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  Milo se puso protectoramente delante mio. Mis manos estaban agarradas en su brazo izquierdo y noté sus músculos tensarse por encima de la chaqueta.
- ¿Que quieres Tony? - escupió Milo.
Me fijé mejor y no solo era un chico, eran 3 más.
- Jamás pensé, que pudiera verte con una chica Manheim, creí que eras de las de usar y tirar, o ¿es que esta se te resiste y por eso tienes que conquistarla? - rió.
- ¿Piensas que haras algo tirandome basura? Solo estas molesto por que te quitamos la mercancia - Milo se burló.
El chico se acercó amenazadoramente a Milo, y este me echó hacia atrás para que no estuviera cerca de él. Mi corazón empezó a latir con fuerza y rapido.
- ¿Crees que eso se quedará asi? - escupió Tony - No, claro que no - escupió. - Deberias tener cuidado con esa pequeña zorra, no queremos que le pase nada malo ¿verdad? - le susurró a Milo, pero lo suficientemente fuerte para yo oirlo. Milo lo cogió del cuello de la chaqueta.
- Le tocas un solo pelo y desearás no haber nacido Aguilar. - empecé a asustarme cuando los demás chicos se acercaron a Milo. Pero Tony les hizo una seña con la mano para que no hicieran nada.
- ¿Quieres montar un espectaculo? ¿Y con tu chica delante? - negò con la cabeza. Milo lo soltó. - Tus amenazas no me sirven para nada.
- Aún no sabes lo que soy capaz de hacer - rió amargamente. - Y ahora, tengo cosas más importantes que hacer que hablar contigo - se giró hacia mi. Me pasó su brazo por los hombros y yo pasé el mio por su cintura.
- Ya nos veremos Aguilar - se despidió Milo.
Me obligué a mi misma a caminar a pesar de lo asustada que aún me encontraba.
No hablamos mientras nos dirigiamos al cine, es más, se me había quitado las ganas de ir.
Y por la manera en la que Milo me apretaba contra él, sabía que solo querìa gritar maldiciones y romper cosas.

Cuando llegamos a la sala de cine nos sentamos en nuestros asientos, ninguno habia dicho nada. Y aún no era capaz de hablarle a Milo. Miré sus manos, que estaban apretadas en puños, una descansaba encima de su pierta y la otra cubria su boca mientras que miraba a un punto fijo de la sala, suspiré mientras que veía aburrida los anuncios antes de la película.
Ni siquiera estaba prestandole atenciòn a la película, la escena que había vivido con esos chicos... ¿Quienes eran? ¿Ellos eran el otro bando del que Milo me habia comentado? Decidí ir al baño. Me levanté y Milo me sujetó la muñeca - ¿Donde vas? - me preguntó.
- Voy al baño, no tardo - él me miró y después de debatir con su mente me dejó ir. Subí las escaleras que daban a la pesada puerta de metal, la abrí con dificultad y me dirigí al baño. No habia nadie. Me miré al espejo y suspiré. Mojé mis manos y cuando volví a mirarme en el espejo un chico estaba detrás mio. Me sobresalté y me giré.
- Vaya, fallo de Manheim dejarte sola - sonrió. Mi corazón se encogió cuando se avalanzó sobre mi y cubrió mi boca para que no gritara. Intenté safarme de su agarre, sintiendo terror cuando me metió dentro de uno de los cubículos y cerró la puerta.

                        Narra Milo.

Miré mi teléfono, hacia más de 10 minutos que Meg se había ido.
Las chicas tardan, pero ¿tanto? Me levanté del asiento y subí las escaleras de dos en dos. Abrí la puerta de metal y busqué con la mirada donde estaban los baños, hasta que vi un cartel donde lo indicaba. Pasé por un pasillo hasta pararme en frente del cuarto de baño de chicas.
- ¿Meg? - abrí la puerta despacio por si había alguien adentro. No habia nadie. Entré, todas las puertas estaban semi abiertas menos la del final, que estaba cerrada.
- ¿Nena? - me acerqué a la última puerta. La empujé levemente, me asomé y vi a Meg sentada en el suelo, ocultando su rostro en sus rodillas mientras lloraba, abrí la puerta y me puse de rodillas a su lado preocupado.
- ¿MEG? ¿Que te pasa? - la miré. Vi sus muñecas rojas. Las toqué.
- Joder Meg colabora conmigo por favor - le rogué. Ella me miró. Pude ver un moretón en su cuello. Sus ojos estaban rojos y su mirada me transmitia miedo.
- Maldita sea - di una patada en la puerta del baño.
- ¿Quien te hizo eso Meg? - le pregunté volviendome a poner a su altura.
Ella mirò hacia la pared de enfrente, e imité su gesto.
" Te dije que no dejaras sola a tu pequeña zorra, la próxima vez será peor"
Apreté la mandíbula y apreté mis puños.
- AHHHH MALDICIÓN - solté un golpe a la puerta. - Te llevaré a casa - me levanté. - Voy a por las cosas, no te muevas de aqui.
Ella me miró asustada, me agaché a su lado - Todo va a estar bien ¿vale? - acaricié su pelo. Ella asintió duramente.
Salí corriendo del cuarto de baño, entrè en la sala y cogí su bolso y su abrigo y corrí de nuevo al cuarto de baño.
- No puedes entrar aqui - dijo una mujer.
- Mi novia está dentro, y no se encuentra bien, asi que si me permite - la eché a un lado y me dirigí donde estaba Meg. Unas chicas estaban con ella.
- Vamonos nena - me giré a la chicas. - ¿Pueden sostenerme esto? - les pedí. Ellas asintieron. Me cogieron el abrigo y el bolso y cogí a Meg.
Ella metió su cabeza en mi cuello.
- ¿Puedes ponerle el abrigo por encima por favor?
- Claro - dijo la chica morena del pelo corto. Le pusieron a Meg el abrigo por encima y me dieron su bolso.
- Gracias.
- No hay de qué, espero que se mejore. - asentí y salí del cuarto de baño a grandes zancadas.  

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Where stories live. Discover now