Capitulo 18 -Persona favorita.

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Persona favorita

Era lunes, el primer lunes de febrero exactamente, y tenía que levantarse de la cama. Apenas eran la seis y veinte minutos, pero si le sumas todo el tiempo que se toma alistar a los niños, está tarde.

El problema es que Valeria no se quiere levantar a bregar con ellos. Realmente está cansada y no tiene ánimos ni siquiera de ir a la escuela. Hay que suponer que los sentimientos encontrados por la actitud confusa de Ben y su negación a hablar de su mamá o de su consumo de drogas, la fatiga. Porque realmente se preocupa por él.

Cada día, una persona promedio elige algo por lo cual estar entusiasmado todo un día completo. Unos, por ejemplo, porque verán su serie de televisión favorita a las siete, esto puede hacer que pasen todo el día pensando en qué pasará en el próximo capítulo, corren a su trabajo o escuela, aguantan el sol y a las personas molestosas que hablan demasiado, comen con ánimo, se bañan, se visten, y al final, ven su serie de televisión favorita. Y no les importa qué tan mierda haya sido el día, valía la pena porque llegaba la hora de ver su cosa preferida.

Ben era su persona preferida. Así como algunos deciden levantarse por una novela, por comer algo, por un nuevo proyecto o por ir a jugar pelota, Ben era su motivo. Porque pensar en él era placentero, y a la vez agotador, y confuso.

No puede negar que ama esto. Está enamorada de estar enamorada de Ben, y le tiene sin cuidado que opinen los demás o de que tan mal se vea. Nunca iba poder a complacer a todos.

Ya está en el colegio, se acomoda su bolso en el hombro y alguien la alcanza. Es Sabrina, quien le sonríe.

—Oye, Valeria... ese chico que te vino a buscar, ¿quién es? —Su sonrisa aún no se borraba.

Casi sonríe, pero se mantuvo.

—Es vecino.

—Está muy lindo. —Abrió la boca grande con una sonrisota, Valeria siguió caminando y Sabrina lo hacía a la par con ella—. Tiene lindos músculos, y la apariencia de alguien que siempre anda sospechoso, yo ya te había dicho: Quiero. Con. Él.

—Oh ya.

—Pero, por lo que vi y lo que contó el baboso con quien algunas veces te juntas...

—¿Quién?

—Freddy —volteó la cabeza—, y por lo que oí de él, están juntos.

—¿Te dijo eso?

—Ajá.

Se quedaron en silencio, llegaron al aula, Valeria entró y colocó su bolso en la primera butaca vacía que vio adelante. No le gustaba sentarse atrás, creía que era para personas que no iban a estudiar, y ella tenía que estudiar obligatoriamente para mantener su beca.

—¿Entonces...? —le preguntó—, ¿son o no?

—Hasta ahora es un amigo, pero anda detrás de mí.

—Oh, Dios —chilló.

Valeria no compartió su entusiasmo, que ella sepa, hace una semana no le hablaba, y ahora, porque lo ha visto con él, ¿le habla?

—No es del otro mundo.

Si lo era, ¿pero para qué decírselo a ella?

—Carolina, Naomi, y yo, haremos una pijamada mañana, ¿Qué tal si vas? Hablaremos de muchas cosas.

No podía mentir, ya las estaba extrañando y Freddy se había vuelto un poco insoportable con sus preguntas sobre La Sombra y sus constantes e inapropiados celos. Valeria no entiende cómo es que la gente toma la confianza tan rápido.

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