Katianna

180 14 1
                                    

Sin titulo.

Corría el año 298 ac, una terrible guerra se diputaba en aquellos momentos, en un mismo continente que anteriormente estaba en paz bajo el mandato de dos Reyes que mantenían una relación amigable bajo propuestas, tratos y debates, sin armas de por medio. Pero las cosas habían cambiado, el Rey Enrique III había muerto aparentemente envenenado por  una hermosa doncella de las ciudades libres del otro continente que estaba a un océano de distancia. Esto dejo el trono libre a su hijo Alexander II, un muchacho en la flor de la vida con apenas 16 años de vida, codicioso como ninguno, caprichoso e irascible, con pensamientos totalmente opuestos a los de su padre.

Al lado norte del continente, contaban con el Rey Guillermo II, quien lamentablemente estaba postrado a su cama debido a una enfermedad desconocida para todos los sabios. En su lugar, el reino contaba con su princesa Anna, una joven hermosa y amable que fue bien entrenada tanto en labores de una dama como en las armas y tácticas que debía aprender todo hombre.

El Rey Alexander II, quien no había tratado con tan inteligente muchacha a diferencia de su padre, creía que ninguna mujer era capaz de gobernar por si sola un reino entero. Por ello, cito a la princesa a su castillo para proponerle algo que ni el más valiente y embriagado de victoria se atrevería a pedirle en la cara, pues era de saber que la joven manejaba tan bien la espada que podía cortarte la garganta en un sólo e impredecible movimiento.

El viaje era arduo y largo, un mes a paso rápido, con cortos descansos. Pero la joven sabia que aquello agotaría las fuerzas de sus hombres, así que hizo el viaje como se debía, dos meses a paso moderado. Cuando llegaron a el castillo, les dieron una noche para reponerse de tan largo viaje, con las primeras luces del amanecer, las doncellas asearon, peinaron y vistieron a la joven con un vestido rojo vino con detallado dorado y una armadura por la parte de arriba, mientras que por la parte de abajo caía en una falda como cualquier vestido de Dama.

 Cuando llegaron a el castillo, les dieron una noche para reponerse de tan largo viaje, con las primeras luces del amanecer, las doncellas asearon, peinaron y vistieron a la joven con un vestido rojo vino con detallado dorado y una armadura por la...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

#Algo así pero rojo vino#

La princesa desayuno en sus aposentos tranquila, sin pensar mucho en su próxima reunión con el Rey, había escuchado rumores de él, pero realmente no les daba mucho crédito a las habladurías.

—Mi señora, el Rey solicita su presencia en el salón de juntas —Habia  dicho entonces la doncella de Anna.

—Llama a Miguel, por favor y dile que me alcance de camino a la sala —Aquella había sido la orden que no tardo en ser acatada.

Cuando su comandante, consejero y amigo la alcanzó a los pocos minutos y ambos fueron a la sala de juntas. Una vez ahí se encontraron al nuevo Rey en su silla, el comandante de su guardia también le acompañaba de pie a su lado, al igual que los guardias de la puerta y una joven sirvienta sostenía una jarra de vino.

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora