42. Este año ha sido extraño

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-Tenemos sueño, Jack.- habla adormilado Dylan.

-Si, es el último día del año.- le sigue su hermano.

-Tu novia ha dicho que como no bajes en un cuarto de hora te quedas sin besos hasta marzo.- el Clifford mayor se levanta de un salto.

-Y por eso mismo hay que aprovechar todas las horas.

-Puff, yo por nada del mundo me levanto tan pronto.- James se acomoda bajo sus sábanas.

-A la propuesta de Emma se han sumado Nicky, Riley, Sophie, y por supuesto, Ellie.- todos incluyendoa a James se levantan de un salto corriendo para adecentarse. -¿Tú no piensas levantarte, hijo?

-A mí no tienes con que chantajearme, no tengo novia.- alza una ceja.

-También lo han tenido en cuenta, y si no bajas ninguna te hablará, nisiquiera te mirarán, entre ellas tus propias hermanas y Emily.

No me jodas.

Pongo cara de horror y resoplo.

-¿Enserio?

-Yo que tú no las pondría a prueba.

-Agh, me chantajea aún dejándome en la friendzone.- al escuchar eso todas las miradas caen sobre mí en un segundo.

-No me lo creo, ¿te has declarado a mi melliza?- aprieto mis labios ignorando los 6 pares de ojos observándome.

-No...- levantan sus cejas sincronizados. -¡Tal vez!

-¿Te rechazó?

-No directamente, pero es que mi declaración tampoco fue muy directa.- me miran sin entender.

-Hijo, te explicas peor que yo.

-¡Fue algo así!

*Flashback*

Jueves, 28 de diciembre.

-Los siguientes en tener sus 7 minutos en el paraíso son... ¡Edward y Emily!- exclama la voz emitida por la app que ha descargado James para distraernos. Nos miran con una sonrisa pícara.

-¡Esa máquina está trucada!

-No te excuses y vete al armario de una vez, Em.- Nicky nos empuja hacia el "paraíso".

Una vez en el armario cierran la puerta con llave y escuchamos como empieza a contar el cronómetro.

Este armario es el espacio más reducido de la mansión, se usa para guardar los productos de limpieza y es tan pequeño como un váter portátil. Nuestros cuerpos están pegados, tanto que con inclinar unos centímetros mi cabeza la besaría.

-Nunca he sentido mi espacio personal tan invadido.- bromea la rubia en voz baja puesto que afuera se escucha todo.

-Hemos estado más cerca las veces que nos hemos besado.- susurro pícaro bajando un poco mi cabeza. -Cuando el otro día fuimos a aquella pastelería, el hombre que la atendía me felicitó por tener una novia tan guapa.- la sangre sube a sus mejillas.

-¿Qué le dijiste?

-Que tenía toda la razón del mundo.- ríe y siento como pasa sus brazos por mi cuello.

-Dos personas como tú y yo no son novios.

-Dos personas como tú y yo formarían una bonita pareja.

-Dos personas como tú y yo están bien como amigos.- me da un beso en la mejilla.

-Pero, ¿y si una de esas personas no quisiera al otro como su amigo?- se tensa.

Gracias a una mudanza Where stories live. Discover now