Capítulo 34

14.8K 954 226
                                    

Sentí que me hacían cosquillas en los pies, me levanté y vi a Dylan riéndose.

—¿Qué haces?. — sonreí.

Se acercó y le hice upa.

—Sos más linda cuando te reis mami. — puso su manito en mi mejilla.

—Ayyy mi vidaaa. — dije y lo llené de besos.

Estabamos jugando en la cama y la puerta principal se abrió.

Mauro

Tiré las llaves en la mesita del living y vi a Dylan correr en dirección ami.

—Hola bebé. — sonreí.

—¿Dónde estabas? ¿por qué no dormiste con mi mamá? ¿me compraste chicles?. — preguntó rápidamente.

—Obvio que te compré chicles.— reí y le entregué los topline.

—¿y lo otro que te pregunté?.— rodó los ojos.

—Voy a hablar con mamá. — sonreí y fui a la habitación.

Cuando entré vi a Zoe ponerse las zapatillas.

—¿Podemos hablar?. — pregunté poniéndome al frente de ella.

Se fue al baño sin contestarme, la seguí y me cerró la puerta en la cara.

Suspiré y a lo lejos vi a Dylan negando con la cabeza.

Me fui a sentar al living y varios minutos más tarde Zoe volvió.

—Amor, ¿tenes la mochila preparada?. — preguntó poniéndose en cuclillas.

—Si mami, ya está todo. — dijo acomodandose su pelo.

—¿A dónde vas?. — pregunté.

—Voy a pasar el día con Paulo. —sonrió.

Mire a Zoe y ella no me miró.

Está bien, me lo merezco.

Cuando el cordobés buscó a Dylan, Zoe se encerró en la habitación.

—Hablemos, por favor. — pedí pero ella no contestó de nuevo.

Estuve insistiendo media hora pero ella no me contestaba, no quería hablarme.

Asi que me tiré en el sillón a boludear con el celular hasta que se digne a hablarme.

Zoe

Abrí el mensaje que mi amigo me había mandado diciendo que estaba afuera asi que salí.

Lo vi a Mauro acostado en el sillón, que ganas de matarlo.

—Zoe... — lo interrumpió el sonido de la puerta.

—Hola dukito. — sonreí y lo abracé.

—Que onda mami. — reímos. —Hola wacho. — saludó a Mauro con un apretón de manos.

—¿Vamos?. — pregunté agarrando mi celular.

—¿Y el enano?. —

—Paulo pidió llevarlo con él a pasar el día. — solté.

Nos subimos al auto que por cierto manejaba Neo, porque Mauro maneja cómo el orto.

—Y me cagó boludo, eso pasó. — confesé comiendo un dorito.

—¿Hablaste con él?. — preguntó Duki con enojo.

—No, porque no quiero que me vea débil, porque estoy harta de siempre ser la pelotuda. —tragué en seco.

—Si, dejá de ser pelotuda que te estás perdiendo alto pibe. — soltó y abrió los ojos al darse cuenta que la había cagado.

—¿QUÉ?. — pregunté confundida.

—No te puedo decir, es un secreto muy secreto. —

—Dale Lombardo, larga. — insistí.

—Te voy a contar pero más vale que cierres el orto y no digas que te dije yo. — suspiró.

—Te lo prometo. — dije con impaciencia.

—Le gustas. — soltó.

—¿A quién?. —

—A Tomás. — susurró.

—¿Qué Tomás?. — hablé de la misma forma.

—El Cro. — confesó, llevé mis manos a mi boca sorprendida.

A Tomás lo conocía hace poquito, por los pibes pero nunca me dijo nada, es más casi ni me miró las veces que nos vimos.

—¿Qué? Nada que ver, ese pibe es medio rarito. — solté.

—Él me dijo. — rió. — si le gustas, nada más que es tímido y vos sos muy gila para darte cuenta. — rodó los ojos.

—Eyyy. — le pegué en el brazo y reímos.

Estuve un rato más con el y después me llevaron a casa.

—Al fin volviste. — dijo Mauro levantándose.

Lo ignoré, cómo hice todo el día.

—Zo, decime algo por favor. — me miró fijamente. — Te juro que.. — lo interrumpí.

—No, no me jures nada más Mauro, porque vos no cumplis nunca. — solté.

—No se que pasó, perdóname. —

—¿No sabes qué paso? Me cagaste de nuevo, eso paso. Te cagas en todo loco, en todo lo que estabamos construyendo, porque seguís siendo un pendejo calentón del orto. — dije intentando no llorar.

Me fui para la habitación seguida de él.

—Soy un gil, ya se ¿si? pero me equivoqué y te estoy pidiendo perdón. —

—Con un perdón solucionas todo ¿no?. — negué sonriendo sarcasticamente. — Ya está, me cansé de perdonarte todo, se terminó. — solté y lágrimas recorrieron mis mejillas.

—No no no, no me dejes Zoe. No podemos separarnos, Dylan tiene que estar con los dos, yo.. — lo interrumpí.

—Mira que estupidez que estás diciendo, anoche no se te pasó por la mente tu hijo cuando me cagabas con otra, ¿ahora te importa?. —

—Siempre me importa, vos me importas. — dijo agarrandome de la cintura, me solté rápidamente.

—Yo no te importo, y está perfecto. Pero deja de hacerme mierda Mauro. — lo miré y salí de la habitación dejándolo solo.

❌❌❌

hola ya volví y no voy a irme de nuevo xd mi imaginación ha vuelto por ende más capítulos para ustedes ahre adiós.

Dylan - Lit KillahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora