Kamski.

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. . .

Miraba la ventana del coche, estaba nevando y eso me hacía feliz. Estábamos en la casa del famoso Elijah Kamski.

Mis compañeros ya habían salido, yo me quedé un rato más para no interrumpir su conversación. Cuando ya empezaron a caminar, salí y les seguí.

-Kamski dejó CyberLife hace diez años... ¿Por qué quiere verlo?

-Ese tío creó el primer androide que superó el test de Turing. Y es el fundador de CyberLife. Si alguien puede hablarnos de los divergentes, es él...

Hank timbró y yo me limité a mirar la contrucción. Era una gozada, sin duda. Seguimos esperando, el silencio era incómodo así que decidí hablar.

-Es la primera vez que veo la nieve.

-¿En serio? En Detroit nieva bastante, no de forma exagerada, pero bastante -me contó Hank.

-Sí, el clima de Detroit normalmente es frío. De hecho, ahora nos encontramos a -3°C, 26.6°F.

Estábamos por hablar más del tema, pero la puerta fue abierta por una androide.

-Eh... Soy, eh, el teniente Hank Anderson de la policía de Detroit y vengo a ver al señor Elijah Kamski.

-Pasen, por favor -nos ofreció entrar.

-Claro.

Una vez dentro, vimos la entrada, la cual era muy espaciosa y moderna.

-Le diré a Elijah que están aquí. Mientras tanto, pónganse cómodos.

Salió por una puerta. Miré la foto donde estaba Kamski.

-Guapa chica...

-Tiene razón, es muy guapa...

Dirigí mi mirada hacia ellos. No me gustaba que hablaran del atractivo de una androide, aunque he de decir que sí lo era.

-También es un bonito sitio -dije cambiando el tema.

Ambos estuvieron de acuerdo conmigo. Yo seguí merodeando por ahí. Al lado de la gran foto del propietario de la casa, había dos grandes estatuas. Me acerqué para apreciarlas y las toqué, eran admirables.

Sin querer, al darme la vuelta, le di con mi brazo, exactamente en la parte de la muñeca. Solté un quejido, aún llevaba puesta la venda de la otra vez en el que el divergente me tomó. La estatua estaba a punto de caerse, de no haber sido por Connor, que logró tomarla justo a tiempo.

-Por Dios, (T/N). Procura no romper nada -dijo el teniente riéndose.

-Lo siento -me disculpé avergonzada. Me di la vuelta hacia el castaño-. Menos mal que lo cogiste, gracias.

-No es nada, siempre a tu servicio -me hizo una seña parecido al saludo de los marineros. Todos nos reímos-. ¿Está bien tu muñeca? -la tomó con cuidado y lo inspeccionó. Su LED volvió a cambiar de color, esta vez a amarillo.

Ese gesto me pareció tierno, no pude evitar mi sonrojo y mi pulso estaba aumentando exageradamente

-S-Solo fue un golpe de nada, estoy bien -sonreí. En verdad el golpe fue duro, pero tampoco era para retorcerme de dolor y llorar en el suelo. Asintió y me ofreció otra sonrisa. Se oyó una risa, exactamente la de Hank. Ambos nos separamos avergonzados y volvimos a centrarnos en nuestro propio mundo.

I'm Not A Deviant | Detroit Become HumanWhere stories live. Discover now