Número tres. [COMPLETA]

Capítulo veinticuatro.

Empezar las clases luego de meses de dolor y de superación había sido todo un reto. Sabía que debía jugármela, y también sabía que ya no estaba tan sola como lo llegué a sentir cuando mi fiel compañero partió a decisión personal. No podía juzgarlo, no era justo que yo lo obligase a vivir una vida que no quería tener, una vida que no hacía más que torturarlo.

Pero también quería que luchara, quería que saliera al mundo, a comérselo como se lo había propuesto cuando lo conocí. Quería que él diera con una buena mujer que lo quisiera mucho más que yo, que tuviera hijos. Hijos. Algo que yo no podía darle.

"Quiero terminarle." Anika me decía. Era tan impredecible. El día anterior me había estado hablando de lo feliz que se sentía con aquel novio con el que había oficializado las cosas en diciembre. "Es un cerdo."

"Hazlo, entonces." Le aconsejaba Luca Polo. "Pero hazlo ya porque me vas a matar."

Y es que así era con ellos, los Pravesh me habían demostrado que la vida no me iba a esperar para siempre, que la procrastinación me iba a llevar al olvido. Y yo no quería ser olvidada. Ya no más.

Porque lo que Félix no sabía, era que su muerte me había dado un nuevo propósito. Lo que Anika no sabía, era que su personalidad me había abierto los ojos, su beso me había abierto una puerta hacia un mundo que yo había estado ignorando por unos largos años. Y lo que Luca Polo no sabía era que la determinación con la que vivía su vida, me estaba llevando a imaginas nuevas posibilidades.

Yo estaba volviendo a construirme, y eso estaba pasando por lo que me rodeaba. Y me gustaba la forma que estaba tomando.