Cap. 4- La primera pieza

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―FRIDAY, reúne al equipo, que acudan todos a la Sala de Juntas ―ordenó Tony, sin apartar la mirada de la pantalla holográfica en la que estaba archivando los últimos datos del Zenit.

Enseguida, señor. ―La voz femenina de la interfaz resonó en el interior del laboratorio tecnológico.

Alex se puso en pie y se estiró, necesitaba activar la circulación después de tantas horas sentada.

Tras despedirse de Steve la noche pasada, dormir casi cinco horas y darse una buena ducha, había regresado al trabajo como nueva y, con el apoyo de Stark, que se había unido a ella luego de disfrutar de su propio descanso, habían logrado desencriptar todos los datos de interés antes de lo esperado.

―Y con esto, hemos terminado. ―Tony movió los dedos en el aire, apagando las pantallas holográficas. A continuación, miró a la joven con una expresión cómplice―. Vamos, listilla, es la hora del show. ―Recogió el dispositivo extraterrestre de la mesa y salió por la puerta, seguido de la chica.

En la Sala de Juntas ya aguardaba el equipo al completo: Natasha, Steve, Wanda, Sam, Bruce y Vision. Solo faltaba Barton, que todavía no había regresado de su misión, y Thor, que si bien siempre acudía cuando lo necesitaban, tenía su residencia fija en Asgard. Además, en representación de SHIELD estaba Maria Hill, a quien Alex se acercó primero.

―Creo que te debo una disculpa ―le dijo, con una expresión cándida―, me tomé bastante libertad a la hora de interpretar tu orden hace tres años.

―¿No es eso lo que haces siempre? ―La agente esbozó una sonrisa de medio lado.

―Espero que Fury no la tomara contigo. No pretendía meterte en problemas ―añadió con franqueza.

―Tranquila, te conoce demasiado bien. ―Maria se encogió de hombros, tranquilizando a la chica.

En ese momento, Tony chasqueó los dedos en dirección a Alex, para llamar su atención.

―Listilla, ¿quieres hacer los honores? ―le propuso, señalando el control de la pantalla holográfica, en donde ya había cargado todos los datos decodificados.

Ella asintió y se colocó a su lado. Activó el mando y, al instante, en el centro de la enorme mesa de juntas se materializó el holograma de un antiguo edificio ubicado en medio de lo que parecía un desierto.

―¿Qué se supone que estamos viendo? ―Quiso saber Natasha, intrigada, inclinándose hacia delante.

―Esta, señores, es la primigenia y más antigua base de HYDRA ―respondió Tony, con la misma naturalidad con la que anunciaría el tiempo en las noticias del mediodía.

―¿Eso es lo que habéis sacado del aparato Kree? ―cuestionó Maria Hill sorprendida―. ¿Pero no era una unidad de almacenamiento de energía?

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