Capítulo 16

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Antes que nada ¿Les gusta la portada nueva? La anterior no me gustaba mucho, la había puesto porque no pensé que el fic iba a tener éxito. Y  a eso vengo.

MUCHAS MUCHAS MUCHAS MUUUUUUUCHAS GRACIAS! No saben lo felíz que me pongo cuando veo que lo agregan a listas de lectura, votan o comentan. Me hacen el día con eso chicas :) Y yo solo hago una parte del trabajo, yo solo escribo y ya está, ustedes son las que hacen todo leyendo, votando y comentando. Son la razón para que lo siga escribiendo :D

Bueno, dejando de lado lo sentimental, les dejo el capítulo. En este no aparece Connor así que no se van a babear. O si, babeen por Travis, porque Connor es mio.

Chauuuuu

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*Anabeth*

Detrás de las copas frondosas de los árboles, que estaban bañados en nieve, podía observar las altas paredes color crema de esa casa, mi hogar. Aunque era pleno invierno, el pasto seguía igual de prolijo, y los macetones seguían conservando sus flores intactas. Y entonces recordé la aficción y el amor de mi madre por la jardinería. Aunque caía mucha nieve, las escaleras no tenían un solo copo. Otro amor de mi madre, la limpieza. 

Mientras Chloe detenía su Mercedes Benz morado, regalo de sus padres por su cumpleaños número 20, no evité que por mi rostro cayeran lágrimas de emoción y felicidad, por fin estaba allí. Con mi familia, en el lugar donde pertenecía.

-Bienvenida a casa, Annie- Me dijo mi mejor amiga abriendo mi puerta para que pueda salir del vehículo. Mientras ella y Travis bajaban sus maletas del baúl, yo estaba párada en frente de la entrada, paralizada, parecía un sueño.

Mi casa no había cambiado en nada. Estaba en el lugar donde viví toda mi infancia, que no visitaba hace más de un año. 

Los tres subimos las escaleras de la entrada, Chloe buscó en su bolso las llaves de la puerta. Sí, Chloe tenía las llaves de mi casa y yo las de la suya. Eramos como hermanas después de todo. En el hall principal se olía el olor a galletas navideñas, seguramente Lucy estaba en la cocina. Olvidé todo en ese momento, y me dirigí corriendo a la sala de estar. Solo escuché las risas de mis dos mejores amigos detrás mio. 

En la pantalla de la televisión observaba un juego de PlayStation, y por eso adiviné quien se encontraba en el sofá, Nathan. En el respaldo del mismo se asomaban cabellos de mi hermano, así que me acerqué y los despeiné, cuando se volteó me vió. Y tiró todo lo que tenía sobre el, hasta el mando de la consola, para correr a abrazarme.

-Mierda Anabeth, te extrañé muchísimo- Dijo en mis brazos todavía.

-Yo también, Nath-

Al separarme del el, llamé con un gesto a Travis para que se acerque. Nunca estuve tan felíz como en ese momento.

-Travis, el es mi hermano, Nathan- Por la mirada que tenían los dos, supuse que en muy poco tiempo serían buenos amigos.

-Un gusto- Dijo Nath mientras hacían ese saludo de chicos -Hola elfo- Saludó a Chloe inclinando su cabeza para verla.

-Hola duende- Chloe respondió su saludo. Así se decían desde pequeños, porque peleaban todo el tiempo. 

-¿Dónde está Lucy?- Le pregunté, ya que había espíado en la cocina y allí no estaba.

-Supongo que en su cuarto- Mi hermano no terminó de hablar porque yo ya estaba corriendo por las escaleras para llegar a su habitación.

El pasillo de la segunda planta estaba diferente. Tenía el mismo piso de roble oscuro, lo que había cambiado era el color de las paredes. Antes eran pálidas, pero estaban pintadas de un rojo ladrillo que le sentaba muy bién. Obviamente, idea de mi padre. El odiaba el color de esas paredes. Llegué a la tercera puerta, que tenía una letra "L" en ella. Dí tres golpes a la puerta y ella respondió.

-Nathan, no me molestes- Gritó.

-No soy Nathan- Dije abriendo su puerta para encontrarla sentada en su cama con su laptop rosa.

-¡Anabeth!- Gritó de nuevo y saltó de su cama, yo la abrazé muy fuerte. Era la persona que más había extrañado.

-Hola Lucy- Dije besándo su frente -¿Cómo has estado?-

-Nada nuevo- Dijo levántando sus hombros -¿Y tú?- Las dós salimos al pasillo.

-Nada nuevo tampo...- Antes de terminar la palabra "tampoco" me choqué con Travis que estaba esperándonos. 

Alzé la vista para mirar a sus ojos, el también estaba mirándo a los míos. El sonrió y yo también lo hice, unos pocos centímetros nos separaban.

-Hola, soy Lucy- Una voz chillona detrás mío me salvó de ese momento.

Travis se movió para quedar en frente de mi versión en miniatura. Eramos iguales, ella era como mi espejo de cuando tenía 13 años. 

-Hola Lucy, soy Travis- Dijo estrechando su mano como un caballero para que ella la tomara. Era gracioso verlos así. 

-¡Anabeth! Mi amor, has vuelto- Una cálida y familiar voz dijo detrás mío. Me voltee para ver a mi madre, una señora de estatura baja, cabellos dorados como los míos y ojos azules como el mar. Lo que más necesitaba era un abrazo de mi madre.

-¡Mamá!- Duramos mucho tiempo abrazadas, en mi hombro podía sentir sus lágrimas de felicidad. Cuando nos separamos mi mamá se quedo un tiempo observando a Travis, seguramente por su apariencia. 

-Oh mamá, el es Travis, mi amigo del que te hablé- Dije abrazando el hombro de mi madre. 

-¡Travis! Estaba tan emocionada por que vinieras. Ahora que te conozco me doy cuenta de lo apuesto que eres- Y allí estaba la mujer que amaba y admiraba, sin prejuicios y comprensiva. Travis sonrió un poco, seguramente mamá lo había incomodado.

-Gracias, señora Henman- Nunca lo había visto así de respetuoso.

-Por favor, llámame Courtney-

Ya esperaba esto de mi madre, aceptaba a todo el mundo. O por lo menos no juzgaba, no sin conocer a las personas. Lo que en realidad me preocupaba era mi padre. El estaba encantado con John, no me parecía que su lado opuesto le cayera tan bien.

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