Desamparada en Riverdale || Jughead Jones.©️

29; La retirada

Lloré descontroladamente en el pecho de Jughead al ver el inerte cuerpo del mismísimo Jason Blossom, junto al de su padre.

— Jug, Jug. Vámonos de acá. – Sollocé.

— Tranquila, cierra los ojos, ciérralos. – Me hundió en su cuello y me hacía cariño en la espalda.

— Este es un nuevo caso. – Dijo el Sheriff, seguramente mañana vendrá a inspeccionar.

— Esto es lo más traumatizante que he vivido en toda mi vida. – Archie Dijo con el estómago débil.

— S-Siento pisadas. – Susurré. – Escóndanse. – Efectivamente la policía entró y se llevó una gran sorpresa.

— Llama a refuerzos, hemos encontrado un caso de un posible homicidio y suicidio. – Dijo un oficial. Temíamos por nuestras vidas, lo único que nos resta es que seamos atrapados y testigos de esto. ¿Podrían las cosas empeorar? Sin mencionar que aún tengo mi pierna sangrando, esto es lo peor que me ha pasado años. ¿Lo peor? Esto es solo el comienzo, no hay rastro de Pop Tate, no hay rastro para que yo pare de buscarlo y que haga justicia. Haré todo para poder salvarlo. Cueste lo que cueste. Las lágrimas no podían parar de brotar sobre mis mejillas, todos estábamos asustados. Todo estaba oscuro, como ventaja se podría decir entonces que tenemos algo a favor. Archie movió un bote de miel de maple sin querer causando un estruendo. – ¿Hay alguien aquí? – Alzó la voz el oficial. Escondí mi rostro en el pecho de Jughead esperando lo peor. Prendieron una linterna, es ahí cuando estamos muertos. Sentí que alguien se levantó, haciendo que sonara el crujido de la paja que estaba en el piso.

— Soy yo, Sheriff Keller. Estaba buscando con más profundidad pist- ¿Escuchaste eso?

— Sí. – Susurró el policía.

— Vamos, debemos confrontar a quien sea que esté fuera de este granero. – Ordenó y ambos salieron del lugar. Aprovechamos de escapar, caminamos lentamente en dirección a la salida de Thornhill, nos tomó una hora salir del granero.

— Lo hicimos. – Susurró Archie.

— Chicos, por favor. Aún no hacemos todo. – Dije apenas, a los chicos se les había olvidado el doloroso hecho que sucedió en mi pierna.

— Oh, cierto. Tendremos que caminar al hospital. Ambos te cargaremos hasta allá. No está tan lejos. – Archie dijo nervioso. Fuimos y llegamos en una media hora, el dolor empezó a ser más intenso, pues ahora nuestra máxima preocupación era llegar al hospital.

— Me muero. – Dije mordiendo mi propio brazo, con el pasar del tiempo la pierna se me durmió por completo.

— Mierda, no te mueras. Ya llegaremos. – Archie Dijo desesperado.

— No voy a morir, idiota. Me duele mucho. – Apreté los ojos tomando una bocanada de aire.

— Linda, por favor resiste. Ya llegaremos. – Jughead suplicó. Por suerte sus palabras no estuvieron del todo erróneas, efectivamente llegamos tres minutos después. Me llevaron a Urgencias y pasé rápidamente al pabellón donde harían una pequeña cirugía.
Esto no saldrá nada barato.

— ¿Mejor? – Jug Besó mi frente agarrando mi mano mientras se sentaba a mi costado.

— Sí, perdón chicos. No quise tratarlos así, estaba desesperada.

— Me imagino, no te preocupes. – Archie entró y se posicionó al lado de Jughead.

— ¿Acaban de analizar la movida que acabamos de hacer o solo yo? – Dije mirando un punto fijo y una solté una carcajada involuntaria, seguramente nerviosa.

— Ahora que sabemos que él no está allá. No volveremos. – Suspiró Jughead.

— Ni muerto. – Archie dijo asqueado. – Voy a tener pesadillas, se los aseguro.

— Chicos, yo puedo pagar esto. Pero no traje ni un solo billete. ¿Me pueden prestar dinero? – Pregunté mientras acomodaba la pierna.

— Obvio, yo lo hago. – Se ofreció Jughead. – No me tienes que pagar de vuelta.

— Obvio que sí, Jug. No podría dejar que lo hicieras. – Dije débil.

— Okay, como digas. – Sonrió sin mostrar los dientes, sabe que saldrá con la suya. – ¿Chicos, mi billetera? – Entró en un ataque de pánico.

— ¿No está en tu mochila? – Pregunté nerviosa.

— No, no está. – Su rostro se desfiguró por completo.

Mierda, todos los caminos llegan a Thornhill.

Gracias por leer.