#27

118 22 1
                                    

Willow

Cuarenta y ocho segundo más y serán las cinco en punto. Estoy afuera del laboratorio de química, esperando algo, pero sin saber exactamente el qué.

Solo tengo que empujar la puerta, cruzar el laboratorio hasta el fondo, y entrar al baño.

Ahí debe estar ese chico.

Tesla.

Dijo que llegaría antes.

Me pone nervioso el hecho de hablar con él a solas a pesar de que he sido yo quien le pidió que hiciéramos esto de nuevo.

Honestamente no sé en qué demonios estaba pensando.

De hecho, no sé en qué demonios pensaba también ese día que le di mi suéter. Las manos me temblaban, y estaba seguro de que de haber continuado ahí otro momento más habría tenido alguna especie de colapso nervioso o tal vez apoplejía.

Si Tesla hubiese abierto esa puerta no estoy seguro qué habría sucedido.

Tal vez lo hubiese golpeado y luego huido.

O tal vez sí habría tenido esa apoplejía y me habría desmayado.

O no sé.

Conocer a Tesla implica muchas cosas. Me refiero a conocerlo en persona. Así al menos por mensajes y llamadas él no mira cada cosa mala en mí; cada jodido defecto que tal vez le desagrade, porque... ¿quién querría ser amigo de alguien que es más miedoso que un ratón?

Mamá dice que el miedo solo nos dice que debemos de tener cuidado. A veces creo que el mío es en extremo un sentimiento autoprotector.

Hasta ahora, Tesla Boham es el único que parece querer ser amigo de alguien así. Aunque desconozco realmente si es ese rasgo tan gallina que tengo lo que no me deja tener amigos o si es que algo de mí en particular es lo que le desagrada a la gente, o ambas cosas. Incluso para averiguar eso me lo pienso dos veces, y cuando estoy cerca de una conclusión me invade el pánico de una respuesta desagradable por lo que termino por no concluir nada.

Supongo que todos tenemos algo malo de todas maneras, así que no debería de acomplejarme. Aun así, resulto ser un hipocondriaco que cree que va a arruinarlo todo, y es porque generalmente sucede.

Abro la puerta del laboratorio y me encamino hasta el fondo. Entro al baño, no sin antes respirar hondo y sacudir mi cabeza para despejarla de malos pensamientos. No quiero nada pesimista justo ahora. Si no me convenzo de que todo saldrá bien, entonces terminaré por huir.

—¿Tesla? —pregunto en voz alta desde la puerta. Él me responde de inmediato.

—Aquí, en el tercer cubículo.

Me encamino hasta donde él me indica.

Estoy realmente nervioso. Tanto como la otra vez y tal vez más. La ocasión anterior ni siquiera estaba pensando, pero ahora... bueno, ahora la cosa es distinta porque esto es como una especie de acuerdo.

Me detengo frente a la tercera puerta y me quedo ahí, parado, sin decir ni hacer nada. Así permanezco por un rato, únicamente respirando porque no necesito pensar que debo de hacerlo, sino porque se hace solo.

Comienzo a creer que esto ha sido una mala idea. Ni siquiera sé qué decirle. Es más, ni siquiera sé realmente para qué hice que viniera si no tendría algo sustancial que poder compartir con él.

¿En qué demonios estaba pensando?

—Hola —dice luego de un rato, rompiendo el silencio.

Su voz me hace pegar un respingo del susto. Él se aclara la garganta y vuelve a hablar.

El universo que llevamos dentro (En corrección)Where stories live. Discover now