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Ya era 31, por fin, esperaba que el siguiente año fuera mejor. Había llegado de mi hermano, así que me encontraba con él jugando a la Xbox, y me iba ganando, como siempre.
- Vayan arreglándose - dijo mi madre pasando por la habitación de mi hermano.
- ¡Sí! - gritamos los dos. Desde el día que le conté a Milo lo que me había pasado, no había vuelto a hablar con Zac. Lo había bloqueado de todos lados, y no le cogía las llamadas, no quería saber nada más de él.
- ¡GANÉ! - grité mientras que me levantaba y saltaba. - Jaaaa! te he ganado, te he ganado - celebré.
- ¡Has hecho trampas! - me acusó.
- Claro que no, acepta la derrota baby. - le guiñe un ojo. Me dirigí a mi cuarto y empecé a alisarme el pelo, después me hice unas ondulaciones.
- Ponte guapa - dijo mi madre entrando a mi habitación - He invitado a Ryan y Milo a cenar - me sonrió.
- ¿Que los has invitado a cenar? - pregunté. No podía creérmelo.
- Si - dijo cogiendo unas medias de mi cajón.
-¿Por qué? – fruncí el ceño.
- Por que iban a cenar los dos solos, así que los invité - salió de mi cuarto. Me puse nerviosa, ¿Por qué? Porque iba a ver a Milo. Sonreí.Abrí mi ropero y saqué mi precioso vestido. Era morado, brillante, 5 dedos más arriba de la rodilla. Tenía un escoté de corazón, y dos finos tirantes. Debajo del pecho, tenía un lazo morado, que se ataba en mi espalda. Y el vestido era un poco de vuelo.Me puse un sujetador sin tirantas, mis medias y mis pantis, me puse el vestido, me hice el lazo y me miré al espejo y sonreí. Vi el vestido en la tienda y me enamoré de él. El vestido se ajustaba a mis pechos, y a mi estrecha cintura. Llamaron a la puerta y el corazón se me aceleró.
- Hola - escuché la voz de mi madre. - Pasen, que elegantes, siéntense en el salón - escuché. El corazón se me iba a salir del pecho. Me maquille sutilmente, ya me retocaría cuando saliera, ya que iba a festejar después con mis amigas.
Saqué mis tacones negros y los puse en el suelo, pero aún no me los pondría. Cogí mis zapatos negros y me los puse. Me miré al espejo nerviosa. Quería estar guapa. ¿Intentaba gustarle a Milo? Si. Aunque no creo que él se fijara en mi. Puse mi mano en el pomo de la puerta para salir, me mordí el labio y salí.
Voces se escuchaban, mi hermano ya estaba en el salón, mi madre estaba en la cocina. Llamaron al timbre. - ¡VOY YO! - grité, y corrí hacia la puerta. Abrí y me encontré a mi tía y a mis primos.- ¡Hola! - les saludé. Mi tía me abrazó, mi primo, de 13 años, me dio dos besos, y después miré a mi prima, bueno, a sus pechos, miré hacia arriba y me la encontré con una sonrisa. Ella se agachó y me dio dos besos. Mi prima era rubia teñida, alta, muy alta. Y encima se pone unos taconazos de infarto.. La deje entrar. Llevaba un vestido ajustado a su cuerpo, de media manga, negro, descubierto por la espalda, y un centímetro más abajo de su trasero, tenía 20 años. ¿Su personalidad? Bueno, ella era una engreída.Entre al salón siguiéndola, todos se saludaron, los ojos de Ryan y Milo recorrieron a mi prima. Rodé los ojos. Yo parecía una niña de 15 años, con aquel vestido parecía una mini princesa, así me sentía, y después mi pequeña estatura no ayudaba mucho. Ryan iba con una camisa azul, y unos pantalones negros. Milo con unos pantalones negros, una camisa blanca y una chaqueta roja.
Suspiré. Me dirigí a la cocina, que estaba llena de comida para ponerla en la mesa.
Mi madre y mi tía entraron, llamaron al timbre fui a abrir, mis abuelos. Me dieron un fuerte abrazo y los deje pasar. Fui a la cocina de nuevo.
- Ve llevando esto a la mesa - dijo mi madre dándome platos de comida.- ¡Cuidado! - dije para que la gente se apartara. Conseguí llegar a la mesa, puse esos dos platos. Miré a Ryan, me estaba mirando, me sonrió y le sonreí. Milo estaba muy ocupado hablando con mi prima.
Ella siempre era la que llamaba la atención de las dos... en todos los sentidos. Era odiosa. Me mentalicé a mi misma de que tenía que sacar ese odio que llevaba, pero era imposible. Ella siempre había sido la favorita de todos, y aún lo es.
- ¿Saldrás hoy? - me preguntó mi abuela. Me senté en una de las sillas alrededor de la mesa. Al lado de Ryan.
- Si- cogí un trozo de queso.
- ¿Con quién? - preguntó esta vez mi abuelo.
- Amigos - me encogí de hombros.
- ¿Alguno especial? - me dijo mi abuelo. Negué sonriente con la cabeza. La cena no tardó en empezar, la mesa estaba repletada de comida y todos hablábamos con todos, comimos el postre y nos preparamos para la entrada del año nuevo. Mamá había organizado los papeles para los regalos que se darían después.Cuando entramos en año nuevo todos nos dimos besos y abrazos. Llegué a Milo y besó mi mejilla mientras agarraba de mi cintura. - Feliz año - me sonrió.
- Igualmente - le sonreí.
- ¡Vamos a brindar! - dijo mi madre entregándonos una copa. Mi padrastro empezó a echarnos un poco de Champán. Aún estaba al lado de Milo, y su cercanía me ponía nerviosa.
Todos chocamos nuestras copas, bebí un sorbo, he hice una mueca de desagrado. Escuché la risa de Milo.
- ¿No te gusta el champán?
- Muy amargo - dije dejándolo en la mesa. Empezamos a darnos nuestros regalos, y a intercambiarlos por regalos que nos gustaban más. Miré la hora y decidí que tendría que ir retocando mi maquillaje para salir. Dejé a mi familia bailando y me fui a mi habitación. Volví a retocarme el maquillaje y esta vez me puse mis tacones. Me miré al espejo y sonreí. Cogí mi cartera negra, revisando que no faltara nada. Cogí mi abrigo negro y me dirigí al salón.

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » On viuen les histories. Descobreix ara