Parte 3.

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Se despierta en medio de la noche y lucha con sus párpados, que parecen pesar al menos media tonelada. Un repugnante sabor a algo amargo se asentó en su boca, y Byun se sienta sobre la cama, sosteniendo su cabeza. Era como si alguien le hubiera golpeado el cráneo con algo pesado, y Baekhyun apenas emite un gemido, dolorosamente entrecerrando los ojos. Poco a poco, su vista se acostumbra a la oscuridad, y distingue un vaso de agua que estaba sobre la mesita de noche y una pequeña caja de analgésicos. Byun toma el vaso y se regocija de felicidad cuando un líquido frío fluye por su esófago. Toma la píldora y exhala, sintiendo que el dolor de su cabeza se amortigua ligeramente, y experimenta una increíble gratitud hacia quien haya dejado la medicina ahí.

Si fue Yifan, o Luhan, o lo más probable, Chanyeol, relamente no importaba. Se levanta de la cama, porque, a pesar del analgésico, sigue sintiendo un leve malestar. Se tambalea hasta la puerta, apoyándose sobre la pared y sale de la habitación. Sería deseable beber algo frío, agua o whisky, lo que ayude a lidiar perfectamente con las consecuencias de un día tormentoso.

Afuera de su habitación, Jongin duerme, con la cabeza apoyada en el respaldo de la silla. Parece completamente indefenso y pacífico, pero en cuanto Byun pisa el umbral, abre los ojos instantáneamente y desenfunda la pistola de su cinturón. Baekhyun levanta las manos y suavemente susurra:

–Duerme, Jongin. Sólo voy por un vaso de agua.

Kim se relaja y vuelve a colocar el arma dentro de su estuche. Byun camina de puntitas por el pasillo, sintiendo la desagradable sensación de su garganta seca. Había personas que podían beber hasta hartarse sin consecuencias, como, por ejemplo, el mismo Yifan, que bebía unas cuantas botellas de alcohol japonés y permanecía incluso más alerta, pero, por desgracia, Baekhyun no era así.

El alcohol en sí, no le producía ningún placer, sólo una ilusión imaginaria de alivio y una neblina en su mente, que le hacía sofocar todos los pensamientos tristes y sin esperanzas, dando paso absoluto al vacío. Byun odiaba estos sentimientos, pero deshacerse del hábito de emborracharse no estaba en sus planes.

Se pasa la biblioteca de su padre, más allá de la sala del comedor estilo japonés, donde a menudo se llevaban a cabo las reuniones de los yakuza, pasa las salas de entrenamiento, donde los perros de su padre se ponían en forma. Baekhyun aborrecía todos esos salones y simuladores, no podía soportar el frío acero de todas esas katanas y cimitarras, con las que cargaban a diario los bien entrenados guardaespaldas.

Baekhyun se inclina hacia atrás contra una pared, respirando profundamente y sintiendo náuseas agudas. Quería llegar a la cocina lo antes posible, y quizá pedirle a la criada un par de pastillas más. Suspira con cansancio y de pronto oye un ruido desde una de las puertas de las salas. Por alguna razón, su corazón se comprime por un presentimiento extraño, y Baekhyun piensa que probablemente uno de los tipos se encontraba entrenando. Nada que le interesara, pero su mano misma se extiende hacia la manija de la puerta y, al congelarse, presiona suavemente contra la superficie lisa.

Él, sigilosamente, se adentra por un estrecho espacio. La presión se hace más fuerte, y Byun deja la puerta entreabierta, mirando a sus espaldas. La sala no se ilumina, pero a através de las grandes ventanas, la luz brillante de la luna penetraba en el salón, iluminando una figura alta y de hombros anchos.

El extraño tenía músculos fuertes, y por toda su apariencia parecía un animal furioso. Baekhyun siente que su boca se llena de saliva y tragando ruidosamente, mira en silencio al hombre que, alzando con sus manos una katana afilada, rebana hábilmente uno de los maniquíes.

Tiene el cabello corto y oscuro, un cuello largo, y toda su apariencia parecía vagamente familiar. Había algo irreal en él, piensa Byun, encantado mientras veía los movimientos precisos de las manos del hombre. Este se da vuelta bruscamente, y Baekhyun exhala con nervios: un enorme tatuaje con colores oscuros hace alarde sobre su amplia espalda. No se parecía al trabajo de cualquier tatuador. Estampados de piel de dragón, algunos símbolos y ornamentos orientales y un enorme tigre de bengala. Todos los socios de su padre debían llevar estos trazos sobre su piel, los cuales eran hechos por maestros expertos que plasmaban reales obras de arte.

