Capitulo 29 -Sabotaje.

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—Oh, Val, no lo sé. A mí tampoco me han llamado.

—Es una pena —comentó Valeria. Notó en Sabrina nerviosismo—. ¿Estás bien?

—Sí, Valeria, cállate ahora que nos llamarán la atención.

Valeria volvió a sentarse bien y se quedó mirando fijamente la cabeza de Sabrina. Estaba segura de que ocultaba algo. Estaba más que segura que Sabrina los había saboteado a los dos. Pero aún Valeria tenía tiempo. Solo tenía que conseguir dinero para ir a la capital ella sola.

Tuvo miedo. La gran capital. Ha escuchado a todo el mundo decir que es la gran metrópolis, con plazas tan grandes como una manzana completa; también le habían dicho que tenía grandes edificios de hasta veinte pisos o más. Que había mucho tráfico, muchas personas, mucho peligro, muchos atracadores atraídos a la carne fresca de los que visitan la capital por primera vez y no saben transitar en ella. Estafadores que cobran más de lo normal por un paseo en taxi.

Dejó salir el aire. Si esperaba ir a estudiar a la capital necesitaba aprender a desenvolverse sola.

Ahora solo necesitaba el dinero y recordó que ya no tenía trabajo. Y no se lo había dicho a su mamá. Todas las tardes iba a la casa de La Sombra pero a veces él no estaba ahí, y cuando estaba, se la llevaba consigo a sus extraños asuntos.

Al menos sus amigos sabían que ella era su novia.

—¿No vas a escribir? —preguntó Carolina a Valeria al notar que no copiaba las preguntas que la profesora escribía en el pizarrón.

Despertó y se puso a escribir.

***

Conseguir el dinero era realmente difícil. No lo pudo conseguir. Así que una de las noches que fue hacia donde Ben, mientras estaban acostados boca arriba Valeria se volteó y le pidió.

Él acarició su cara.

—¿Tu sola?

—Por favor.

Él lo pensó un poco.

—Eso ni siquiera te da para volver.

Le había pedido quinientos pesos.

—Para ir a la capital tendrás que tener como tres mil pesos. Y no te puedes ir a las ocho porque llegaras a mediodía. Si tú quieres llegar temprano tienes que estar despierta a las tres de la mañana y conseguir que alguien te lleve a la parada a las cuatro para estar allá a las ocho y que puedas llegar a la UDA a tiempo para la entrevista a las nueve y media.

Todo fue un total enredo.

—No tendría para pagarte tanto dinero porque no estoy trabajando. Y si lo acepto así nada más me voy a sentir mal.

Ben se alzó de hombros.

—Soy tu novio, no te puedes sentir mal porque te dé dinero.

—No lo sé. De verdad.

Ben exhaló ruidosamente.

—Voy a dejar que me pagues cuando consigas trabajo.

Valeria se estrujó la cara.

—Muchas gracias, Ben. —Su voz se escuchó como si estuviera a punto de llorar. Ben la atrajo para abrazarla—. Cada vez que te quiera decir esas dos palabras, ¿cómo debo de hacerlo?

—Te quiero —respondió Ben.

—Pues te quiero mucho, Ben. En serio. Yo nunca te dejaría. Nunca me dejes tú, por favor. Promételo.

—Te lo prometo.

***

Valeria estaba recogiendo su cabello en una cebolla cuando tía Victoria salió de la despensa. Era su turno de pasar un poco de tiempo con su tía más cercana. Ella vivía lejos de ellos, en un apartamento de lujo con su esposo, de origen extranjero.

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