Cap. 9- ADN

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Al día siguiente, a primera hora de la mañana Alex despertó a causa de una alarma ensordecedora resonando por todo su cuarto.

Todavía sin abrir los ojos se cubrió la cabeza con la almohada, pero el sonido apenas disminuyó.

―FRIDAY, ¿qué es eso? ―protestó con pesadez, aún medio adormilada―. Apaga ese infierno.

No puedo, señorita Zane, me ordenaron que la despertase ―respondió la voz femenina de la Inteligencia Artificial―. Tiene que presentarse en el gimnasio para el entrenamiento matinal.

Con un resoplido y cara de pocos amigos, Alex se incorporó de la cama. Ni siquiera eran las seis de la mañana, ¿tan pronto empezaban los Vengadores su rutina?

―Está bien ―masculló―, ya me levanto, pero apaga la alarma, o te juro que te convierto en guía de GPS.

Los humanos tienen un humor curioso por las mañanas ―comentó FRIDAY, al tiempo que obedecía la orden de la chica.

A Alex se le escapó una mueca parecida a una sonrisa, era extrañamente divertido discutir con una voz invisible. Arrastrando los pies y con la pereza propia de alguien a quien acaban de sacar de la cama por la fuerza, se dirigió al baño para darse una ducha rápida, y luego se vistió con el primer conjunto deportivo que encontró en el armario.

Quince minutos más tarde estaba entrando en la enorme sala que los Vengadores llamaban gimnasio. Le recordó bastante a las dependencias de alto rendimiento del Triskelion; había de todo, máquinas de ejercicio, sacos de boxeo, un par de rings de lucha, una zona de simulación de batallas, una pista de obstáculos... Desde luego, Stark no había escatimado en gastos. Sin embargo, no vio a ninguno de sus nuevos compañeros pululando por la zona.

―¿Hola? ―Dio una vuelta sobre sí misma. ¿Dónde estaban todos?―. Si esto es una novatada, aviso que no me la voy a tomar muy bien, mi sentido de humor no funciona tan temprano... ―alzó la voz.

Escuchó un maullido a su espalda y se volvió. Sus ojos se agrandaron al ver a Steve entrando en el gimnasio con una preciosa gata siamesa en brazos.

―¡Cat! ―Alex se acercó y tomó al animal entre sus manos―. ¿Pero, y esto? ―Sin dejar de acariciar a la gata levantó la mirada hacia el hombre―. ¿Qué hace aquí?, ¿la han traído?

―Fui a buscarla anoche, después de la reunión ―explicó el Capitán―. Tony ya ha ordenado que trasladen tus cosas, pero todavía tardarán unos días, así que...

―Volaste a Berkeley para traerme a mi gata. ―Alex sacudió la cabeza de un lado a otro, incrédula―. No sé qué decir ―añadió, todavía pasando los dedos por el suave pelaje del felino.

Adoraba a su gata. Mientras formaba parte de SHIELD, Nick Fury nunca le había permitido tener una mascota, por eso, una de las primeras cosas que había hecho tras la caída de la agencia, había sido buscar un refugio de animales donde poder adoptar.

Trojan » Steve RogersWhere stories live. Discover now