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Miré nerviosa la hora, quedaban 15 minutos para que Zac viniera a por mi. Me moví nerviosa por mi habitación, por suerte, no había nadie en casa, ya que a mi madre no le gustaba Zac. Mi móvil sonó. Jennifer, mi mejor amiga, me estaba llamando. Lo cogí.
- Meg- escuché su voz al otro lado de la línea.
- Dime - me miré al espejo.
- Zac está tonteando conmigo - dijo de repente. Mi corazón se paró.
- ¿Que? - dije sin poder creérmelo.
- Si, él me agregó a facebook, y ahora te estaba pasando nuestras conversaciones, ¿Te acuerdas lo que nos dijo Maria?¿Que no te fiaras de él?¿Que intentaba ligar con todas?
- Si - susurré sentándome en mi cama.
- Bueno, te pasaré las conversaciones y ya tu opinas, te quiero, y no estés desanimada, decidas lo que decidas, estaré contigo. te quiero.
- Y yo a ti - colgué. En ese instante recibí mensajes de Jennifer, donde me había pegado sus conversaciones, y les había echado fotos a algunos mensajes. Mierda, era cierto. Mi corazón se rompió, no, no iba a llorar.No se merecía mis lagrimas, o por lo menos lo intentaría. En las conversaciones, el le estaba diciendo de dar un paseo y dios, estaba clarísimo de que intentaba ligar con ella. Apreté los dientes con rabia. El timbre sonó.Cogí mi chaqueta, me la puse, cogí las llaves, mi móvil y abrí la puerta. Allí lo vi, con esa sonrisa que me había enamorado la primera vez que nos vimos, esos ojos azules increíbles.
- Hola preciosa - dijo acercándose para darme un beso, pero yo giré la cara. Él suspiró.-¿Que ocurre? - dijo suspirando.
- Tenemos que hablar - dije cerrando la puerta detrás mio.
- ¿Que he hecho ahora? - preguntó. No le dije nada y empecé a andar hacia el ascensor. Pulsé el botón y las puertas se abrieron y pasé con Zac detrás mío. Él se puso detrás y me cogió de la cintura juntandonos. Me moví incómoda. "Intenta ligarse a todas las chicas" Recordé la voz de Maria.
- Joder Meg, ¿Que pasa? - dijo molesto.
- ¿Me quieres? - le pregunté.
-¿Otra vez con tus inseguridades? - me preguntó. La puerta del ascensor se abrió y salí, me dirigí hacia la puerta de salida del edificio y salí a la calle, seguido por él, el sol se estaba escondiendo entre los edificios, ya iba a anochecer.
- Meg, no te entiendo - dijo dándome la vuelta para que lo mirara. - ¿Es que no he demostrado ya que me gustas? ¿Que te quiero? - Si, me lo había demostrado, vivía a mas de una hora de mi casa, y él venía muchas veces a verme. - En serio, no me gustan tus inseguridades, como ya te he dicho muchas veces, me encantas, eres increíble, y si, tu también puedes tener novio, no, no eres horrible, como según tú dices, no es difícil que un chico se enamore de ti Meg.
- No me fío de ti. - murmuré.
- ¿Que no te fías de mi? - dijo incrédulo.
- ¿Has estado tonteando con Jennifer? - le pregunté mirando hacia otro lado, tenía que esquivar su mirada.
- ¿Que? ¿Eso es lo que te ha dicho? Solo he hablado con ella - dijo desesperándose- ¿Es que ahora no puedo hablar con ninguna chica?
- Claro que si - dije yo ahora incredula.
-¿Entonces Meg? Yo no he tonteado con Jennifer, por que la que me gustas eres tú.
- Le dijiste que querías quedar con ella para dar una vuelta, que te aburrías.- susurré.
- ¿Tampoco puedo quedar con una chica que no seas tú?
- Si estas saliendo conmigo no lo veo ético! - desesperé.
- Ah, ¿que estamos saliendo? - me preguntó. Mi boca se abrió y mi ceja se levantó.
