Capítulo 19-

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Justo cuando me disponía a cerrar la puerta de casa tras de mi, para poder vestirme como es debido, una voz me alertó de la llegada de alguien.

—¡Teddy! —gritó mi mejor amiga poniendo el pie rápidamente entre el marco de la puerta y la puerta.

Reí mientras volvía a abrir la puerta, dejando que esta pasara al interior, esta, nada más entrar, me miró de arriba a abajo y negó con la cabeza, desaprobando en rotundo mi "conjunto".

—Esto no es lo que tenía pensando ponerme, pero Ian ha venido a ver como estaba y no tenía tiempo para vestirme, así que... Al parecer mi madre no confía en mí. —le expliqué, nada más cerrar la puerta a su espalda.

—Creo que lo que le dijo cuando vino por primera vez a tu casa le afecta. —comentó Alice comenzando a subir las escaleras, camino de mi habitación.

—Puede ser eso. —me encogí de hombros, subiendo las escaleras por detrás de ella.

Entramos en mi habitación, una detrás de la otra y, mientras ella se tiraba sobre mi cama, yo me quité la sudadera y comencé a vestirme con calma. Alice se incorporó en mi cama y me observó de arriba a abajo, detenidamente, seguramente buscando algún defecto que sacar a la luz de, esta vez si, mi verdadero conjunto.

—No digas nada, no voy a cambiarme otra vez. —le advertí, cuando vi las intenciones que tenía de abrir la boca y criticar mi ropa.

—Esta bien, vamos a desayunar algo y me lo cuentas todo, necesito saberlo ya y tengo demasiada hambre como para poder escucharte bien ahora. —aseguró levantándose de un salto y caminando hacia fuera de mi habitación.

No sabía cómo podía tener tanta energía sin si quiera haber desayunado, bueno, lo más seguro era que Tyler le habría llevado a la Universidad en coche, para que pudiera ducharse y cambiarse cómodamente, mientras que yo había tenido que volver andando a casa, con unos zapatos que, a pesar de ser planos, eran de todo menos cómodos.

—Dime que no quieres ir muy lejos. —le supliqué, una vez estuve lista para salir de casa junto a ella.

—No, quiero ir a Momo's Place, ya sabes, la cafetería que hay al final de la calle. —esas palabras consiguieron que me sintiera algo mejor, aquél sitio llevaba siendo nuestra cafetería favorita desde que nos conocimos, y seguiría siéndolo por mucho tiempo.

—¡Vamos! —exclamé entusiasmada y salí de casa, esperando a que Alice saliera también para cerrar la puerta con llave.

Mi mejor amiga por fin salió del interior de la vivienda y yo pude cerrar la puerta, para luego comenzar a caminar hacia la cafetería que Alice había mencionado antes, por suerte estaba a unos metros escasos de mi casa, cosa que siempre me había encantado, a parte de los churros con chocolate tan deliciosos que preparaban allí.

Nada más llevar fui directa hacia la mesa que habitualmente solíamos ocupar mi mejor amiga y yo, era el lugar perfecto para hablar sin que nadie se entere de nuestras conversaciones y, además, tenemos una vista perfecta de toda la gente que pasa por delante del local, cosa que a Alice le encanta, ya que así puede admirar a todos los chicos guapos que, según ella, llenan mi calle.

—Bien, en cuanto nos traigan lo nuestro querré todos los detalles, nombres, horas, sentimientos... Todo. —dijo señalándome con su dedo índice.

—Te daré todos los detalles, lo sabrás como si hubieras estado allí. —le aseguré con una sonrisa, mezcla de ilusión y nerviosismo, en mi rostro.

Una camarera a penas tardó dos minutos más en acercarse a nuestra mesa, sonriendo amablemente, para que pudiéramos pedir lo que queríamos desayunar.

Tímida ·Daniel Oviedo·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora