2; ¿Amigos?

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El chico es un encanto, no les voy a mentir. Si fuese como todas las chicas de acá ya estaría enamorada de él.

Pero no lo sé, muy típico. Muy cliché.

Pienso que podríamos ser muy buenos amigos, eso sí.

Recorrimos la gigante escuela y tuvimos que ir a clases, por lo que no pudimos ver a sus amigos hasta ahora; el almuerzo.

Logré ver a simple vista a una rubia chica junto a una morena y un lindo chico con un gorro que para mi gusto es genial.

— Hola chicos, les presento a Blue, es nueva aquí y pensé que podríamos brindarle un poco de apoyo. – Archie Sonrió y todas las miradas se posaron en mi, me sentí intimidada.

— Genial. – Dijo la rubia. – Betty Cooper, mucho gusto.

— Veronica Lodge, el placer es Mío. – Dijo sonriendo mientras extendía su mano.

— Soy Jug. – Sonrió sin mostrar los dientes.

— Di tu nombre completo. – Dijo Betty y las mejillas de Jug se tornaron de un color rosa.

— Mi nombre es Jughead Jones. – Dijo y mi expresión de impacto se hizo presente. Creo que he escuchado su nombre antes.

— Me encanta tu nombre. Mi nombre no es blue, es BlueBerry Ainsworth. – Confesé y por un momento creo que sentimos empatía por el otro.

— Verás, Todos acá somos mejores amigos y los únicos que estamos juntos acá somos Archie y yo; Jughead y Betty son como hermanos y eso jamás pasará. Todo tuyo. – Dijo Verónica susurrándome al oído y me sonrojé un poco.

Los chicos son muy simpáticos y ahora era turno de nuestro último período.

— ¿Alguien va a literatura? – Pregunté. Todos negaron excepto Jughead.

— Vamos. – Dijo y me guió hacia el salon.

Nos sentamos juntos, no sé si lo hacía porque le agradaba o porque le daba pena pero de una forma u otra agradezco que lo haga.

— Juggy tiene nueva novia. – Gritó una pelirroja con muy poca ropa entrando al aula, todos rieron y él bajó la vista avergonzado. – Dinos la verdad Jughead, ¿Cuánto le pagaste para que fingiera? – Preguntó y todos estallaron en risas.

— Apenas lo conozco, preocúpense de sus propios Asuntos, idiotas. Además, pierdan cuidado que prefiero estar con este dulce chico antes de estar con basura mutante como ustedes. – Dije cerrando mis libros y saliendo del salón.

Yo intentaba no ser dramática. Bueno, la verdad es que es difícil no serlo cuando esta escuela parece ser extraída de una película.

En un segundo me senté cerca de mi locker y encuentro a Jughead con la mirada. Se sentó a mi lado.

— Son unos tontos sin cerebro. Lo lamento. – Dijo tumbándose a mi lado.

— No lo lamentes, sólo agradezco que Archie me salvara de esos trogloditas y me llevara con ustedes, si no fuera por eso yo ya ni estaría aquí.

— ¿Qué estaban haciendo? – Dijo con un tono preocupado.

— Básicamente hablando de mi trasero. – Resoplé y pude ver la indignación en su rostro.

— Por favor, hagas lo que hagas, no hables con cualquier chico del equipo de fútbol americano que no sea Archie. Ellos son unas bestias y solo ven a las chicas como un objeto sexual, es más, solían tener una lista en la cual contaban puntos sobre quién obtenía más chicas, patéticos. – Advirtió y la idea de eso no suena muy bonito.

— Gracias, lo bueno, es que a diferencia de las chicas de acá yo pienso con el cerebro y no con las tetas. – Sonreí y él me miró y sonrió pero luego se tornó serio.

— Eso es bueno. – Pensó. – ¿Y de donde eres?

— Solía ser de Winterdale hasta que mi madre falleció. – Me encogí de hombros mirando un punto fijo.

— Wow... lo lamento. – Dijo apenado mientras arreglaba su gorro.

— No te preocupes, cada día me siento mejor. Primero que nada, Dos cosas; adoro tu gorro y segundo, ¿Eres originario de acá? – Pregunté.

— Gracias, la gente suele odiarlo. Lo he ocupado durante cuatro años de mi vida. – Sonrió y yo sonreí con él. – Y sí, mis padres están momentáneamente separados y vivo solo en estos momentos.

— Tenemos más en común de lo que parece. Yo tengo esta muñequera y la ocupo desde más o menos esa cantidad de años. Mi padre cuando nací se dio a la fuga y al poco tiempo de cumplir siete años me enteré de que había fallecido.

— Wow Eso Es... – Dijo sin palabras.

— Traumático.

— Olvidemos el tema. ¿Dónde vives?, ¿Es cerca? – Preguntó y empecé a jugar con mi muñequera, eso hago cuando estoy nerviosa.

— Es relativamente cerca, no sé el nombre de la calle pero sé llegar a ella, y también vivo sola. – Sonreí nerviosa y fui salvada literalmente por la campana.

— ¿Me podrías dar tu número?... Digo para hacer un chat con los demás y así mantenerte al tanto de todo lo que pasa y para que si en cualquier situación te sientes en aprietos, te ayudaremos.

— Sería de mucha ayuda, de verdad, gracias. – Dije mientras le dictaba mi número. – Nos vemos. – Besé su mejilla y me fui del lugar.

Recorrí un poco la ciudad, sin llamar la atención y luego me dirigí a la cabina. Ya se estaba oscureciendo.

Entré a la cabina y posicioné mis cosas nuevamente. Me sentí observada y eso fue una maldición.

Jughead estaba en la entrada de lo que parecía ser su hogar y yo estaba acobijándome con tres trapos sucios en esta inmunda y microscópica cabina.
Claramente me miró y no pudo evitar venir a mi dirección.

¿Qué diré ahora?

Desamparada en Riverdale || Jughead Jones.©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora