Combinado #2

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Rompiendo Shipp's

Muchos dicen que el tiempo todo lo cura, pero siendo sinceros el tiempo no estaba ayudando del todo bien a estos cuatro chicos... Pedro quería de vuelta a Miguel, aún lo amaba con todo su corazón. Miguel ya no sabía que quería, estaba confundido, una parte de él aún quería a Pedro y la otra quería a otra persona... Por su lado Juan, el quería también a Miguel, pero sabía que el menor quería a alguien más y que era imposible. Ahora que Miguel vivía con Juan, a este último le resultaba difícil no hacer ciertas cosas que no debería, pero Miguel era distraído y no lo notaba o no le tomaba tanta importancia, sin embargo eso... Por último Jose, él estaba arrepentido de lo que hizo, después de un tiempo se dio cuenta que era una tontería, que pudo simplemente dejar a Juan y listo, no tenía que dañar a más, quería disculparse pero tenia miedo de la reacción de los chicos.

—Juan, oye —Llamo Miguel moviendo a la bola de mantas que estaba sobre el sofá.

—Mhg... ¿Q-que pasa?—Dijo Juan abriendo los ojos.

—Deberías ir a la cama si quieres dormir, te dolerá la espalda —Dijo Miguel y Juan negó.

—No, ya no voy a dormir —Dijo el moreno y Miguel sonrió un poco, últimamente le parecía que Juan dormía y se alejaba mucho de todo.

—Bueno... Voy a salir, no se si llegue para la cena así que no te olvides de comer —Juan asintió un poco.

—Que te vaya bien, pequeño —Juan le dio un beso a Miguel muy cerca de la comisura de los labios.

Miguel se levanto de donde estaba y se acerco a la puerta, Juan se sentó quitando todas las mantas y puso su mano cubriendo su nariz y boca.

—Casi la cago —Se dijo a si mismo y luego miro a Broco que estaba sentado al lado de la mesa de centro —Tu dueño me va a volver loco —Le dijo para después levantarse e ir a la cocina por agua.

Miguel salio y comenzó a caminar normalmente camino al lugar donde seria el encuentro... Mientas caminaba no se percato de unos pasos que resonaban detrás de el, justa y exactamente a cuatro pasos de distancia de él, siguió caminando normal hasta que sintió como alguien le tomaba del brazo y le daba vuelta.

—Hola, Miguel —Dijo esa persona sonriendo un poco nervioso.

—¿Que es lo que quieres? —Pregunto soltándose de el agarre de Pedro.

—Quiero hablar contigo —Pidió él otro chico con mirada suplicante.

—Ahora no puedo —Dijo Miguel indiferente.

—Tú nunca puedes, solo serán unos minutos, lo juro —Suplico Pedro y Miguel viro un poco los ojos.

—Quede con alguien importante, no tengo tiempo para ti —Le dijo y camino tres pasos pero se detuvo por la voz del chico.

—¿Ya no soy importante para ti, Miguel? —Dijo desilusionado y el menor suspiró girando un poco su rostro.

—Lo eras... Hasta que aceptaste ese beso y hiciste lo demás, hasta ese momento eras especial —Le dijo para después voltear el rostro —Adiós, Pedro —Dijo para continuar caminando.

El corazón de Miguel iba a un ritmo rápido, no diré que iba a trecientos por ciento ya que no era así, solo era un ritmo más rápido de lo normal... Llego a la plaza y vio a aquella persona sentada en una banca con una de sus manos en la chaqueta y con la otra jugueteando con el pelo de un perro.

—Ey, hola —Llamo la atención y la persona lo miro.

—Hola, cielo —Saludo Anna levantándose y acercando sus labios a la mejilla de Miguel, como era habitual en sus saludos.

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