supe que tuvo un novio pero no funcionó muy bien. Vivía sola en un pequeño piso que alquilaba cerca del centro. Esto lo supe después del accidente, ya que ella decía vivir con sus progenitores.
Básicamente solo éramos Alejo y yo a la hora de visita.

Y así pasaron los días, los aparadores de las tiendas se llenaron con ofertas navideñas y los colores típicos de la fiestas, me encantaría decir que aquí nieva en estas fechas pero no, hace un calor tan insoportable que de seguro derrite hasta globos oculares.

Pero lo más triste de todo fue la partida rápida de Dante, la empresa BH cosmétics hizo todo lo posible para trasladarlo antes de las vacaciones y así ahorrarse más papeleo del necesario. Se fue un martes, con mil recomendaciones para que me cuidará y no hiciera caso a los disparates de mamá. Fue lo mejor que pudo hacer, ir por el amor de su vida.
Desde entonces vivía sola con mí madre, más bien con un fantasma porque rara vez la veía por la casa. Así que concentraba mí tiempo entre Maggie y Alejo.

Y por fin la noche más anhelada llegó, el clima se prestaba para un festejo, a lo lejos se oían los sonidos de petardos siendo explotados por niños. Pensé en que podía usar para la ocasión, algo ligero y cómodo pero a la vez que fuera elegante, me decidi por un vestido blanco junto con sandalias del mismo tono. Recogí lo poco de cabello que tenía a un costado de mi cabeza, al otro lado suelto, un delineador y máscaras para pestañas, y listo.
Sentía como está noche sería especial, algo me decía que no terminaría borracha en la arena riendo junto a Maggie como en otros años.
Quedamos en vernos en la playa alrededor de las siete y media de la tarde, el sol aún alumbraba el cielo, llegué un poco antes de lo acordado y desplegue en la arena una manta, el nerviosismo me hacía querer comerme las uñas.
Siete y cuarenta, aún no llegaba.
Respire tranquilizandome, pero el temor a ser plantada tomó lugar en mis pensamientos. ¿Y si no venía?

— ¿En qué piensas? — pregunto susurrando en mi oído.
No lo escuché llegar.

— En qué tal vez no vendrías — admiti.

— ¿Y perderme una noche contigo?
—negó con la cabeza — Ni loco.

Detrás nuestro había un Jeep equipado para rodar por la playa, detrás traia comida y bebidas.
Me tendió una cerveza pero decline, preferí beber algo sin alcohol.
Nos sentamos a observar el atardecer, el horizonte proyectaba cientos de colores, mire a Alejo para ver si aquello lo inspiraba de alguna forma.

— ¿Volviste a pintar? — quise saber.

Negó con la cabeza sin mucho entusiasmo, parecía estar sumido en pensamientos muy profundos, apenas si hablabamos.

VOY A ESPERARTE |COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora