01| Infancia

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Ne. Sarutobi.

Una niña de aproximadamente cuatro años se encontraba teniendo una plática ya muy común, pero muy incómoda para el mayor, pues era complicado de responder.

¿Qué sucede?.

¿Por qué no tenemos mamá y papá?.

Aquella pregunta seguía sorprendiendo al mayor, pero con la misma tristeza de siempre, la niña siempre obtenía la misma respuesta.Que ya empezaba a odiar.

Nada.

―Métanse con otra persona ―dijo la niña de aproximadamente seis años mientras golpeaba a dos niños que hace unos momentos arremataban contra su hermano―

Los niños lograron escapar de ella a duras penas. Ya una vez estuvieron lejos de su alcance, se giró a ver a su hermano quien estaba en el suelo con raspones en las rodillas y multiples golpes en el resto de su pequeño cuerpo.

―No tenías por qué defenderme, yo puedo solito ―giro su vista evitando mirarla―

―No. No podías ―respondió ella mientras acercaba su mano para que el pudiera tomarla―

Él la tomo con desgano, pero no tardo en formar una gran sonrisa en su rostro.

―¡Juro que algún día yo te protegeré-dattebayo!.

―Mientras no puedas, yo estaré para protegerte.

―Pero yo soy el hombre, yo debo protegerte.

―No todas las mujeres somos débiles, no todas necesitamos ser protegida.

La chica se alejó de ahí en dirección a ninguna parte dejando a su hermano solo.

Su hermano siempre se metía en problemas; a veces sin quererlo. Las personas de la aldea buscaban pelea sin razón, por aquello ella tuvo que aprender a defenderse, a defender a su hermano. A madurar rápidamente.

Sin un padre que le apoyara, sin una madre que le detuviera. Lo logró con su fuerza de voluntad.

Miro a su alrededor unos segundos, estaba frente a un cementerio. Siempre, por alguna extraña razón, terminaba en aquel lugar tan deprimente. No había explicación, pero a ella no parecía darle importancia.

Dio media vuelta después de mirar unos segundos el cementerio. Esta vez no entraría.

Volvió a caminar sin rumbo alguno mientras escuchaba a las personas susurrar cosas de ella mientras le daban el paso. O más bien se apartaban de su camino con el mismo semblante que le mostraron siempre.

No era respeto.

No era amabilidad.

Era miedo.

Ella infundaba miedo por sus acciones.

Aprendió que si los demás no tenían respeto por ella o por su única familia; tendría que ganarse el respeto a su manera.

―¿Por qué te comportas así?.

―No es de tu incumbencia.

―¡Claro que lo es, somos hermanos y puedes confiar en mi!

Otra vez la misma discusión. Otra vez las mismas personas discutiendo, por el mismo tema.

Él no comprendía los comportamientos de su hermana. Eran totalmente diferentes, tanto que solamente el apellido y los rasgos los unían.

Ella era distante. Él era extrovertido.

Ataúd Del Desierto ⸻ 𝗴𝗮𝗮𝗿𝗮Where stories live. Discover now