Capítulo 5. Nate

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"Ladrona de cereales,

Haces honor a tu mote".


AMY: ¿Cena en mi casa?

Desde el sofá de la sala, observé el mensaje sin saber muy bien qué contestar. Primero, porque por un lado me apetecía. Además, me había puesto muy cachondo después de meterme mano en el cine la otra noche.

Sin embargo...

¡Y maldito sin embargo!

Estaba esa parte de mí, la que me recordaba que ella solo era una distracción, que no sentía nada amoroso, que prácticamente la usaba como distracción... y que estaba mal. Muy mal.

—¿Te vienes esta noche al bar?

Negué con la cabeza y bloqueé el teléfono. Aunque la oferta de Levi me llamaba, igual que la de Amy, esa noche, aún siendo sábado, Daniel tenía una visita de negocios a la ciudad y habíamos quedado para cenar y ponernos al día. Por fortuna esta vez no me echaría la bronca por mis notas. Desde el suspenso aquel primer semestre solo sacaba sobresalientes.

—¿Se va a quedar mucho tu amiga? —Pregunté en su lugar.

Ya hacía casi una semana desde que Levi se la había traído a vivir a casa. Y aunque mi pregunta había sonado como una acusación en realidad me daba igual. Nos había limpiado el piso, baño incluido, y cocinaba muy bien y en grandes cantidades. Además no tenía queja del ruido.

Tampoco había tenido oportunidad de verla, ya que cuando yo estaba en casa ella dormía o trabajaba.

Sabía de su existencia porque los cereales desaparecían, el piso nunca antes había estado tan bien ordenado y limpio, y porque había repleto la nevera de bebidas energéticas sin calorías. La única forma que habíamos encontrado de comunicarnos eran las notas sobre la caja vacía desde hacía días de cereales, que descansaba llena de post it sobre la encimera. Levi no tardó en sacar el tema.

—¿Qué, la ladrona de cereales te molesta?

Le lancé un cojín del sofá, que según me había enterado habían salido de la casa de su novia-nueva inquilina.

Esquivó la bala y dejó de reír antes de contestarme.

—Pues en realidad quería pedirte un favor —comenzó a decir, y me temí lo peor—. No encuentra un piso donde quedarse y...

—¿No hay pisos? —Le interrumpí—. ¿Aquí, en Nueva York?

Levi se llevó una mano a la coronilla y se rascó la cabeza con nerviosismo.

—Sí, pero son muy caros, o son una pocilga en la que no quiero que ella viva.

Alcé las cejas con sorpresa. No por la información sobre los pisos, sino por la forma en la que Levi se preocupaba por ella. Había visto un gran desfile de culos y caras por el piso, y por ninguna de esas personas parecía haber expresado nunca la preocupación que tenía por esa chica.

Tenía que ser importante de verdad para él.

—¿Y quieres preguntarme si puede quedarse más días? —Traté de adivinar.

—En realidad quería preguntarte si podría quedarse con nosotros por una temporada más larga... o indefinida —Aclaró, con un carraspeó preocupante.

Bajó los ojos al suelo al mismo tiempo que los míos se abrían sin poder creer lo que escuchaban. ¿Me estaba hablando de tener una nueva compañera de piso?

—Por supuesto, compartiría habitación conmigo, no hay problema —aventuró antes de que pudiese mediar palabra—. Y además se encargaría de limpiar el piso para compensar no poder pagar su parte proporcional de alquiler.

Odio Fingido ©Where stories live. Discover now