Capítulo 21

3.5K 223 38
                                    

-¿Estás segura de esto?- Me dice Ricardo con una pequeña sonrisa.

Acaricio su cabello y toco su mejilla - Sí- le respondo tranquila.

No es emocionante para mi, es como una actividad más. Estoy muerta por dentro ¿qué mas da si mato mi vida completa metafóricamente? Fui sincera con él hace un mes al decirle que quería casarme, pero que no sería la esposa perfecta e ideal que él espera y mucho menos que lo amo como él me ama. Me dijo "te ayudaré a amarme más cada día que pasemos juntos" y vaya que lo ha intentado, desde detalles hasta regalos hermosos y hacer actividades que realmente quiero. La relación ha cambiado mucho y me gusta cómo va, 30 días pueden ser cualitativamente suficiente para poder querer a alguien.

Ricardo me encontró rota e intentó repararme, lo quise por eso. Siempre ha intentado hacer por mi, lo que yo misma no pude. Por eso pensé que sería buena idea estar con él, ayudarme, hacerlo feliz intentando hacerme feliz. Su amor es muy ciego, niño, inmaduro, dándolo todo y recibiendo nada.

-¿Te gusta el nuevo vestido? - pregunta curioso

-Sí, el otro lo eligió mi madre  y era más suyo que mío- El nuevo vestido era simple, como yo y el cambio le causó mucho enojo a mi madre, así que fue muy bueno.

-Me alegra que te haga feliz, si necesitas algo solo avísame. Tengo que ir a prepararme y esperarte en el altar- se va de la cama y busca su ropa para vestirse.

Pensé que sería divertido tener sexo pecaminoso y casarme en una iglesia al día siguiente. Debo admitir que esta vez fue un buenísimo sexo, pervertido y sucio, para tener algo de qué reírme mientras el sacerdote hable de buenos modales y moral. Ricardo no se opuso y fue un buen colaborador de mis orgasmos, aunque nunca serán tan buenos sin amor. Es mucho más simple ahora que no estoy esperando a nadie,sin esperar nada. Ricardo ha sido comprensivo, su amor es demasiado y lo hace débil a lo que yo deseo, prácticamente su voluntad es mía. Ese amor no es sano, lo sé y en algún momento me odiará por no amarlo como él a mi.

Ricardo termina de cambiarse y me da un beso en la frente para irse al departamento de su amigo donde está su traje. Es guapo, no puedo quitarle eso y tampoco su buen cuerpo, pero no es ella, jamás sera ella con sus ojos grises y cabello hermoso. No puedo odiarlo por no ser ella, al fin y al cabo... él es quién está aquí, mientras ella seguro está con otra.

Veo la hora en mi teléfono y ya es medio día, debajo de la hora veo la notificación de un mensaje no leído. Es el de Helena, no quise abrirlo pues no está feliz de participar en la boda, de la idea de la boda, de mi decisión y mi vida. Está enojada hasta el tuétano y no quiere ser parte de ello. Sólo espero que se le pase rápido, la quiero demasiado como para no tenerla en mi vida.

Me doy una ducha muy quisquillosa y exfolio mi piel, quiero verme bien por fuera aunque por dentro esté hecha mierda. No quiero que vean lo triste que estoy en el que debería de ser el mejor día de mi vida, no puedo permitirlo. Decidí vestirme y maquillarme yo misma, no quiero un excesivo maquillaje ni peinado que me lo hará una peinadora de mi elección: una trenza suelta que tiene unas pequeñas flores como decoración.

Veo mi reflejo e intento seguir con la idea y papel que tengo. Si todos los seres humanos buscan con quien compartir su vida, yo no quiero desperdiciar mi tiempo en amor. Ya tengo a alguien que es tolerable y amable, con eso puedo vivir o al menos eso intentaré.

Mi corazón está muy roto y herido como para volver a enamorarse. Por salud he renunciado al amor.

Tocan la puerta y una estúpida parte de mi ser desea que sea ella y mi corazón se detiene para luego empezar a latir con fuerza. Camino hacia la puerta, sin percatarme que estoy desnuda, solo me doy cuenta cuando estoy por abrir la puerta. La abro lentamente y veo a Helena con un vestido negro muy elegante.

Solo diré que aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora