Emily Miller, una chica generalmente loca, además de, atrevida, impusiva, dulce, sarcástica, melodramática, divertida y tierna, claro, solo con la buena gente, con las que no, se llegará a convertir en su peor pesadilla.
Pero, ¿y si apareciera algu...
Llegamos al garaje donde se encontraban todos los coches y me dirigí hacia el mío que relucía entre todos.
Cuando nos encontrábamos enfrente de éste, Emily abrió los ojos tanto que parecía que se le iban a salir de su órbita y yo simplemente sonreí.
-¿Este es tu coche?- dijo aún sin creerlo.
-Si. Te presento a mi Ferrari 458 Spider, el más rápido y reluciente de 2017.
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-Woooooow, parece de oro.- dijo contemplando el coche maravillada haciéndome soltar una carcajada.
-Me alegro de que te guste, sube.- le abrí la puerta para que entrará y ella pareció pensárselo. -¿Qué pasa? ¿No quieres ir en coche?- pregunté confundido. Ella negó y yo fruncí el ceño.
-No es eso, es solo que parece tan nuevo y reluciente que me da miedo montarme porque me da la sensación de que con cualquier cosa que haga se estropeará.- yo reí y negué divertido.
<<Tú hoy estás muy risueño, parece ser>>
Si, y tú muy irritante, anda déjame.
<<Siempre huyendo de mí...>>
¡Agh, estúpida conciencia!
-Créeme que por más torpe que seas no le va a ocurrir nada, móntate tranquila.- contesté divertido. Emily entrecerro sus ojos en mi dirección y se montó no muy segura por lo que solté otra carcajada. Doy la vuelta y me siento en el lugar del conductor.
-Ponte unas gafas de sol, vamos a deslumbrar a todos.- digo como si estuviera en una película seguido de ponerme unas haciendo que ambos ríamos mientras arranco.
-¿Dónde iremos?- pregunta tras un rato conduciendo en el que solo cantaba las canciones que ponían por una emisora de radio haciéndome reír por sus "cantos angelicales" como ella los había llamado antes.
-A desayunar.- digo obvio. Ella me da un pequeño golpe en el hombro divertida provocando mi risa.
-¿Enserio? No lo sabía.- ironiza. -Me refiero a que a dónde me llevas. Estás conduciendo desde hace un buen rato, lo que significa que debe estar lejos así que exijo que me lo digas.
-Secreto.- canturreo divertido.
-¿Me vas a secuestrar?- pregunta sarcástica.
-No, tus órganos no valdrían demasiado en el mercado negro, eres muy flaquita.- bromeo haciendo una mueca mientras ella me fulmina con la mirada. Yo solamente puedo reír.
10 minutos más por la carretera y llegamos al sitio que quería enseñarle. Aparco y me bajo a la vez que ella.
-Ven conmigo.- cogí su mano tirando ligeramente de ella para llevarla hacia cierto sitio.
