Trabajo en el departamento

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Era un día nublado en Detroit. Salí de casa no sin antes despedirme de mi perro, Bobby. Hoy sería el primer día que pisaría al fin el departamento de policía donde trabajaba mi padre. Esa mañana estuve hablando con él más de una hora para que me contara de sus tiempos como detective.

Estuve tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya había llegado a mi destino, el Departamento de Policía de la Ciudad de Detroit.

Suspiré, entré y caminé hacia recepción.

—Hola, soy Lynn. Hija de Gregory Thompson, la nueva detective.

—¿Tú eras la pequeña Lynn? —me preguntó. Asentí —. Tu padre te llevaba aquí cuando eras una niña, quién diría que acabarías trabajando en este mismo lugar —sonrió y reí.

—Fue su culpa, me metió en este mundillo y bueno, aquí me tienes.

—Bienvenida, las oficinas están en la segunda planta. Hablaré con el Capitán Fowler para que te asigne un caso.

Asentí y subí a las oficinas mediante el ascensor. Busqué a una mesa para poder tener un área en el que trabajar. Con la mirada, vi que había una mesa vacía pegada a otra llena.

Perdida, caminé hacia un hombre de tez morena.

—Disculpe, Policía... —miré su placa—. Miller, ¿aquella mesa está ocupada por alguien? La que está enfrente me confunde.

—No, está libre, puedes instalarte sin problema.

—Gracias.

Volvió a teclear y fui allí a paso lento. Dejé mi bolso e investigué un poco acerca de mi compañero de mesa. Un gorro de baloncesto, un café, una caja de donuts... No encontraba nada útil que lograra informarme de él. Miré su placa, al menos sabía que se apellidaba Anderson.

Seguí mirando y vi una foto del Grupo Operativo del Cristal Rojo del 2027. Mi padre estaba en esa foto, pero no recuerdo que me hablara de ello. Los demás eran caras desconocidas para mi.

Volví a mi mesa y me senté en la silla. Saqué de mi bolso mi agenda y un libro de lectura. Además de una foto de Bobby que tenía en mi cartera y la cual pegué en el separador.

Sonreí y me puse a escribir para planificar estos días, me gustaba ser organizada. Mi teléfono empezó a sonar, era mi padre. Tomé la llamada y me dirigí al baño para no molestar a los demás.

—Hola papá.

—Hola Lynn, ¿qué tal te está yendo? —preguntó interesado.

—Bien, la verdad. Comparto sitio con un tal Anderson.

—Oh, Hank Anderson, ese hombre es un grano en el culo, pero resulta agradable a veces —reí con su comentario.

—Espero conocerle, aún no se ha presentado.

Suspiró.

—¿Te han asignado algún caso?

—No, pero la androide de recepción dijo que hablaría con el capitán.

—Me alegro mucho cariño, te cuelgo ya que me está llamando tu madre, adiós.

—Adiós, cuidaros mucho.

—Tú también, cielo.

Colgó y suspiré. Me miré en el espejo, peiné mi pelo con la mano y salí de allí.
Al mirar mi mesa vi a un chico inspeccionando.

—Hola —el chico se giró y me di cuenta de que era un androide también—. Soy...

—Lynn Thompson, encantado de conocerle —ofreció su mano y la tomé. No me sobresaltó que se supiera mi nombre de antemano, pues sabía de sobra que los androides eran mucho más inteligentes que nosotros.

—Igualmente...

—Connor, mi nombre es Connor.

—Encantada de conocerte, Connor.

Ambos nos sonreímos. Un hombre grande que mostraba signos de que era mayor vino detrás suya.

—Me alegro de volver a verlo.

—¡Ay, Dios! —el señor (que suponía que era el teniente) se mostró molesto con la presencia de Connor y me miró de reojo.

—¡Hank! ¡A mi despacho! —el Capitán Fowler le llamó y él se fue. Mientras tanto, el androide se fue a explorar la comisaría.

Suspiré y miré el lugar. Era increíble lo mucho que avanzó la sociedad gracias a la tecnología. 

Me dispuse a leer pero a lo lejos vi a Connor hablando con otro oficial. De repente este le dio un puñetazo y el androide cayó al suelo. Me levanté y fui ahí, no iba a quedarme de brazos cruzados después de haber visto eso.

—No debería hacer eso en un entorno laboral —dije con educación mientras ayudaba a Connor levantarse.

—¿Qué hace una cría como tú aquí? ¿Acaso te has perdido? —se burló en mi cara y giró hacia Connor—. Quita de mi camino... La próxima vez no te vas a librar.

Nos dio una mirada de asco y se fue con otra policía que estaba allí.

—Gracias por defenderme, Detective Lynn —se colocó la corbata.

—No es nada, ese hombre es un idiota.

—Estoy totalmente de acuerdo.

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Corregido (11/07/2022).

I'm Not A Deviant | Detroit Become HumanWhere stories live. Discover now