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Me humedecí los labios, ya que los tenía secos. - Soy una mujer - susurré - ¿Que esperabas?- Milo rió entre dientes y se apartó de mi. Respiré tranquila.... Más o menos.
- ¿Una mujer? - dijo mirándome de arriba a abajo. - Pero si eres una niña aún.
- ¿Qué? ¡Nooo! - dije alargando la o.
- ¿Pero qué edad tienes? ¿15? - rió. Lo miré mal.
- Aunque no lo parezca tengo 17, y dentro de 5 meses cumpliré 18 - me crucé de brazos.
- Oh, perdona – levantó sus manos en son de paz mientras que sonreía divertido.
- ¿ Me das ya la canela? Mi madre suele ser impaciente.
- ¿A cambio de qué? - sonrió divertido.
- Puedes llegar a ser muy pesado Milo - dijo Ryan quitándole el bote y dándomelo.
- Gracias, ahora lo traigo - le sonreí a Ryan.
- Claro - me sonrió de vuelta.

- ¿Para qué has hecho dos tartas - dije mirando golosa los platos.
- Una para los vecinos. - la miré. - ¿Les gustará? - dijo secándose las manos.
- No se mamá - dije encogiéndome de hombros.
- Pero ya que vas a llevarles la tarta llévale la canela.
- ¿Yo? Pero si se las vas a llevar tú.
Reí.
- Muy bueno mamá, el mejor chiste que has contado hoy. Avísame cuando la tarta se haya enfriado. - salí de la cocina y me fui al salón a ver la tele. Donde estaba Jack, apenas cruzamos palabras. Escuché el timbre, mi madre estaba llamando a la puerta de Ryan y Milo. Escuché las voces de Milo y de mi madre hablando, después se unió la de Ryan. Mi móvil vibró en el bolsillo de la sudadera.
Jennifer."¿Quedamos para dar una vuelta?"
"Si"
"¿A mitad de camino dentro de 1 hora?"
« Okay, allí nos vemos"
Me dirigí a mi habitación, ¿Que hablaba tanto mi madre con ellos? Me puse unos pantalones vaqueros claros, de pitillo. Un jersey rosa claro y rodeé mi cuello con un pañuelo blanco. Después me puse mis botas negras. Me arreglé los pelos, dejándolos liso, me maquille un poco y salí.
- He quedado con Jennifer, no volveré tarde - dije asomándome por el salón.
- Vale, ¿Necesitas dinero? - me preguntó jack.
- No, ya llevo - dije colgándome mi bolso. Metí mi móvil y salí. Los "vecinos sexys" y mi madre seguían hablando.
- ¿Dónde vas? - dijo mi madre interrumpiendo la conversación.
- He quedado con Jennifer, no volveré tarde - dije andando hacia el ascensor.
- ¿Llevas dinero? - dijo alzando un poco la voz.
- ¡Sí! - dije haciéndole un gesto con la mano de despedida.

- ¡VECINOS SEXYS! - gritó Jennifer cuando nos sentamos en un banco del parque. Asentí sonriente. - Es como una fantasía erótica - arqueó sus cejas. - ¿Como los conociste! - me preguntó metiéndose su piruleta en la boca.
- Dejé las llaves puestas en la cerradura, así que no podía entrar, y el móvil se me había quedado sin batería, así que ellos me ayudaron, y casi me da un desmayo, que sexys. - Jennifer rió.
- El que más me gusta es Milo - confesé. - Hoy en la mañana lo vi despidiéndose de la chica que se había tirado a noche y...
- Es un puto ¿no?
- Algo así.
- El polvo se lo echabas ¿no? - me miró picara.
- Completamente - ambas reímos.
- Hoy, fui a su casa a pedirles canela, y no la encontraban, Ryan tuvo que ir a coger el móvil y me dejó sola con Milo en la cocina... - Jenny me miraba atentamente. - así que la encontré en una estantería, me alcé para cogerla y se me pegó detrás...
- ¡QUE SE TE PEGO DETRAS! - gritó.
- Shhhhhh - dije mirando a una señora mayor que se nos había quedando mirando.- Se supone que te lo estoy contando a ti - murmuré.
- Lo siento - sonrió - ¿Y qué paso?
-Nada - me encogí de hombros.
- ¿NADA? No puedo creérmelo ¿Te dijo algo?
- Si, que era muy observadora, y cogió la canela, y quería algo a cambio - Jennifer abrió su boca. - Pero vino Ryan y me la dio.
- Uish, por poquito - dijo haciendo señas con sus dedos. Reí, pero mi risa se cortó cuando vi a Zac, pero iba de la mano de una chica. Me quedé congelada. ¿Ven a lo que me refería? El siempre buscaba a alguien para pasar el rato. El no me quería.
- Mierda, que fuerte - dijo Jennifer mirando en mi misma dirección. - Que cabrón - murmuró.
- ¿Lo llamo? - le sonreí a Jennifer.
- Si - dijo esta. Saqué mi móvil y marqué su número. Lo vi sacar su móvil de los pantalones, dejar a la chica sola en un banco que se habían sentado e irse a hablar apartado.
- Hola - me contestó.
- Hola - dije seductoramente.
- Vaya, ¿y ese cariño repentino? - rió.
- Quiero verte. – miré a Jennifer y esta me levantó sus pulgares.
- Yo también - se metió su mano en un bolsillo del pantalón.
- ¿También quieres verme? - le pregunté.
- Si, mucho.
- Mira a tu derecha - dije. Zac miró confuso hacia mi dirección, colgué el teléfono.
- ¿Vendrá hacia nosotras? - preguntó Jennifer.
- No creo, ¿no? - dije mirándole. Me equivocaba, él se dirigió a nosotras con una gran sonrisa.
- Hola princesa - dijo intentándome dar un beso en mi mejilla, que yo esquivé levantándome.
- No me llames así.
- ¿Que pasa ahora? - dijo suspirando.
- ¿Que pasa? Pues... ¿Quien es esa? - me crucé de brazos.
- ¿Otra vez con tus celos? Ella es una amiga.
- Estoy harta de que quedes con amigas, ¡Es que es lo mismo que hiciste conmigo!
- Joder Meg ¿Es que no puedo tener vida social?
- Claro que sí. Es solo que no está bien que salgas con una chica si estás conmigo. Es como si yo saliera a dar un paseo con un chico.
Zac suspiró.
- Es solo una amiga, si quisiera estar con ella no estaría contigo ¿no crees? - dijo cogiéndome del mentón para que lo mirara. Yo asentí. - Bien, tengo que irme, te llamaré después ¿Vale?
- Vale - murmuré y me perdí en sus preciosos ojos azules.
- Te quiero - dijo besando mi nariz.
- Y yo a ti - murmuré. Se fue dejándome confusa.

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Where stories live. Discover now