El clan Uchiha ha descubierto la ubicación de su más grande debilidad: 𝐋𝐨𝐬 𝐔𝐜𝐡𝐢𝐝𝐚. La inquietud por ser víctimas de una venganza histórica invade a cada uno de sus miembros, eso, además de ser conscientes sobre la particular relación que lo...
"Porque la gente hace el erróneo intento de comprender nuestra asfixiante situación."
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━ PRESENT E ━
Sucedió en la guarida de Orochimaru, en una de sus tantas visitas con anticipada convocatoria; meses antes de que Naruto, Sakura y Sai dieran con el escondite.
El extenso pasillo en penumbra, fue el tétrico escenario en donde perdieron el control una vez más. Donde el instinto los gobernó sin previo aviso, más poderoso que nunca.
Combatir les fue imposible desde el comienzo de su pubertad. Los escritos lo advirtieron. Eran vencidos a regañadientes y caían hacia la necesidad, consumiéndose el uno al otro. Se fundían entre besos ardientes, hambrientos e insaciables, de esos que eran tan amados como aborrecidos por ambas partes.
Mientras más se aferraban a la oposición, mayor era la potencia con la que actuaba su propia naturaleza.
Las piernas de la joven envolvían esa cintura ajena y sus brazos se aferraban a ese cuello explorado con anterioridad por sus labios, entretanto él la sostenía con firmeza de sus muslos y la cargaba contra la pared en un acto feroz.
La unión de sus labios era increíblemente satisfactoria, no podían contradecirlo. Sus genes, eran los culpables de esa súbita y fogosa pasión que los inundaba. Pero no, en ningún momento esos ojos oscuros dejaban de radiar esa chispa de odio hacia la fémina víctima de sus besos sin voluntad.
A veces, ella etiquetaba como 'arriesgado' el hecho de volver a verlo después de tanto. Temía a lo que pudiese ocurrir en instancias como esa, donde el calor se aclimataba peligrosamente en sus cuerpos, dominándolos por un tiempo incierto.
—No tienes idea de lo que es luchar contra lo que esta maldición desea que haga contigo... —murmura él, colérico, jadeante.
Es cuando por sí sola, esa mano masculina palpa su muslo desnudo.
Y su cordura, se extingue.
• • •
—Vamos, Shizue. Despierta.
Apenas percibir esa vocecilla tan familiar, sus párpados reaccionan vertiginosos; se abren hasta más no poder, y de inmediato, su vista halla el precioso cielo azulado.
Cada uno de sus sentidos se estabiliza poco a poco, acabando en breve el proceso de retorno a la realidad actual.
Advierte un palpable −seguramente ficticio− dolor en sus labios. El rastro de los violentos besos de Sasuke. Y de ese modo, recuerda que esa pesadilla, en verdad aconteció en un pasado no muy remoto.
