Cap. 1

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1000 i'wos después de la caída de Saturno

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1000 i'wos después de la caída de Saturno.

La tierra. Ciudad Nyx. 7:10 am.

Hoy comencé el día con una sonrisa, esperando que eso me ayudara a espantar todo lo demás, pero no estaba dando resultado.

Todo el asunto de ser hibrida seguía consumiendo el poco buen humor que albergaba por estos días ¡como si no tuviera otros problemas por los que preocuparme! Porque aparte de esta contrariada condición, tenía que mantener la farsa de que éramos unos amables vecinos Sat de luz para que los humanos del edificio no nos denunciaran por...bueno, en estos tiempos, ellos denunciaban por cualquier cosa.

La máquina de jugos comenzó a tocar una dulce melodía, anunciando que la fruta ya había sido convertida en un delicioso zumo. Y esta vez, en vez de alegrarme por tener un delicioso jugo de frutas, me sentí más frustrada.

Estúpidos e ingratos humanos. Mi raza les dio todo lo que tienen. Les dio salud, seguridad, buena educación, tecnología de vanguardia, ¡naves espaciales! Incluso esta estúpida máquina de jugos, y los muy desconsiderados se atreven a decir que se sienten incomodos ante nuestra presencia. Bueno, técnicamente ante la presencia de cualquier saturniano de luz u oscuro Sat, porque frente a mí, las reacciones eran diferentes.

La melodía proveniente de la máquina de jugos comenzó a sonar más fuerte, alejándome de mis pensamientos, y con el tronar de mis dedos, la apague para volver a mi rutina de todas las mañanas. Hacer el desayuno-odiar en silencio a los humanos-odiar en silencio a mi raza-odiar el planeta tierra-esperar por Timy, mi hermano pequeño, para desayunar-y rezar porque mi abuela no apareciera sin aviso esta mañana.

- ¿Timy? —. dije, desde la cocina.

No hubo respuesta.

Me alejé del umbral de la cocina para buscar algo para mi desayuno, pero me detuve en medio camino, al ver mi reflejo en la puerta cristalina del refrigerador.

Libere un suspiro de cansancio.

Aunque no lo crean, aun no me adapto del todo al gran cambio corporal y psíquico que conlleva ser hibrida, porque si, toda mi vida he sido hibrida, pero aquella parte de mí siempre estuvo bloqueada por un extraño encanto que una mayya me lanzo cuando era pequeña y hace tan solo dos años, que ese extraño encanto se deshizo, dejando libre a mi verdadero yo, mi verdadera esencia. Luz y oscuridad a la vez. Una Sat con dos esencias en su interior, viviendo en un planeta de porquería como este, rodeada de débiles, pero necesarios humanos, y odiosos Sat achacados a tradiciones del Saturno antiguo, que, aunque detestara admitir, también las proclamaba. Esa era yo, esta era mi vida.

Dejé de mirarme en la puerta del refrigerador haciendo caso omiso a aquellos rasgos híbridos que me delataban ante los demás, y la abrí solicitando unas galletas de chocolate al sistema automático que estaba instalado en el aparato. Este abrió una de las secciones para mí y me entrego las galletas, como una máquina expendedora de la antigua era.

Crónicas Saturnianas I : Híbrida (No Editada) Where stories live. Discover now