Capítulo 2. ¿Me estás ocultando algo, madre?

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Capítulo 2. ¿Me estás ocultando algo, madre?

No dormir causó que manchas oscuras aparecieran bajo mis ojos, me veía horrible, como un zombie (lo sabía gracias al reflejo del espejo al lado de mi cama), pero la verdad no me apetecía cerrar los ojos y dormir, mi mente no deseaba centrarse en otra cosa que no sea lo que sucedió ayer.

Me había levantado al fin cuando volvieron a abrir la puerta sin permiso.

— ¡AHHH! —Nico gritó al verme y yo di un salto hacia atrás—. ¡Una fea! ¡Una fea en casa!

Apreté los labios y mire hacia techo enfadada.

—Tú no eres muy bello precisamente, Nicolás.

Hizo una mueca y luego posó sus manos en su pecho—. ¡Pero si soy un dios griego!

—Mentiras, mentiras, llenas tu cabeza de mentiras —río—. Seguro esas mentiras son puro aire, porque tu cabeza sólo tiene eso.

Sus mejillas están coloradas y me mira ofendido, sujeta el mango con fuerza, sus fosas nasales se abren y cierran, es gracioso, parece un toro enfadado.

Y de repente noto, que si no fuera por su extrema similitud con nuestros padres, yo diría que él es hijo de algún tipo de minotauro y minotaura, yo que se.

—Sólo vine para que vayas a desayunar, jamás con intenciones de ser llamado cabeza de aire.

—Oh Nico, lo lamento —reí y él se volteó con un giro energético, totalmente dramático —. ¡No te enojes por algo tan tonto!

—Me enojo, me enojo.

Se va como la completa diva que es. Ruedo los ojos, no voy a seguirle suplicando su perdón.

Voy al baño, lavo mi rostro, cepillo mis dientes y mi cabello. Luego bajo las escaleras con pesadez, dirigiéndome a la cocina.

Al entrar veo a Madison leyendo algún tipo de... Eh, libro, esa cosa que yo no lograría leer ni en dos años porque tengo dislexia... Y porque me aburren un poco (Tal vez por eso no llegaría a ser mejor alumna ni jamás)

Papá, maldita sea, ¡Papá ha cocinado! ¡Y huele delicioso!

Sin pensarlo corro hasta mi asiento y observo con lágrimas en los ojos mi plato.

—Esto... Es simplemente hermoso —le doy un beso a mi desayuno —. Debemos casarnos...

Madison me mira y luego sonríe divertida, lleva un pedazo de panqueque a su boca y sigue leyendo.

En cambio, Nico, que de alguna forma diabólica se ha aparecido a mi lado, ríe de forma estrepitosa hasta atragantarse con el jugo de naranja.

Papá va a su lado, lleva el gracioso delantal que tía Lily le regaló en cuanto se enteró de que él podía cocinar... Y muy bien.

"Soy el papi cocinerito más sensual" decía, y aquello a veces me hacía reír mientras comía, atentando contra mi vida como con Nico ahora.

—Esto te pasa por andar riéndote de tu hermana —le regaña, aunque tiene una sonrisa burlona en sus labios.

—Papá... Ayuda...

Nico sigue tosiendo como el dramático que es, y luego se lanza al suelo, a los pies de papá, levantando una mano horriblemente temblorosa, por poco diciendo sus últimas palabras.

Todos soltamos una carcajada, tétricamente similar, para añadirle más, al final, con suma coordinación, todos suspiramos y ponemos una mano en nuestra barriga, con lágrimas en los ojos.

Solo soy una Greengrass. (SSG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora