capíтυlo 31

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El alto hombre caminó por los pasillos de aquella fábrica abandonada. Recordaba que cerró justo cuando su hijo menor cumplió tres años y al quedar cerca del instituto. Había sido todo muy oportuno y le había venido como anillo al dedo, pues la mayoría de las reuniones se hacían allí.

Era completamente seguro, pues ¿quién vendría allí? Tendrían que ser personas que se habían perdido por el bosque, y aunque llegaran, huirían de inmediato al ver la siniestra construcción.

También tenían cámaras y un fuerte sistema de seguridad en el caso de que hubiera entrado un intruso del bando enemigo.

Se paró y pasó su tarjeta plateada por un aparato que había en la puerta. Ésta se abrió, dejando a la vista una habitación completamente nueva que no tenía comparación con el resto de la destrozada construcción. La estancia era pequeña, de paredes oscuras y con luces tenues que le daban un aire misterioso a los rostros de las personas que rodeaban la mesa de madera. Sobre ella había papeles, pero no tan importantes como los que tenía en su maletín.

Sonrió cuando los ojos de todos estuvieron sobre él. Ser el centro de atención era una de sus cosas favoritas.

—Has tardado lo tuyo en venir, Jangsuk. —Gruñó uno de los hombres que había allí.

—Ya sabes que lo mejor siempre se hace esperar, Jung. —Fue avanzando hasta su sitio, justo al comienzo de la mesa, y dejó el maletín plateado con aires de superioridad.

—Parece que a alguien está muy subidito hoy. —Murmuró Wendy lo suficientemente alto como para que Jangsuk la escuchase.

—¿Y cuándo no lo está? —Se rió Joy ordenando unos papeles.

—Deberíais aprender a cerrar la boca o…—Amenazó el director de Komorebi, quien estaba perdiendo su buen humor inicial.
—¿O qué? —Los ojos marrones de la mayor brillaron con un aire retador. —Puede que te creas el mejor de aquí, Jeon. Pero tienes que saber que no les tengo miedo a tus nubecitas de oscuridad.

—¿Esto es porque aún estás resentida conmigo por no poder haberte hecho cargo de la misión de Jimin? —Una expresión malvada se instaló en su rostro. —¿O es porque maté a tu hermana el día de La Traición?

Los ojos de Wendy adoptaron un fuerte tono verdoso cuando escuchó salir de sus labios aquel recuerdo que le quemaba por dentro. El suelo de la habitación fue atravesado por unas gruesas ramas también verdes que fueron directas a Jangsuk. Rodearon sus muñecas, después su tronco, y finalmente su cuello.

—Como vuelvas a nombrar a mi hermana vas a lamentarlo mucho, Jeon. Podría dejarte sin vida con solo mover un dedo. —Sus amenazas solo consiguieron que él se riera como un desquiciado.

Le encantaba ver cómo la gente perdía los estribos con unos simples comentarios de nada.

Una mano delicada le dio un apretón en el hombro. Era Joy, quien la miraba angustiada. —Unnie, cálmate, por favor. Hemos venido aquí para hablar, no para pelear.

Con sus palabras, volvió a la realidad. Por un momento se había evadido completamente y se había dejado llevar por sus sentimientos. Vio a sus compañeros intentar bajar a su amigo de la silla que había comenzado a subir debido a que las plantas seguían creciendo. Con un chasquido, hizo que desaparecieran lentamente y el director volviera a tocar el suelo. Él no le dijo nada, unas miradas bastaron para dejar claro que ni se hablarían.

—Bueno, creo que ahora que estamos más tranquilos, podemos comenzar. —Habló el profesor Jung muy solemne. —¿Algún avance o detalle que debamos saber?

Song levantó la mano un poco dudoso. —Ayer mis agentes encontraron muerto al espía Shin en medio del bosque. A cinco kilómetros de su instituto.

Find your magic 〄 yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora