Capítulo 32. Socializando.

1K 125 48
                                    

Capítulo 32. Socializando.

Alguien debe, por amor a todo lo bueno de esta vida, decirme cómo apago a esta chica. O si existe algún tipo de control para bajarle el volumen y dejarla en mudo, tal vez uno donde la pongo en modo invernar. Aika no deja de hablar, demasiado rápido para mi gusto. Llevo cinco minutos sin prestar atención a lo que dice, creo que incluso me ha hablado en otros idiomas.

—Entonces volví a casa para decirle a mamá que un par de chicos monstruo intentaron matarme en el colegio —dice moviendo las manos y poniendo caras raras—. Y cuando llegué a casa había un chico cabra hablando con mis padres —ríe—. Era extraño, pero ya había visto cosas raras en mi vida. Escuché al chico cabra y comprendí por qué me sentía tan rara —se encoge de hombros mirando al techo con una media sonrisa, su rostro estaba perdiendo la diversión.

Me inclino hacia ella al notar que al fin parecía agotarse su batería.

—Por eso era extraño convivir con los demás —murmura.

Alzo una ceja, seguía en su mundo. Pero de alguna manera le entendía. Yo me sentía igual. Doy un salto para atrás cuando sus ojos vuelven a mirarme con su usual brillo amable.

— ¿Y tú? ¿Cómo acabaste aquí?

Cierra la boca mirándome con total atención. Ella podía hablar mucho, pero al parecer también podía escuchar a los demás en silencio. Hago una mueca y juego con mis manos.

—Bueno, pues digamos que también quisieron matarme —ella asiente con una expresión preocupada—. Sólo que... —muevo una mano y me carcomo el cerebro con los recuerdos nublados— creo que casi lo lograron.

— ¿Sólo lo crees? ¿Es que no puedes recordar?

—Sí lo hago —me rasco el cuello mirando al suelo—. Pero quisiera no hacerlo.

—Oh —abre los ojos totalmente avergonzada—. Yo no quería molestarte.

La miro con una sonrisa ladeada. ¿Ella era hija de Zeus igual? No lo parecía en absoluto. No se me asemejaba ni en apariencia ni en actitud. Ella era demasiado educada y amable. Yo apenas llegaba a educada a veces.

— ¿Estás segura de que Zeus es tu padre? —le pregunto.

Aprieta los labios y apenas frunce el ceño—Ummm eso me dijeron. Un rayo apareció en mi cabeza —la señala haciendo gestos extraños—. Y el centauro dijo "Salve Aika Jakov. Hija de Zeus, dios de dioses" —cambia su voz a una más gruesa que para nada se asemejaba a la de Quirón—. Se arrodilló ante mí... Fue vergonzoso.

—Me habría gustado verlo —declaro sonriendo e imaginando a Quirón arrodillándose ante mí.

— ¿Te gustaría que la gente se arrodille ante ti? —murmura confundida.

—... Me haría sentir poderosa ante ellos —admito sin pensarlo y frunzo el ceño.

Miro a Aika, ¿por qué diablos soy tan sincera con ella? Apenas la conozco... No le he escuchado toda su historia, y siquiera he hablado mucho sobre mí. No más allá de que soy Marlee Potter e hija de Zeus.

— ¿Cómo fue lo de tu madre y Zeus? —pregunto intentando romper el hielo otra vez, me levanto de la cama para poder estirar las piernas.

—No lo se.

Me volteo hacia ella ladeando la cabeza— ¿No lo sabes?

Se encoge un poco.

—No se... Yo... Ummm, no viví con mi madre biológica —admite y me doy unas cuantas cachetadas mentales—. Me adoptaron, por eso tengo un nombre tan raro —sonríe apenada—. Tú no escuchaste esa parte, ¿verdad?

Solo soy una Greengrass. (SSG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora