Capitulo 10 -Su olor.

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Ben no dejó a Valeria tocar el piso hasta que llegó a su casa. Valeria no habló y su labio estaba temblando. Su olor, juraba que lo había olvidado. Pero no, seguía siendo el mismo, no quería soltarlo nunca.

Él la llevó a su habitación de baño y quitó su ropa. Otra vez vulnerable en frente de él. Ni siquiera podía articular palabra y preguntarle que qué estaba haciendo o qué pretendía hacer con ella.

No, no quería hablar, porque no quería detenerlo.

Echó a Valeria a un lado y abrió la llave de la ducha. El sonido del piso de la bañera golpeado por el agua llenó el lugar. Volvió a estar frente a ella y levantó con el dedo índice su barbilla, examinando su rostro. Valeria no sabía qué miraba hasta que descubrió que solo buscaba los daños en su cara. Los arañazos eran leves pero la piel estaba roja, y su labio se había hinchado por el primer golpe que Ana le había propinado. Tocó el labio con su dedo, Valeria hizo una mueca de dolor.

—Perdón —murmuró.

—Creo que debo irme. —Valeria negó con la cabeza. Ni siquiera sabía por qué Ben la había traído hasta su casa. Incluso la había tocado cuando la cargó. Perdió la apuesta.

Ben la ignoró, se quitó su polo shirt.

—Es en serio, debo irme. —Caminó a la puerta, con los ojos casi cerrados. ¿A dónde iba sin su ropa? Es que quería que él la detuviera. Él así lo hizo, la agarró por la cintura y la volvió a poner en su lugar.

—Shh. —Le pidió. Empujó a Valeria hacia la bañera, y ella se devolvió y chocó con él, porque el agua estaba demasiado fría.

—El agua fría hará que no te duela nada. —Pasaba sus manos por la cara de ella y por su cabello, tratando de borrar lo sucedido—. Va a congelar todos tus sentidos.

—Es tarde, me duele todo —le respondió.

Ben se echó hacia atrás y se quitó la ropa que le quedaba. Después, empujó a Valeria debajo de la llave, y gradualmente, su cabello y el de ella se iban mojando. Valeria cerró los ojos porque no sabía hacia dónde mirar.

—¿Por qué la chica me golpeó? —Valeria hizo una mueca de dolor, el agua ardía en algunos arañazos. En especial en los que había en el brazo.

La Sombra sonrió de lado, parecía orgulloso.

la golpeaste a ella.

—Yo solo me defendí —contrarrestó abriendo los ojos.

—Valeria... —suspiró Ben cerca de sus labios, ella se sintió como si se derretía. No la había dejado de mirar pero había guardado su espacio—, ¿puedes perdonarme y volver?

Valeria puso los labios en una línea de recta, se olvidó de su condición y lo abrazó. Pensó que nunca harían las paces. Ella realmente lo necesitaba, lo extrañaba, no lograba hacer nada bien.

Lamentablemente, La Sombra era un vicio que Valeria no podía dejar. Cerró sus ojos y mordió su labio mientras lo abrazaba. ¿Por qué a veces las cosas debían de ser tan difíciles?

—Esta noche puedo abrazarte hasta que te quedes dormida. —Le devolvió el abrazo, Valeria se quedó con su cara apoyada en el hombro de La Sombra mientras sentía las gotas de agua caer por su espalda—. Es para que veas que no solo quiero sexo de ti.

—Aunque quisiera, tengo que volver a casa. —Valeria respondió dejando de abrazarlo, pero mantuvo las manos en su cuello y mirándolo a los ojos.

—¿Vas a volver sola?, ¿y si la chica te está esperando...?

—No tengo a nadie que me lleve, y en serio debo volver a casa.

Alguien tocó la puerta, lo hizo bastante fuerte. Ben miró a un lado. Bufó y salió de la ducha. No tuvo tiempo para secarse y se volvió a poner la ropa que tenía. Le pasó a Valeria su toalla.

NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora