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La seguí desde lejos. ¿Donde iría? Entró por una calle solitaria, ella miró hacia atrás y me escondí entre los coches. Despues siguió andando. Puse el móvil en silencio y la volví a seguir. Ya me estaba cansando. Ya había anochecido, e iba "sola" por la calle.Encendí un cigarillo y volví a caminar trás de ella. Habia un chico apoyado en unas rejas de un colegio. Me paré a una distancia donde no pudieran verme. Ella se acercó al chico y le dió dos besos. Dí una calada a mi cigarro, ¿Quien era ese chico? Fruncí el ceño. Ellos empezaron a caminar, los seguí. Ella se reía de las cosas que él decía, y viceversa.
La llamé. Escuché su melodía. Ella sacó el móvil de su bolsillo, me cortó la llamada y volvió a ponerlo en su bolsillo. Tiré el cigarro y lo pisé.
Maldita sea.
Los seguí, no vi ningún roce entre ambos, solo él le miraba el trasero cuando ella se ponía delante.
Bufé, me estaba cansando de esto. ¿Que hacía siguiendola? Esto había pasado de la obsesión. Esto ya no tenía que ver con quererla en mi cama. Moví la cabeza de un lado a otro para despejar esos pensamientos. Las palabras que me había dicho Ryan resonaban en mi cabeza.
Miré al cielo y estaba empezando a ponerse negro. Ella se despidió del chico, esta vez dandole un abrazo. Una gota me calló en la frente. Iba a empezar a llover. Ella se marchó por donde habia venido, ya que volvimos a llegar al colegio, el chico la vió irse, y después se fué él.
Meg caminaba deprisa.
De un momento a otro, empezó a llover.

- Joder - murmuré. La seguí mientras andaba rapido, hasta que empezó a llover más fuerte. Vi un soportal, Meg empezó a correr. Llegué hacia ella, la cogí del brazo, me miró asustada, hasta que se fijò que era yo. Corrí arrastandola detrás mia, las gotas de lluvia daban en mi cara, haciendome casi imposible ver.
Llegamos al pequeño soportal.
Ambos respirabamos agitados.

- ¿Que haces aqui? - consiguió preguntar. La miré. La verdad es que lucia condenadamente sexy. Sus pelos estaban ahora mojados y ondulados, su rostro aún tenía varias gotas de agua. Se había quitado la bufanda, dejandome ver desde su cuello hacia su escote, ya que la chaqueta la tenía cerrada hasta debajo de sus pechos.

- Aqui la pregunta es, ¿Que haces tú aquí? - me acerqué a ella. - Se supone que deberias estar arreglando para mi cumpleaños, y no quedando con chicos.

- Como sabes que... ¿Me has estado siguiendo?!

Reí sin ganas - ¿Por qué crees que haría una cosa asi?

- ¿Como sabes que estaba con un chico?

- Te vi - me encogí de hombros.

- Bueno, que no voy a ir a tu cumpleaños - se apoyó en un rincón y se abrazó a si misma debido al frío.

- ¿Que no vas a venir? - murmuré. - ¿Por qué? Meg si es por lo del otro dia, ya te dije que lo sentia.

- Oh no es por eso, no tengo ganas de fiestas.

- Es mi cumpleaños - la miré intentando descifrar que estaba pensando.

- Si, y fuí a celebrarlo contigo ayer, solo que tuvistes que hacer cosas más importantes.
Bufé molesto, aunque más que molesto, estaba ... ¿triste? Si, se podía decir que si. No se por qué me afectaba tanto lo que ella hiciera, me negaba a mi mismo ante la idea de que me gustase para algo más que un acoston.
La miré y la vi tiritar, después me di cuenta de que yo tambien estaba tiritando.

- Ven aquí - suspiré abriendo mis brazos. Ella me miró extrañada, intentando averiguar si me traia algo entre manos - Vamos, hará menos frío - la animé. Se acercó dudosa a mi y me rodeó la cintura con sus brazos, y yo rodeé sus hombros. Nos apoyamos en el rincón. Con una mano saqué mi Iphone del bolsillo, y como pude llamé a Ryan.

- Hey bro' ¿Donde estas? Has salido corriendo y...

- Si, lo siento, pero necesito que vengas a por mi, nos ha tomado la lluvia y estamos en un soportal.

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Where stories live. Discover now