El ala oeste

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— No entiendo por qué todos ustedes son tan amables conmigo — le dijo a Mrs. Peggy. Después de la cena, Alexander fue inmediatamente llamado para regresar a su habitación y ahora estaba caminando por los grandes pasillos del castillo junto a Mrs. Peggy con su característico carrito de servicio.

Peggy dió una risita, y antes de que pudiera decir algo Alexander preguntó — ¿No han pensado siquiera en escapar? De seguro están igual de atrapados que yo aquí.

— John Laurens no es tan terrible como él parece — respondió casualmente. — En lo profundo de su alma hay un príncipe... Un príncipe esperando a ser liberado.

Después de eso Alexander no cuestionó más, ni se preocupó en pensarlo, principalmente por que su mente estaba en un modo perezoso después del espectáculo. Se mantuvieron unos segundos en silencio (bastante agradable, la verdad) hasta que llegaron a las escaleras del salón principal, al final de las escaleras habían dos pasillos; el de la izquierda obviamente el ala este y el de la derecha posiblemente el ala oeste. El ala oeste que según Hercules y Lafayette no existe, aunque es muy obvia su existencia.

— Lafayette mencionó algo sobre el ala oeste. — recordó Alexander.

— Oh, no tienes que preocuparte sobre eso, no es nada importante. — respondió Peggy con una voz levemente temblorosa, probablemente no se esperaba las palabras de Alexander. — Lo que es importante ahora, es que descanses. — Peggy lo empujó suavemente con el carrito, alentándolo a ir a su habitación. — Buenas noches, Alex.

— Buenas noches, Mrs. Peggy.

Y empezó a subir las escaleras lentamente, chequeando a Peggy disimuladamente. Por alguna razón, sentía mucha intriga por esta ala oeste. Pretendiendo ir al ala este, vio como el carrito ya no estaba, había desaparecido en el fondo del pasillo. Inmediatamente, Alexander dio pasos silenciosos pero rápidos hacia el pasillo a su derecha, al ala oeste.

En el camino, Alexander pudo notar como los pasillos eran más limpios, pero a comparación del ala este, no tenía ventanas. Todo estaba siendo iluminado por velas y tenían gárgolas y otras decoraciones bastante peculiares por todos lados. Las paredes eran decoradas con un papel similar al del ala este, viejo pero digno para un gran castillo. Sin embargo, andar por el ala oeste no era lo mismo que andar en el ala este (a pesar de varias similitudes). En este lado del castillo todo se sentía distinto, dejaba un sentimiento de soledad y abandono, y Alexander no podía evitar la rapidez de sus pasos, el ambiente lo hacía sentir acechado. 

El joven atravesaba puertas grandes que dirigían a otros pasillos, constantemente viendo hacia atrás preocupado de que alguien lo vea. Siguió caminando y caminando hasta que ya no había más puertas que lo llevaran a más pasillos. Al final había una puerta mucho más grande con relieves tallados en ella, Alexander hubiera atrapado más detalles pero con el apuro que tenía solo echó un vistazo por última vez detrás suyo y abrió la puerta.

Después de cerrarla, Alexander finalmente se detuvo.

Estaba en una habitación más grande que el suyo, tenía bastantes velas que hacían un esfuerzo en iluminarlo todo, muebles llenos de polvo (sí, al parecer está es la única habitación del ala oeste que nadie limpia) y lienzos colgados en las paredes, unos eran tapados con sábanas blancas y otros descansaban en el suelo y pareciera que hubieran sido pisoteados varias veces, dejando la imagen totalmente inentendible.

"Descansa en paz, pequeña pintura" pensó Alexander al pasar al lado de uno de esos lienzos.

Después notó un piano grande lleno de polvo a la esquina de la habitación, a Alexander le dieron ganas de tocarlo pero notó algo mucho más interesante que resaltaba en toda la habitación. Al final había una rosa dentro de una vitrina reposando sobre una mesa, la luz de la luna pegándole intensamente sobre ella. Alexander se acercó lentamente sin despegar su vista sobre la rosa.

Era roja y hermosa, y tenía un par de sus pétalos debajo suyo aunque no hubiera ningún indicio de que se estuviera marchitando. Podía observar como un pétalo se encontraba flojo, y podía deducir que se caería en cuestión de días.

— ¡¿Qué estás haciendo aquí?!

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chan chan chaaaann
aunque no lo crean cada fin de semana me recuerdo a mi misma de que tengo que actualizar ;;v; aunque ha sido un lío con el colegio, el mundial y hubo varias veces en las que me enfermé
de hecho, ahora mismo estoy resfriada :-( but anyways, espero q hayan disfrutado del cap, se supone que iba a ser más largo peeroaaaaa
weno

La Bella y La Bestia | LamsWhere stories live. Discover now