Ya luego del mediodía Bella comenzó a revolverse incomoda entre mis brazos, apoyé mi mano sobre su mejilla reconfortándola y fue cuando ella abrió los ojos de golpe.

_Lo siento_ le dije mientras apoyaba mi mano en su frente, estaba sudorosa y caliente. Entonces le dije que a pesar de haber sido meticuloso con todo no había pensado que tendría tanto calor y prometí mandar a colocar un aire acondicionado.

_Perdona!_ me dijo tratando de librarse de mi abrazo, la solté ante esa reacción... y la llamé preocupado, algo le sucedía, tal vez sería otra pesadilla...

Sin embargo comprendí todo cuando la vi correr hacia el cuarto de baño con la mano en la boca, corrí tras ella llegando a su lado justo cuando vomitaba dentro del retrete.

_ ¿Bella...?¿ que te pasa?_ le dije mientras me arrodillaba junto a ella y le apartaba el pelo de la cara, la ansiedad me carcomía... ¿Qué le pasaba a mi Bella?. Cuando pudo hablar ella le echó la culpa al pollo que estaba rancio, pero eso no podía ser... yo mismo cuidadosamente había mantenido la comida en buenas condiciones, tal vez había sido descuidado en algún detalle.

_ ¿Estas bien?_ le pregunté muy tenso, definitivamente algo se me había ido de las manos y la estaba descuidando.

_Bien... es solo que me intoxiqué con la comida_ me dijo con la vos entrecortada. _No es necesario que veas esto, vete_ me dijo... ¿a caso no me conocía?, jamás me iría y mucho menos si ella se encontraba en ese estado... se lo hice saber pero ella insistió una vez más con que me fuera. Trató de levantarse empujándome innecesariamente, la ayudé sosteniéndola de la cintura y fue hasta el lavabo para enjuagarse la boca, con una mano le sostenía el cabello y con la otra le acariciaba la espalda suavemente. Cuando terminó la alcé entre mis brazos llevándola nuevamente a la cama, mi ansiedad se calmó en parte pero aún me inquietaba qué era lo que había provocado eso. Había cursado dos veces la carrera de medicina pero jamás la había practicado y en ese momento en que Bella necesitaba un vistazo médico, los nervios y la ansiedad me inmovilizaron, no podía hacer nada ya que mi mente estaba totalmente nublada por la desesperación de verla así.

Le pregunté si acaso le había caído mal alguna comida, y volvió a echarle la culpa al pollo rancio, mi Bella estaba más pálida de lo normal y una fina capa de sudor cubría su frente, la cual cubrí con una de mis frías manos, le pregunté cómo se sentía y me respondió que estaba bastante bien y que incluso tenía hambre.

Era extraño, el malestar había desaparecido tan pronto que se había sentido bien de repente, le dije que sería mejor que esperara una hora antes de volver a comer algo. Quedamos recostados en la cama con su cabeza sobre mi pecho mientras la hacía beber un vaso de agua, su corazón se había estabilizado después de la carrera frenética hasta el baño y sus mejillas ya estaban recobrando su color sonrosado. La dejé en la cama después de un rato solo para ir a freírle unos huevos, me dijo que no apetecía nada más que eso.

Después de comer nos volvimos a sentar juntos en el cuarto de la televisión, puse algo de noticias... al menos para distraerla, esta Isla era de ensueño pero era bueno que también estuviéramos atentos a la realidad. Mi esposa se acurrucó a mi lado soñolienta de nuevo, la aferré más a mí acariciándole la espalda, entonces Bella levantó la cabeza tratando de alcanzar mis labios. Su rostro se crispó y se alejó de hacia la cocina con la boca tapada con su mano. La seguí detrás mientras ella descargaba su vomito en el lavabo de la cocina...

_Quizá deberíamos ir a Río, a que te vea un médico_ le dije sosteniendo su cabello mientras le frotaba la espalda, se apartó hacia el vestíbulo mientras negaba con la cabeza. Como siempre era una testaruda... no quería admitir que algo andaba mal, estaba claro que algo sucedía con ella... mi Bella tonta.

Amanecer (por Edward Cullen)Where stories live. Discover now