40🍍

396 17 5
                                    

                            ✨ Maria

Suspiré mirando el reloj. Eran las 2 y media de la tarde y Meg no había aparecido. Metí su comida en el horno para que no se enfriara y fuí a buscarla.
Llamé varias veces a la puerta de Ryan y Milo.

- Hola Maria - me sonrió Ryan.

- Hola, siento molestarte - ya que me di cuenta que lo habia interrumpido en el almuerzo - pero ¿Meg está aquí?

- Si , pasa - se hizo a un lado y pasé.

- Ella está con Milo en la habitación - me señaló. Fruncí el ceño.

- ¿Podrías llamarla?

- Claro, un segundo - Ryan entró por el pasillo, llamó a la puerta y al ver que nadie le contestaba abrió despacio, después me miró y me hizo una seña para que fuera. Anduve lentamente por el pasillo hasta llegar a la puerta semi-abierta de la habitación. Y allí me encontré una imagen muy tierna. Milo y Meg estaban dormidos. El pasaba su brazo por encima de mi hija y las mantas. Sonreí. Saqué mi móvil y les saqué una foto. Ryan rió en voz baja.
Cogí el pomo de la puerta y la cerré con cuidado.

- Se ven demasiado tiernos - confesé.

- Si

- Cuida a Meg, Ryan, se ve que Milo es un buen chico, pero no quiero que le haga daño, ella está muy ilusionada.

- No se preocupe, él no le hará daño.

- Eso espero, cuando se levante, dile que venga a casa - le dije a Ryan.

- Claro, yo se lo digo - contestó el chico. Asentí y después de despedirme me fuí a casa. Allí estaba Jack deshaciendo las maletas de ropa que ayer se había llevado.

- ¿Y la niña? - me preguntó.

- Está dormida con Milo - encendí la televisión que tenia en mi habitación.

- ¿Y no la has despertado? - preguntó extrañado.

- No - me tendí, cogí mi móvil y miré la foto que les había tomado.

                           🔥Milo🔥

Noté algo moviéndose debajo de mi brazo, abrí mis ojos con dificultad, bueno, algo no, alguien.
Sonreí al ver a Meg  dormida a mi lado. Aparté con cuidado su pelo, bajé un poco su camiseta hasta quedar descubierto una parte de su hombro, y deposité un beso mojado en él. Ella se movió y giró rostro.

- Hola - murmuró.

- Hola - le sonreí. Ella se apartó un poco de mi y se estiró, casi al punto de que pensé que iba a romperse. Me apoyé con el codo en la cama mientras la observaba.
Cuando terminó me miró.

- ¿Que hora es? - me preguntó. Cogí mi móvil y mire la hora.

- Las tres y media - dije dejándolo de nuevo donde estaba.

- Que tarde - murmuró.

- Esta noche no podrás dormir.
Ella me miró sonriendo.

- Si podré. Estas hablando con la bella durmiente - bostezó.

- Oh, entonces tendré que besarte para despertarte.

- Ya estoy despierta - me miró confusa.

- Eso no me impedirá besarte - me acerqué a ella y agaché mi cabeza hasta juntar mis labios con los suyos. Envolví mi brazo en su cintura y la acerqué mas a mi, mientras que me apoyaba con una mano.en el respaldo de la cama. Ella puso sus pequeñas manos en mi cuello. Unos golpes en la puerta hizo que nos separáramos nuestros labios y que ambos miraramos a la puerta. Esta se abrió dejando ver a Ryan.

- Siento interrumpir - sonrió - Pero tu madre ha estado aquí preguntando por ti,.me dijo que cuando despertarás que fueras a casa.

- Vale, gracias - le sonrió a Ryan. Este se marchó cerrando la puerta.

- ¿Por donde íbamos? - le pregunté.

- Mmmm.. ah si, esta es la parte en la que yo me levanto por que no quiero ganarme una bronca - se escabuyó por debajo mio y se sentó en el borde de la cama.

- Esa parte no venía en la historia - me levanté abriendo la ventana para que entrara el aire.

- Acabo de añadirla - se encogió de hombros. -venga, te ayudaré a hacer la cama. - Asentí y ambos la hicimos.

- ¿Que día es hoy? -le pregunté.

- Sábado - se puso los Zapatos.

- ¿Tienes algo que hacer? - apoyé una mano en la puerta para que no saliera.

- Mmmm.... - pensó- No - hizo una mueca.

- ¿Que te parece si vamos al cine? - le propuse. Ella me miró.

- Esta bien - murmuró.

- Perfecto - sonreí. - Después me pasaré por tu casa para ver a la hora que vamos - abrí la puerta de la habitación y la dejé pasar. La acompañé a la puerta, allí la cogí del mentón y volví a besarla.

- Te veo luego - me sonrió abriendo la puerta de casa.

- Si - le sonreí.

Entré en casa, fuí a la cocina y me hice un sandwich mientras que tarareaba una canción y pensaba en Meg. No podía creerme, que a pesar de todo, ella se arriesgara a estar conmigo. Ryan entró en la cocina y se apoyó en la encimera mirándome.

- ¿Que pasa? - le pregunté.

- ¿Estas saliendo con Meg?

- Si .... creo - fruncí el ceño. - ¿Por qué?

- Su madre me ha dicho que te ve un buen chico, pero que no quería que le hicieses daño a Meg.

- Nunca se lo haría - negué incrédulo con la cabeza.

- No conscientemente, pero insconcientemente si. Chicas - se encogió de hombros. Abrió el frigorífico, me tiró una cerveza y la cogí al vuelo.

- ¿Que harás esta noche? - me preguntó.

- Llevaré a Meg al cine - saqué mi sandwich de la tostadora.

- Jamás pensé que tuvieras una cita con una chica,.te estas volviendo un blando Manheim- rió. Le tiré un paño. -¿Donde está el Manheim de antes?

- Sigo siendo yo, a parte, tú tienes donde callar, estás colado por Cristina - me burlé. Ryan me tiró el paño.

- Nos estamos hiendo a la mierda Milo - bebió de su cerveza.

- Completamente - le di un trago a la mía.

Me puse unos pantalones grises y una camiseta negra. Metí mis pies en mis vans y salí a ver a Meg. Llamé al timbre y no tardaron mucho en abrir, pero solo abrieron la puerta un poco. Alcé una ceja y vi a Meg.

- Solo soy yo nena - sonreí extrañado. Ella abrió la puerta entera y se escondió detrás.

- Pasa - pasé y ella cerró la puerta y la vi mejor. Tenía el pelo mojado, y ondulado. Y su pequeño cuerpo lo cubría una bata  verde, que le llegaba casi a la rodilla y estaba cerrado por un lazo azul que estaba atado alrededor de su estrecha cintura.
- Dime que no hay nadie en casa - murmuré.

- No hay nadie en casa - dijo extrañada.
Me quedé un momento en silencio, no se escuchaba nada. La cogí de su cintura y la atraje hacia mi. Una mano la puse en su nuca para que no se separara y la besé. Con mi otra mano rodeaba su cintura y la pegaba contra mi cuerpo.  

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Where stories live. Discover now