Capítulo 2

4.5K 462 144
                                    

Veo a un hombre de espaldas y sin camiseta ( y vaya que espalda, es poco decir que fue tallada por los dioses) que está hurgando mi refrigerador y sacando mi comida.

—¿Qué haces en mi refrigerador? Hijo del inframundo.

—¿No crees que estoy haciendo? Me dio hambre y vine a comer a este artefacto tan...raro y pintoresco.—mira la caja de leche que tiene entre sus manos— No puedo creer que esto sea tan horrible, tan plástico y químico. Horrible.

—¡Deja de urgir mis cosas en mi refrigerador!—grito

—Creo que esto no es tan malo.—prueba MI HELADO de vainilla.

Por un momento creí que iba a perder el control y que lo iba a matar a machetazos, hago lo posible para contar hasta 10, pero sé que es difícil. Las ganas de matar a ese hombre no me faltan, a pesar de su escultural cuerpo.

—¿Quién eres y qué haces en mi departamento?

El tipo se giró y veo su tan hermosa cara; tiene ojos gigantes y azules, es alto y musculoso. Seré breve, es un dios griego en vida humana.

—¿No me reconoces? ¿Los mortales no han escuchado de mis múltiples historias? ¿Acaso los mortales son más ignorantes de lo que yo creía?  Soy cupido. Vine a enamorar a una chica pero no sé dónde está. Mi madre, Afrodita creo que me ha mandado un lugar erróneo a menos que... ¿conoces a la chica?

¿Cupido? Es una broma, verdad. Sí, debe ser una broma. Rio tan solo imaginar que el verdadero cupido este en mi casa buscando a alguien, es algo idiota.

—¿De qué te ríes? –espeta el chico con rabia —. Soy un semidiós, exijo respeto.

—Y yo soy hanna montana y esto es Disney channel— terminé riendo

¿Acaso el cree que soy una imbécil para creerle? Puede que si cuando le creí a mi madre de las cigüeñas a los 14 años, también cuando le creí todo este tiempo a Alex mientras se revolcaba en la cama de todas las habitaciones de la universidad, pero ahora no. No voy a creer esto.

Se me acercó temperante el supuesto "Cupido" y no pude evitar ver su perfecto cuerpo marcado por los ángeles...en verdad ese tipo era alguien muy bello, pero su ego no me gustaba para nada.

—¿Tienes alguna idea de lo que le puedo hacer a una simple mortal por faltarme el respeto de cómo lo estás haciendo tú? ¿Tienes un simple pensamiento de cómo será tu vida si no hago lo que yo te mano mortal inútil?

Traté de parecer lo más ruda posible, acercándome más a él tratando de parecer firme a pesar de mi baja estatura, en verdad sí que estaba molesta porque no era tan idiota para dejarme estar.

—Me da absolutamente lo mismo lo que dices, ¿sabes por qué? Porque no eres más que un niñato egocéntrico que busca atención mediante a humillaciones y eso es absolutamente idiota, porque ya no estamos en preparatoria, si quieres saber somos adultos y no adolecentes.

"Cupido" queda perplejo al escuchar eso, me observa con los ojos abiertos y rostro ligeramente rojo.

-Me gusta tu forma de ser, tienes cojones. Pero yo soy un semi dios y puedo hacer lo que me plazca- levanta su mano y me mira sonriendo-¿Tienes alguna otra palabra antes de morir?

El miedo se apodera de mí, al parecer él en verdad era quien dicho es. Cierro los ojos para evitar ver el final.

Adiós gatos.

Adiós vecino guapo.

Adiós Wattpad.

Pero al pasar los minutos noté que nada pasaba y esto de cerrar los ojos me aburrió.

-Hey, ¿qué pasa? No que me ibas a matar y todo eso.- abro lo ojos y sonrió – Parece que no eres nada de Cupido.

-Es que no entiendo. Antes hacia eso y masacraba a la persona antes de los 5 segundos. Era muy fácil matar a alguien y tambien enamorarlo.

-Espera no entendí eso, ¿dices que matar a alguien es lo mismo enamorarlo?

-Exactamente, mujer mortal. Es lo mismo. Para ser una simple mortal, eres muy inteligente.

-No me digas-levanto mis ojos y cruzo las piernas. – ah una pregunta ¿Cómo puedes demostrar que en verdad eres cupido y no un farsante que se quiere robar la casa?

Rueda los ojos y da un pequeño salto, saliendo sus grandes alas blancas, mostrándomelas con una sonrisa sexy (para cualquier persona del mundo, exceptuándome yo, obviamente). Sus alas más grandes que él radiaba una luz blanca, dando un sentido de "ángel"

-Ahí estas demostrando que eres un ángel, idiota. No quiero un Pach Cipriano –respondo sarcástica- No quiero perder el tiempo con un simple ángel

-¿Me estas comparando con ese simple inmortal con alas de perico conmigo? Uno de los más grandes dioses del amor y del deseo. – Su temblante rojo me hizo retroceder un poco, por el temor – Nunca jamás compares un ser tan perfecto como yo con un ángel adolecente con alas de pollo.

Asiento todavía no muy convencida, pero en mi interior sabía que era verdad; él era cupido, pero algo no me cuadraba ¿Por qué no andaba con sus flechas? Si siempre cupido andaba con eso.

No pude evitar preguntar eso, mientras que él le ojeaba con una mirada a mi pequeño departamento.

-¿Y por qué no tienes tus flechas "Cupido?- pregunté irónicamente, levantando la ceja.

-Si las tengo, siempre las tengo. Lo qué pasa que no las tengo a simple vista de cualquier persona, porque hay mortales como tú nena, que hacen muchos problemas.

Sonrió mostrando todos sus perfectos dientes, maldito dios griego ¿por qué debe ser tan bello, pero tan egocéntrico?

-Entonces, señor Cupido ¿Cuándo se va a ir a mi queridísima morada? Porque no lo aguanto.

Ignorándome por completo, cupido siguió mirando las habitaciones, asistiendo en otros casos.

-Vaya, que mujer más sola eres. – Comenta, dejándome estupefacta por lo que me dijo.

-¿Por qué dices eso? –Respondo lo más molesta y cortante – No tienes ni idea de mi vida, no sabes nada de mí.

Sus ojos miraron fijamente a los míos, y por un breve momento sentí sus pensamientos en mi mente. Quise esquivar la mirada, detener esto pero no podía, su inconciente no me dejaba.

-No estás con nadie, no tienes ninguna pizca de enamoramiento-levanta la ceja-más tienes rabia.

Dicho esto se volvió a sus asuntos. Empecé a pensar en lo que me dijo ¿existiría la posibilidad que después de años pude liberarme de él? Si es así, después de años puedo ser yo de nuevo, pero no siento eso. Siento que todavía él está en mí.

Todavía recuerdo sus miradas, sus caricias y sus llamativos ojos. Pero terminó todo, y él lo hizo.

-Me gusta este apartamento, me quedaré aquí.—concluye, sacándome de mis pensamientos .

Abro los ojos como platos, no no debe ser.  

-¿Qué?

-Me quedaré aquí, voy a vivir aquí hasta que termine mi misión

-¿vivir aquí? ¿Misión? ¿Chica?

¿En qué me he metido?

Cupido, estás despedido #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora