Capítulo 10

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La habitación está vacía pero hace que me sienta completa y llena. Sin Ricardo aquí, no tengo que fingir amor ni recibir el amor que no quiero. La cama es toda mía, sin ningún cuerpo que me incomode o una voz que me irrite. He dormido mejor que en los últimos años, tranquila y en paz. Miro el lugar y sé lo que debo de hacer, no puedo evitar sonreír por la idea de irme.

El frío piso hace que el cuerpo se me estremezca cuando pongo los pies fuera de la cama. Busco en el armario mis maletas y las encuentro después de unos minutos. Las sacudo y el polvo hace que estornude. Retiro mi ropa con mucho cuidado, pues no quiero volver a doblarla, y la acomodo en una maleta, poco a poco y sin apuro alguno, termino de empacar mis cosas. En total, 3 maletas con mi ropa y una con mis chucherías. No podría decir que mi vida cabe en 4 maletas porque lo más importante lo dejé en mi antiguo departamento. Lo que cabe en 4 maletas es mi vida fingida, mi vida después de Emily.

Cargo las maletas y las dejo cerca a la puerta. Observo a mi alrededor y se siente como un fin que dará principio a algo. Decido escribirle una nota a Ricardo, más que nada por consideración a estos años juntos. Busco entre las gavetas de la cocina algún bolígrafo y papel, cuando lo encuentro empiezo a redactar.

"Querido amigo

Quisiera que la situación sea diferente pero no lo es, esto es lo que hay y no podré cambiarlo. Te quiero y amo como amigo, nunca dejé de hacerlo y este cariño no se irá pues me acompañaste en los peores momentos y has estado conmigo estos años.

No fui infeliz pero tampoco feliz, estuve en un estado inerte y tú me traías a la vida por momentos y estoy enormemente agradecida por ello.

Si decides regresar, espero que no me odies por esto pero debo irme a donde pertenezco, mi hogar, en aquella calle que está cerca aun mercado y para sucia; no aquí, rodeada de centros comerciales y bancos.

Espero que podemos ser amigos después de todo, eres alguien importante en mi vida. Y ninguno de los dos merece un amor a medias, sobre todo tú, que diste tanto en esta relación.

Gracias por estar a mi lado, Clara. "

Dejo la nota en la mesa y seco mis lágrimas. No odio a Ricardo, nunca lo haré pero no soporto estar a su lado y desear interminablemente que sea Emily. Llegué al extremo de pelear por nada, de botarlo de casa, de pegarle por nada... son cosas que hice para que me dejara pero él no lo hizo, en cambio me pidió matrimonio.

Abro la puerta y saco las maletas, cierro con llave y deslizo la llave por debajo de la puerta. Pido el ascensor y con esfuerzo coloco las maletas dentro. Al llegar al primer piso, el portero me ayuda y hace demasiadas preguntas, sonrío y decido responder puesto que ya no quiero callar.

-Sé que no es de mi incumbencia pero una pareja tan bella como usted y el joven Ricardo, están destinados

-No, no lo estamos- me limito a decir

-¿Él la engañó? Seguro no fue su intención, las mujeres son muy persuasivas

-¿La culpa de es ella y no de él? - pregunto sólo por curiosidad

-Claro, el hombre no tiene la culpa, es débil- su comentario machista hace que me enoje y espero a que deje mis maletas en la puerta para poder responderle

-Tiene razón, la carne es débil y que las mujeres somos persuasivas, es por eso que me acosté con una mujer en vez de un hombre - le sonrío pues sé que este hombre es católico a morir.

Su rostro es indescifrable cuando subo al taxi y le doy la dirección. No me importa lo que vaya a decir o pensar de mí, he soportado demasiado.

Solo diré que aún te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora