28. La Sentencia De Muerte

58 6 0
                                    

POV Ellie

La canción que suena termina dando comienzo a una lenta.

Miro a Emily y ella me sonríe para que no me desespere -aunque ya me haya desesperado- así que para no preocuparla yo intento devolverle la sonrisa, pero solo consigo una mueca.

Justo en ese momento siento una mano en mi hombro haciendo que me gire sobresaltada encontrándome a un chico castaño.

-¿Te he asustado? Discúlpame, yo solo quería invitarte a bailar esta lenta, así que... Bella dama, ¿me concedería este baile?- le dirijo a Emily una rápida mirada sonriendo emocionada y seguidamente vuelvo la vista al chico haciéndome la desinteresada.

-No tengo nada mejor que hacer... Será un placer.- nos sonreímos y yo me levanto con su ayuda.

El chico que no consigo reconocer aunque me suena una barbaridad rodea mi cintura por detrás dirigiéndonos a la pista de baile donde rodeo su cuello con mis brazos y él mi cintura. Ambos nos miramos a los ojos y bailamos lentamente al compás.

-Me suenas mucho, sabes... - murmuro cerca de su rostro.

-¿Enserio? Pues tú me sonabas tanto que tras observarte un poquito más me di cuenta de quien eras.- responde en el mismo tono que yo.

Sé perfectamente que no puede ser un desconocido porque me siento muy tranquila junto a él y no me preocupa para nada la posibilidad de poder romperme la otra pierna, ya que también me hace sentir segura.

-¿Enserio? ¿Quién soy?

-No te lo diré hasta que no adivines quien soy yo.

-Ahh... Pues ya lo sé.

-Tú dirás.

-¡No, tú primero!

-Eso es que no lo sabes.

-¡Si que lo sé!

-Entonces dímelo.

-Vale, no lo sé.- ríe sonoramente.

-Como soy buena persona te daré una pista.

-¿Qué pi...?- soy interrumpida por sus labios que chocan suavemente contra los míos.

Me apega un poco más a él agarrándome con firmeza pero delicadeza de la cintura para que no me resbale. Yo subo mis manos hacia su cabello para revolverlo. Nuestras labios se mueven lentamente y de repente, al acariciar su tan característico pelo, doy con la clave...

¡OH RAYOS, NO!

Me separo bruscamente de él mirándolo con los ojos como platos.

-Ya has descubierto quién soy, ¿cierto, castañita?

-¿¡Por qué diablos me has besado!?

-Era tu pista.

-¿¡QUÉ CLASE DE PISTA ES ESA!? ¡Maldita sea, James, tú y yo somos mejores amigos, no nos besamos!

-Tres palabras: nuestro primer beso.- recuerda.

-¡Fue un reto de la lunática que tenemos como mejor amiga!

-Bueno, da lo mismo. No me digas que no te ha gustado porque me has correspondido.

-¡Eso no importa! ¡QUE SOMOS MEJORES AMIGOS! ¡NO NOS BESAMOS Y PUNTO!

-Está bien, está bien, cálmate, cielito.- me sonríe como solo él sabe y en ese momento sé definitivamente que ya no tengo escapatoria.

-En un rato nos vemos, debo ir a buscar urgentemente a Soph.- cojo mis muletas y a la máxima velocidad que puedo me dirijo hasta la rubia, que al ver mi cara se disculpa con el rubio que aún bailaba con ella y vamos juntas afuera.

Gracias a una mudanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora