Cap. 10 -Limar asperezas

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Las facciones de Thor se contrajeron en una mueca de desagrado tras el primer trago al botellín de cerveza que Steve le acababa de pasar. No terminaba de cogerle el gusto a las bebidas alcohólicas midgardianas, en comparación con los licores de Asgard le resultaban tremendamente insulsas.

―Entonces, decidme si lo he entendido bien, ¿el amigo Tony tiene una hija? ―Posó el botellín sobre la mesa de mimbre colocada entre los sofás de jardín que en ese momento ocupaba, junto con Stark, Rogers y Banner―. ¿La dama con la que discutías cuando he llegado?

―Lo has entendido perfectamente, ricitos de oro ―respondió el millonario casi gruñendo. Estaba completamente reclinado hacia atrás en el sillón, con una cerveza entre las manos y la mirada perdida en la piscina exterior del complejo.

―Tony, tranquilo. ―Bruce palmeó el hombro de su compañero. Luego miró al asgardiano y volvió a resumirle toda la situación que estaban atravesando con HYDRA, los eternos, los Kree, Alexa y el Zenit.

El dios del trueno había llegado apenas una hora atrás, justo después de que Alex reconociera ante todos lo que evidenciaban los resultados del análisis genético: que Tony Stark era su padre biológico.

Tras el desconcierto inicial, ambos, padre e hija, habían empezado a gritarse entre ellos, ignorando al resto de los presentes, que todavía seguían en shock por la noticia. Alex le había dicho a Tony que no era para tanto, que no hacía falta montar una escena... y quizás justo por eso Tony había armado un drama mayor.

La tensión de la situación había provocado que Alex perdiera los nervios... y, con ellos, el control de sus poderes. Por un momento, todos los sistemas informáticos y tecnológicos del complejo se habían vuelto locos; incluso había hecho que un par de quinjets y tres activos de la Legión de Hierro despegasen por sí solos.

Al final, Natasha y Clint se habían llevado a la chica a su cuarto para tranquilizarla, mientras Bruce, Steve y Thor se quedaban con Tony, que tampoco estaba mucho mejor. El resto del equipo había tenido que salir a recuperar los aviones y los trajes de Iron Man extraviados.

―¿Por qué no me lo dijo? ―Stark habló con la voz un tanto apagada, sin dirigirse a nadie en particular.

En el rostro de Steve se dibujó una expresión compasiva. A sus ojos, Tony ya había superado la histeria inicial, y ahora estaba pasando por una fase de abatimiento. Ya le faltaba menos para llegar a la aceptación.

―Seguro que tiene una buena razón ―dijo con suavidad. La noticia no lo había pillado por sorpresa, a diferencia del resto del equipo, él ya había empezado a conjeturar sobre ese parentesco días atrás. Ahora que sus sospechas se habían confirmado, todo tenía más sentido―. Tampoco será fácil para ella, Tony. Debéis hablarlo con tranquilidad.

El aludido asintió. Empezaba a asumirlo, cierto, y la idea no le disgustaba. Alex era su familia, podía aceptarlo, y hasta le hacía ilusión; de algún modo la había sentido como tal desde el primer día. Lo que de verdad le molestaba era saber que ella ya estaba al tanto de su vínculo desde el principio y lo había mantenido en secreto...

Trojan » Steve RogersWhere stories live. Discover now