En busca de Hank.

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Connor y yo nos dirigíamos a la casa del teniente. Él solo se dedicaba a mirar y a jugar con una moneda, yo solo me distraía con mi móvil.

—Han llegado a su destino. Gracias por viajar con Taxis Detroit. Esperamos volver a verlos muy pronto.

El taxi abrió automáticamente y los dos salimos. Me cubrí la cabeza con mis manos y fui a la entrada para que no me mojara con la lluvia. Miré hacia mi compañero, estaba inspeccionando un coche.

—¿Tienes que analizar todo lo que ves? —pregunté tosiendo por el frío.

—Sí, cuanta más información mejor, da igual de qué.

Negué y le esperé.

—¡Veo a Sumo! —dijo emocionado y sonriendo.

—¡Quiero verlo! —corrí hacia él y toqueteé la ventana para llamar la atención.

—Lynn, se está empapando.

—Da igual —pasé de eso y seguí llamando la atención del perro el cual ya se acercó y daba saltitos.

De pronto sentí que las gotas de la lluvia dejaron de caer. Miré el por qué, y vi que mi compañero extendió su chaqueta arriba, para taparme.

—Connor, no hace falta. Ponte la chaqueta anda —subí mis brazos y bajé la chaqueta para que se la pusiera.

—Detective, yo soy un androide, no siento los cambios de temperatura. En cambio usted, puede resfriarse. No puedo dejar que se enferme o afectará a la investigación.

Me miraba tan serio que no podía decirle que no.

—Está bien... —suspiré y dejé que me cobijara.

Sumo nos abandonó. Puse un puchero, quería jugar con él.

—Por allí.

Ambos fuimos a la siguiente ventana. No era de esperarse, pero Hank estaba en el suelo y parecía muerto. Alrededor suya había una botella de una bebida y un revólver.

—¿Teniente Anderson?

Estaba en shock. Me puso su chaqueta en la cabeza y rompió la ventana con su codo. Dicho eso entró y la mascota del teniente se puso alerta.

Puse mis manos en los ojos y los cerré, no quería que de pronto le descuartizara. A lo mejor lucía como un perro adorable y era una bestia salvaje asesino androides.

—Tranquilo, Sumo... Soy tu amigo. ¿Lo ves? Me sé tu nombre, vengo a salvar a tu dueño.

Destapé un ojo al oír que el perro dio un ligero ladrido.

—La puerta —señalé para que pudiera entrar. Asintió y me abrió la puerta.

Una vez dentro, dejé la chaqueta en el sofá y corrí hacia nuestro oficial. Mi compañero volvió a analizar, mientras yo intentaba que se despertara.

—Teniente Anderson... —le sacudí—. Teniente... —le tomé de los dos hombros y lo sacudí más fuerte.

—Déjamelo a mi —Connor me apartó ligeramente con su brazo y me echó a un lado—. ¿Teniente? —empezó a darle unos golpecitos en las mejillas y él parecía responder con gruñidos—. ¡Despierte, teniente! —siguió gruñendo. El androide le dio un bofetón fuerte que hizo que me sobresaltara un poco pero a la vez riera por lo inesperado que me pareció—. Soy yo, Connor.

I'm Not A Deviant | Detroit Become HumanWhere stories live. Discover now