En medio de todo el paisaje, se exhibía un enorme tigre como punto central del tatuaje, que parecía mirar a Byun a quemarropa, mostrando sus colmillos de manera amenazante. Estaba rodeado por grandes flores rojas, brillantes, inyectadas de sangre, y parecía como si las espinas de estas estuvieran a punto de dispararse, para darle paso al tigre, que saltaría sobre su cuerpo gruñendo de manera ensordecedora.

Era como una hipnosis.

El hombre atacó de nuevo, dando medio giro, y Baekhyun deslizó los ojos codiciosos sobre los músculos de los abdominales, siguiendo una ruta de vello fino que iba hasta el borde de los holgados pantalones deportivos negros. Su piel brillaba suavemente con la tenue luz de la luna reflejándose en su sudor. El deseo de acercarse y tocarlo se volvía insoportable, y Byun incluso dio un paso adelante, pero de repente el hombre, al parecer, detectó su presencia, girando bruscamente, exponiendo peligrosamente su katana.

Baekhyun traga nerviosamente y se aleja, el hombre da un paso adelante y la luz de la luna cae sobre él. El corazón de Byun se detiene de golpe. Después de todo, no había nadie más delante de él que Park Chanyeol, su jodido hermanastro, sosteniendo con fuerza la espada y mirándolo fijamente con sus ojos oscuros. Se sentía el calor ardiente emanando de su piel húmeda, sin un rastro de su serenidad y suavidad habituales, mirando a los ojos de Byun como un depredador, casi como el tigre tatuado en su ancha espalda.

Parecía que Baekhyun debía de escapar antes de que Chanyeol lo hiciera pedazos y se lo tragara. Involuntariamente, retrocede, ya que no estaba acostumbrado a tal imagen de Park, que parecía peligroso y salvaje. Byun miraba su pecho amplio y musculoso, que se elevaba lentamente al ritmo de la respiración.

Él teme de Chanyeol, y le hace sentir una extraña necesidad de obedecerlo. Park lo escudriña, sus ojos negros se expanden bruscamente y se encienden, para luego difuminarse y convertirse en sus habituales orbes marrones familiares y gentiles. Con la mirada de un perro manso, se convierte en una fracción de segundo al habitual sumiso hermano menor.

–¿Qué ocurre, Baekhyun-hyung? —pregunta Park, soltando la katana, que cae con un ruido metálico en el suelo, y sonriendo, da un paso hacia él— ¿Buscabas algo? ¿Aún te sientes mal? ¿Quieres que te lleve a tu habitación?

Baekhyun aborrece su forma vil de sonreír y actuar como un idiota, odiaba sus orejas prominentes y el cabello negro despeinado. Pero ahora, por alguna razón, toda su atención se centraba en las manos fuertes de Chanyeol, en sus tatuajes, y en su cuerpo bombeado. Park Chanyeol, que hace un minuto pudo haber triturado sin piedad a cualquiera, ahora se mostraba tranquilo. Baekhyun niega con la cabeza, tratando de hacer frente a la situación.

–No, —murmura, haciendo una mueca de desprecio y retrocede— yo ...deambulaba y terminé aquí, me iré a la cama ...

Chanyeol gritó detrás de él con preocupación, pero Baekhyun ya se había alejado huyendo de la sala, exhalando furiosamente y tratando de soportar el calor creciente en su cuerpo. Ante sus ojos sólo aparece la imagen del torso desnudo de su medio hermano, su aliento se pierde, y las náuseas y el dolor de cabeza retroceden, porque Baekhyun olvida los síntomas de su resaca.

Corre a lo largo del pasillo y, en cuestión de un segundo, está fuera de su habitación. Jongin lo mira con ojos soñolientos y perplejos, pero Byun no le presta atención y entra corriendo rápidamente al cuarto, cerrando la puerta detrás de él. Se arroja a la cama y, respirando pesadamente, cierra los ojos con fuerza, tratando de desvanecer la brillante imagen de Chanyeol, de ese maldito bastardo que simplemente no podía ser así. Fuerte, valiente, peligroso y verdaderamente atractivo.

Lanza un sordo gemido y se da cuenta de que por primera vez en años, no le había dicho a Chanyeol cuánto lo odiaba cuando lo vio. Sus piernas temblaron, y un intenso dolor en la ingle se presento de la nada.


***

Lurk | ChanBaek Historia CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora