9. Lucifer estrella de la mañana

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- Todavía tenemos tiempo. -dijo él acariciando su mejilla- Dejé mi presencia en tus labios Anastasia, en cuento mi nombre salga de ellos acudiré a ti donde sea y cuando sea. Sólo asegúrate de necesitarme.

Ella levantó su mano y la posó sobre sus labios que ahora extrañamente tenían la posiblidad de invocar personas.¡Genial! Ahora tenía labios mágicos...

-¿Por que lo haces? ¿Porque me ayudas sin conocerme?

Quería saber porque de la nada ese demonio la ayudaba y se interesaba tanto por ella. No era normal... Bueno, nada de eso lo era; ¿Bailar con el Diablo? ¿Beber unas copas con él? Por favor. Si fuera mundana se caería de espalda, pero como no lo es, comenzó a buscarle el sentido aunque sin éxito alguno.
¿Porque la ayudaba?

-Porque parte de mi vida está atada a ti y porque un viejo amigo que no pensé nunca más ver vino a mi suplicandome que te protegiera. Serás un imán para los problemas de ahora en más.

¿Viejo amigo? ¿Qué tan viejo? ¿Quién podría ser?
Todas las piezas encajaban en la cabeza de Ana un escalofrío hizo temblar todo su cuerpo del miedo o talvez la emoción.

-¿Era mi padre verdad? ¿Ithuriel te pidió que me protegieras?

Él no respondió.

Depositó otro suave beso en su frente casi como un suspiro en forma de despedida tomando su manos y alejándose lentamente.
No quería que se fuera, quería que estuviera con ella ya sea que se hayan conocido esa misma noche.

-Él no es tu padre, Ángel. Por esa razón eres mucho más poderosa que los otros dos.

Quiso preguntarle que quería decir sobre que Ithuriel no era su padre, sobre de quienes hablaba o quienes son aquellos que poseen poderes angelicales al igual que ella pero sólo desapareció, él desapareció en un parpadeo y en segundos ya no estaba allí, dejándola sola y fría en la oscuridad de la noche con sus pensamientos.

Suspiró y camino devuelta a el castillo a pasos extremadamente lentos, no tenía apuro por entrar allí de nuevo.
Definitivamente no entró devuelta a ese lugar. Apenas lo conoció y ya estaba triste por su partida... ¡Que ridícula era!

Cuando estaba cerca de la puerta apareció su hermano un poco más pálido de lo normal caminando a gran velocidad hacia ella.

-¡Ana!¡Ahí estás! ¿Dónde estabas? Me tenías muy preocupado. Me he asustado al ver no volvías.

La chica miró a su hermano y suspiró, al parecer el nunca dejaría de preocuparse y eso demostraba cuanto le importaba, se preguntaba si Jocelyn la abría mirado así aunque sea una vez o si ellos tendrían algún parecido a ella.

Volvió a enfocarse en la expresión realmente preocupada de su hermano, algo no iba bien...

- No estaba con nadie, ¿Que ocurre? ¿Le pasó algo a Padre?

Jonathan la abrazo por la cintura y sonrieron a todos los que veían en su camino, él la arrastró dentro del Castillo a unas habitaciones al final de la primera plata detrás de la escaleras principales.

Apenas entraron su hermano cerró la puerta y le echó llave.

-Llevanos a el apartamento, tenemos que salir de aquí de inmediato.

Lo miro confusa y él señaló una pared de espejo frente suyo.

-¿Al apartamento?¿Por qué? ¿Qué ocurre?¿Jon?

No entendía que estaba pasando, no entendía que lo tenía tan preocupado.
Ana creó un portal en una de las paredes de espejo de aquella habitación, esto le resultaba un poco aterrador.
Su hermano la tomó del brazo y la arrastró al portal con urgencia.
Ella se detuvo en seco necesitaba saber de una vez por todas que estaba pasando.

Cazadores De Sombras: Anastasia Morgenstern Donde viven las historias. Descúbrelo ahora