Capítulo 57. Y solo la luz los podrá salvar.

Start from the beginning
                                    

—No cierres los ojos —susurra Attis con los labios contra mi frente, bajándolos hasta mi oreja—. Te prometo que cuando salgamos dejaré que duermas, pero ahora no es seguro que lo hagas.

Un sonidito que me recuerda a un gato agonizante se me escapa del fondo de la garganta.

¿Dónde había quedado mi esperanza que ahora no logro encontrarla? No sé cuánto ha pasado, pero las lágrimas ya se secaron en mis mejillas y mis ojos están dolorosamente hinchados.

—Piensa en tu madre, Marly, ella fue a buscar ayuda ahora mismo. Sabes lo mucho que te ama, se le partiría el alma si al volver tú ya no estás.

Attis hablándome sobre mi familia es lo único que ahora mismo me mantiene medio despierta.

—El tiempo afuera pasa más rápido que aquí, así que cuando volvamos tu familia se verá un poco diferente... Tal vez veas a Nico con barba.

—¿Umm? —intento hablar, frunciendo el ceño.

¿Qué demonios? ¿De verdad pasaba tan rápido?

La risita de Attis me da la señal de que solo me estaba tomando el pelo.

Solo a él se le ocurriría engañar a una persona moribunda.

—Cuando me dijeron que me acercara a ti, nadie me advirtió que después de que parezcas tan irritante ibas a ser tan... —respira hondo, afianzando su agarre a mi alrededor—. Simplemente necesaria para mí, tanto que pelearía a los puños con un dios solo por ti.

Lo último lo dice entre dientes, y con los ojos entrecerrados diviso su mandíbula apretada mientras mira al frente. Al girar un poco la cabeza observo con horror que Tánatos volvió a estar a solo un metro.

—Puedo verte, no dejaré que te la lleves.

—Chico, sabes que no elijo estas cosas —Habla muy tranquilo, en contraste con la furia contenida de Attis.

Tánatos dirige su mirada hacia mí, sonriendo apenas.

—Estoy esperando los resultados, al igual que ustedes... Ya te lo había dicho, preciosa —se dirige a mi como si fuésemos un par de viejos amigos—. Te daré mi mano cuando sea el momento, y te guiaré a...

—¡Un carajo, Tánatos! ¡No va a morir! Aléjate.

Mientras ellos se miraban con poca amabilidad, yo me dediqué a mirar hacia arriba, admirando la inmensa oscuridad del inframundo. Me habría gustado poder ver el cielo celeste una vez más, pero al parecer eso no será posible. Solo me queda imaginar que en vez de tener esta fría cueva, estoy rodeada de la naturaleza de la superficie.

Y me traslado a mí misma al día en que todo comenzó, cuando eran vacaciones y fuimos a pasarla en California junto con Bea. Ese día en el que un rayo casi nos mata porque no soy de la santa devoción de mi padre. Ese día que, si no sucedía, ahora no estaría en esta situación.

—Maaaar —la voz de Bea llegó a mis oídos, y literalmente me encontré a mí misma en la playa junto a ella.

Entrecerré los ojos mientras le miraba mal.

—Ups —dice haciendo una mueca.

—Marly, Bea, es Marly.

—¡Es que es muy largo!

—Son dos sílabas —río.

En modo de piloto automático observo todo lo que había sucedido ese día. Desde los coqueteos de Nico hacia mi mejor amiga hasta nosotras tomando nuestras tablas de surf y dirigiéndonos al mar. Luego de remar durante unos metros con mis manos, me detengo causando que la rubia también lo haga.

Bea me observa confundida.

—¿Qué sucede?

—Me habría gustado verte de verdad una vez más —digo con un nudo en la garganta, girándome a verla mientras lloraba—. No solo en una alucinación... Debí haber ido contigo ese día.

Ella no parece comprenderme, pero aun así llora en silencio junto a mí. Se acerca, ignorando los gritos de Nico desde la costa.

—Está bien, Marly.

—Nunca noté lo mucho que sufrías, ni siquiera que te sentías tan fuera de lugar —sollozo—. No debí salir con Jerome, así tú habrías sido más feliz desde un inicio.

—Está bien, Marly —repite, estando lo suficientemente cerca como para tomar mi mano. Entre las lágrimas me dedica una sonrisa deslumbrante—. Tú eres todo lo bueno que hay en mi vida, solo teniéndote a ti soy feliz. Eres mi luz, Marlee.

Con algo de dificultad logramos unirnos en un abrazo, yo no dejo de llorar mientras tengo la barbilla en su hombro. El frío de mi cuerpo me abandona a medida que pasa el tiempo en ese abrazo.

—No... Tú eres mi luz, Beatrice —murmuro, cerrando los ojos—. Te necesito.

—Lo sé, aquí estoy para ti.

Con un espasmo que me hizo girar mientras tenía arcadas, volví a mi realidad. Attis estaba pálido y me observaba sin saber qué hacer mientras yo me removía sin control en sus brazos. Lloré como nunca por el dolor que me provocaba, estaba consciente de que poco a poco mis órganos iban fallando, y esta era la peor manera de morir.

A través de las lágrimas todo se veía borroso, así que el deslumbrante ser que se posicionó ante mí fue reconocido como Tánatos. Negué con la cabeza mientras intentaba rogarle que aún no me llevara, que debía esperar más, pero unas manos suaves y cálidas tomaron mis mejillas.

—Tranquila, todo estará bien. Ya estoy aquí.

Esa voz... ¿Sigue siendo una alucinación? ¿Realmente tengo a Bea ante mí?

La luz que emana de ella se hace más brillante, y todo mi cuerpo se siente abrasado por un calor agradable. Los espasmos se terminan, el dolor igual, ahora solo me invade una completa sensación de calma. Suspirando quedamente, mi vista al fin se enfoca en la rubia que se encuentra a mi lado, completamente inmersa en su tarea.

Cuando me mira, le dedico una sonrisa cansada.

—Te extrañé —logre decir apenas, para luego cerrar los ojos, respirando acompasada,

—Y yo a ti —Sus labios sobre mi frente fue lo último que sentí antes de caer dormida. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 12, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Solo soy una Greengrass. (SSG)Where stories live. Discover now