- Me estas confundiendo Zac.
- No Meg, tú me estás confundiendo.
-¿Yo te estoy confundiendo? - murmuré alucinada. - Se supone que... - me quedé callada - Lo siento, pensé lo que no era.
- No, Meg, escúchame, quiero algo más contigo, lo que pasa es que no vi el momento de pedírtelo. - lamí mis labios.
- Zac, estoy cansada de esto. ¿Sabes? No estoy preparada para estar en una relación, ni para pensar en novios, en serio, me haces pensar en ti la mayor parte del tiempo, y sinceramente, me tienes echa un lio! Dices que me quieres, pero estas continuamente tonteando con otras niñas, y me mantienes confusa el 90% de mi tiempo, y no puedo dejar de pensar en eso. Y necesito concentrarme en los estudios - moví la cabeza confusa. - Estamos perdiendo el tiempo.
- Lo diras por ti.
- No, por los dos. Tengo que irme, siento que hayas venido aquí para nada. Adiós - me solté de su agarre y entré de nuevo en el edificio.
- Meg vamos a hablarlo.
- No Zac, se acabó, no quiero verte, es más, pienso que por una vez voy a creer los rumores sobre ti. Ya hablamos Zac, tengo que estudiar - mentí.
- Has acabado los exámenes - me dijo Zac. Mierda. Sonreí, la había cagado
- Bueno, que... - reí, que tonta era. - ya hablamos ¿vale?-Zac suspiró.
- Si. ¿Me darás un beso? - Hice una mueca y suspiré. Me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla. Zac volvió a suspirar.
- Nos vemos. - dije entrando en el ascensor.
- Te quiero nena - dijo antes de que se cerrara la puerta.
- Como digas - murmuré. La puerta se cerró. Me apoyé en la pared. ¿Que hacía? Este niño me estaba volviendo loca, y los rumores hacia él no me ayudaban a aclararme.Llegué al segundo piso, salí del ascensor y fui a mi puerta.En esa planta solo habían dos pisos, el 2º1 y el 2º2 . Yo vivía con mi familia en el 2º2 y en el 2º1 vivían unos adolescentes, bueno, ya mayores de edad, no sé que edad tendrían, solo me he cruzado un día con uno de ellos. Ryan, creo que se llamaba.Saqué mis llaves y la metí en la cerradura, giré para que se abriera la puerta, pero no podía. Intenté de nuevo, apretando más. Entonces recordé que había unas llaves puestas por dentro en la cerradura. Mierda. Cerré los ojos y le dí un golpe a la puerta con rabia. La última vez que nos pasó eso tuvimos que llamar al cerrajero, y nos cobró 300 dolares, y no estaba la cosa para gastar mucho.
Cogí mi móvil, miré la batería, a penas tenía, ojalá no se me apagara. Marqué el número de mi madre. No hacia llamada. Lo aparte de mi oreja y miré el móvil, se había apagado. Perfecto Meg, muy bien. Miré a la puerta de al lado, no me quedaba más remedio que pedir un teléfono. Me puse delante de la puerta de los vecinos y respiré hondo. Toqué el timbre. No se escuchaba nada dentro de la casa. ¿Tendría tan mala suerte? Cuando ya había perdido mis esperanzas la puerta se abrió. Mi mirada se encontró con un abdomen desnudo, levanté la vista y vi a un chico de ojos oscuros. Su pelo algo largo y alborotado, tenía varios tatuajes en sus brazos y una corona cerca del... y oh dios mio que guapo! gritó mi mente.
- Dime - dijo alzando una ceja.
- Emmm... - dije un poco nerviosa. - Me he dejado las llaves dentro y necesito un teléfono para llamar a mi madre - me mordí el labio. El me miró de arriba a abajo.
- Claro, un momento - dijo desapareciendo de mi vista y entrando en un cuarto. Mi corazón se aceleró. ¿Tenia un vecino sexy y no me había dado cuenta?

Hacerte creer « Milo Manheim, Meg Donnelly » Where stories live. Discover now