Capitulo 28 -No te amo.

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No te amo

La puerta sí estaba abierta. Pero la casa se sentía muerta. La luz de la cocina estaba apagada y la puerta de su cuarto estaba cerrada. Valeria respiró profundo y tocó la perilla de la puerta del cuarto. Antes de darle vuelta, en la penumbra de la sala, decidió recordar por qué había vuelto.

Necesitaba saber si estaba bien. Era solo por eso. Iba a ver si él estaba bien y entonces después iba a seguir con su vida normal que no era normal.

La giró y al principio no vio nada. Lo primero es que la puerta del baño estaba cerrada y la luz prendida, pero solo filtraba por debajo y encima de la puerta; una de las ventanas estaba abierta y el aire acondicionado, apagado.

Ben estaba sentado en el suelo mirando a un punto fijo. El cuarto olía a jabón de leche como si él se acabase de dar un baño. No levantó la vista cuando Valeria entró al cuarto. Solo se quedó quieto, mirando a ninguna parte.

Valeria se iba a sentar junto a él, pero se dio cuenta de que no era apropiado. Se sentó en el borde de la cama y esperó.

Pero él no habló.

—Desde que me enamoré de ti lo que siempre quise fue que todos lo supieran, pero Ben, no me refería a eso. Todos te miraban, y me miraban a mí. Es horrible ser el blanco de las críticas. Es horrible sentirme así, porque yo realmente si...

—Una vez tuve un problema en la escuela —Ben empezó a hablar con voz ronca. En realidad sabía que Valeria iba a repetir que lo amaba y él no quería eso—, cuando volví a casa mi mamá me dijo que todo estaba bien y que no tuviera miedo de ir al colegio al otro día. También me dijo que me amaba con todas sus fuerzas, ¿sabes que pasó al otro día?

Valeria no tenía idea.

—Entré a la habitación de mis padres y como no la encontré y el piso de la habitación estaba lleno de agua, entré el baño y vi el brazo de mi mamá hinchado y morado por el agua. Tres semanas después mi papá me dijo que mamá estaba en un mejor lugar, y que yo era lo único que le quedaba. Y que me amaba con todo su ser, ¿sabes qué hizo él?

Silencio de nuevo. Ben sonrió con tristeza.

—Eligió a la vieja esa en vez de mí y abandonó a su hijo con una drogadicta en la casa donde su madre se había suicidado.

—Ben... —Valeria trató de hablar.

—Unos meses después me enamoré de esa hermosa rubia, y pensaba que el amor era bueno, me dijo que me amaba aunque fuese un adolescente, y semanas después me confesó que era la mujer de Claudio, pero que aun así me amaba, y entonces se fue a vivir con él. —No dejó que Valeria pensara en una respuesta—. Me dijo que yo debía estar solo y se fue con ese hombre que después de unos pocos meses quería matarla y desaparecerla de la faz de la tierra.

Ben se pasó la mano por la cabeza rapada.

—Hace poco tiempo me enamoré de una chica del barrio, supe que las cosas iban en serio cuando la veía y me ponía nervioso. Pero no porque fuera un marica de esos que sienten mariposas, no, Valeria, sino porque esa linda chica estaba loca por mí y muy pronto me iba a decir esas dos malditas palabras. Y sabía que entonces se iba a ir de mi vida y me iba a dejar sin nada. Porque no puedo amar, Valeria, todas las personas que amo se van. Todas las personas que me aman se van.

—Yo sigo aquí. —Su voz salió muy fina.

—Pero te fuiste. Me mostraste por cuarta vez que no merezco ser amado.

—Lo siento, pero Ben yo...

—No te atrevas, Valeria, no te atrevas a decir eso de nuevo. Por favor.

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