11| Chiyo

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Desperté aturdida y con el cuello adolorido. Me levante de golpe mirando a mí al rededor. Chasque la lengua y golpe el suelo con mi mano derecha.

―!¿Como me permití bajar la guardia?! ―grité frustrada mientras con mi mano izquierda hecha un puño golpeaba la roca que estaba frente a mí una y otra vez hasta calmarme―

Me levanté de ahí y vi la roca, tenía una grieta bastante grande en el centro y parecía que se rompería si le dabas un golpe más. Rodé los ojos y comencé a ver a mi alrededor intentando ver donde me encontraba y recordando quien me había traído aquí para partirlo por la mitad.

Estaba rodeada de rocas, el aire estaba húmedo y frio. Reconocía este lugar... !Estaba en Iwagakure!. ¿Por qué demonios estaba tan lejos?. Iwagakure está a tres días de la guarida de Akatsuki.

No puedo creer que me ibas a usar de sacrificio para que tu pelirrojo se salvara...

―Cállate. He perdido la cabeza...

Sin perder más tiempo comencé a correr en dirección a la cueva de Akatsuki, todos y cada uno de ellos iban a conocerme, todos tenían la culpa. Menos Itachi-San, él nunca tiene la culpa. De camino comencé a pensar quien sería el afortunado de ser partido en dos con mis propias manos. Ninguno de los Akatsukis estaban lo suficientemente cerca para poder asestarme un golpe, Pain era el único cercas, pero no pudo ser él ya que estaba delante de mí. Si alguno se hubiera movido me había percatado de ello; el único con dichas habilidades era... Zetsu.

―Mandare a esa maldita planta a hacer fotosíntesis

Después de correr por tres días sin descansar ningún momento llegue a la entrada de la cueva, la cual, ahora estaba completamente destruida. Entre cerré los ojos y comencé a adentrarme en la cueva mirando cuidadosamente cada espacio de esta. Una batalla se había liberado aquí hace no mucho tiempo. Había arena negra esparcida por cada espacio de la cueva, además de miles de partes de diferentes marionetas estaban esparcidas por el suelo destrozadas.

El único que podía usar las marionetas y dicha arena era Sasori.

Busque con mi mirada algún signo de vida no inteligente, pero no logre encontrar nada. Camine un poco para adentrarme más en la cueva y accidentalmente pise una de las muchas marionetas, fruncí el ceño y mire hacia mis pies, encontrándome no con una marioneta normal, si no que con el cuerpo de Sasori. Lo pise nuevamente, pero este ni siquiera reacciono.

Estaba muerto.

Sea quien sea contra quien halla peleado, no era una persona fuerte, debió haber recibido ayuda. Ahora quisiera saber quién era esa persona para poder luchar contra él o ella y comprobar si tenía la misma suerte dos veces.

Dejé el cuerpo tendido en el suelo salí de la cueva en busca del pelirrojo. No sabía cuánto tiempo conllevaba la extracción de una bestia, pero tenía la esperanza de que alguien lo hubiera sacado de aquí con vida, o tan siquiera medio muerto.

Camine por la parte sur de la cueva e invoque nuevamente a mi ave, dándole indicaciones de encontrarlo e informarme inmediatamente, tras mis ordenes el ave emprendió vuelo hacia el este de la cueva. Salí de ahí concentrándome para percibir cualquier tipo de chakra, pasé unos minutos caminando sin ninguna señal, mi ave había regresado a mi hacía unos segundos, al no encontrar nada la envié hacia la otra dirección aun con la esperanza de encontrar por lo menos su cadáver. Bufé antes de pisar un insecto que se cruzó en mi camino, como si eso hubiera servido de algo, percibí una gran masa de chakras acumulados unos metros delante de mí, comencé a caminar en dicha dirección con mucho cuidado.

Ataúd Del Desierto ⸻ 𝗴𝗮𝗮𝗿𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora